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LA MUJER EN
ÁRABIA SAUDITA
El petróleo, la
riqueza y la abundancia no han cambiado la forma clásica de vida en los países
árabes.
Las costumbres
medievales, la intensidad religiosa y la vida del desierto han seguido
inmutables, aunque ahora se usen Rolls Royces en lugar de camellos.
Hace poco, un observador occidental se
horrorizó ante el castigo que recibieron dos hombres casados que cometieron una
violación: se les enterró de la cintura para abajo en la arena del desierto y
la multitud les tiró piedras hasta que murieron desangrados.
Otras historias
semejantes han puesto en evidencia que las relaciones entre hombres y mujeres
en Árabia Saudita son asuntos muy complicados, que no han cambiado en muchos
siglos. Pero no es la barbarie lo que dirige la vida y las costumbres, sino el
que interpretan las normas del Corán para que la mujer quede siempre en estado
de sumisión. La vida retirada y el velo que la cubre, que se instituyeron para
darle una vida un poco privada en un mundo muy libertino, se han convertido en
su propia cárcel.
Así, las leyes que
se aplican a los hombres y mujeres son distintas.
Por ejemplo, la poligamia es permisible
y normal en un hombre, pero inconcebible en una mujer. El hombre puede casarse
fuera de la fe islámica, pero una mujer moriría si lo hiciera.
Las mujeres no
pueden manejar automóviles, viajar sin permiso de sus esposo y aún así siempre
acompañadas.
No pueden
permanecer solas en compañía de un hombre que no sea de su familia, ni trabajar
con algo que las relacione con hombres. esto las excluye inmediatamente como
una fuerza trabajadora.
La educación está
totalmente segregada y sólo pueden recibir instrucción de otras mujeres.
Cuando hace pocos
años se abrió la primera escuela para muchachas, los fanáticos religiosos se
manifestaron por las calles en señal de protesta, igual que hicieron cuando
apareció el primer camión en el país, que quemaron inmediatamente. Sin embargo,
el incluir a la mujer dentro del sistema educativo, aún en forma segregada
tiene grandes implicaciones de cara al futuro.
Ahora es posible
ver mujeres que usan ropas occidentales para salir de compras sin que la
policía moral les pinte los brazos y las piernas en señal de protesta. En
algunas compañías; petroleras empiezan a trabajar mujeres
"occidetalizadas", pero curiosamente los hombres que se han educado
en países del Oeste son los más escépticos con respecto al papel futuro de la
mujer árabe. Según ellos la oposición social es demasiado grande y el fanatismo
religioso controla todavía la vida en general.
Uno de ellos,
educado en la Universidad de Chicago, y casado con una gringa comenta
"hasta ahora el impacto de Occidente en nuestra vida ha sido sólo
superficial. Si la influencia hubiera sido más profunda, se notarían cambios en
la vida y en las relaciones entre hombres y mujeres. Eso no ha sucedido".
Para nuestra
mentalidad occidental sería denigrante el tener que caminar varios metros atrás
del marido.
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