domingo, 19 de julio de 2015

Anéctotas (Charles Chaplin)


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ANÉCTOTAS DE 
CHARLES CHAPLIN


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Enrico Caruso
Durante una fiesta dada en Hollywood para celebrar su cumpleaños, Charles Chaplin divierte a los invitados remedando a maravilla personajes  conocidos.
Por último, canta magnificamente un ária de época italiana.
¡Señor Chaplin! -exclama mi hija entusiasmada. No sabía yo que fuera usted todo un cantante.
-Ni yo tampoco -contesta el actor-. En realidad, lo único que he hecho ha sido imitar a Caruso.
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Concurso
Durante la primer década del siglo XX Charles Chaplin ganó inmensa popularidad e infinidad de “Chaplinistas” recorrían los circos y teatros ganándose la vida al imitar al genio del humor mudo. Tantos imitadores llevaron a que se creara un concurso nacional en Estados Unidos en el que se premiaba a quien mejor realizara la imitación. 
Durante uno de sus viajes a San Francisco a Chaplin le llegó la noticia de uno de ésos concursos, y seducido por la idea se inscribió de inmediato.
  Increíblemente el resultado fue desastroso, no pasó de la primera ronda y los jueces le dieron una de las peores calificaciones de su tanda. 
En una entrevista realizada para el Chicago Herald el 15 de Julio de 1915 Chaplin relata la historia con gran ironía y comentó que fue: “tentando a darles lecciones de la “caminata de Chaplin”, por pena y también deseando ver la cosa hecha correctamente”. No obstante, para el jurado Chaplin no era suficientemente bueno imitando a Chaplin y el premio fue otorgado a un hombre de nombre Milton Berle.
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Remembranzas de Marcel Marceau
"Recuerdo que tenía cinco o seis años cuando mi mamá me llevó al cine a ver las películas de Charles Chaplin. Fue tan fuerte la emoción que ese vagabundo despertó en mí que rápidamente comprendí su sensibilidad. Imitarlo era un placer. Cada vez que lo hacía me transformaba en una especie de mini-Chaplin que divertía a quienes me veían. Puedo asegurar que no se trataba de una caricatura. Lo juro. El fue mi primer maestro, el que me empujó a la actuación. Su espíritu está presente en Bip, el personaje que creé a los 23 años. El tiempo quiso que Chaplin y yo nos encontráramos. Fue en 1967, en el aeropuerto de Orly. Yo viajaba a Roma a filmar Barbarella; él volvía a Suiza junto a su mujer y sus dos hijos más pequeños. Al verlo, una gran timidez se adueñó de todo mi ser. Me acerqué y nos miramos. El me reconoció e hizo que sus hijos me saludaran. Hablamos, compartimos anécdotas, le confesé mi profunda admiración y hasta me animé a imitarlo. El sonrió. Al despedirnos, le besé la mano, decidido a expresarle mi gratitud. Ambos teníamos lágrimas en los ojos. Sin palabras, en silencio, nos dijimos adiós." 
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