Ernest
Hauser
-¿Cuál
es la octava maravilla del mundo?
-¡Qué yo
sepa solo son siete!
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-Se
trata de la Capilla Sixtina del Vaticano, en Roma que es la principal atracción
del Vaticano.
-Durante
los meses de primavera y verano, no menos de 6,000 personas cruzan diariamente
sus puertas.
-La
Capilla Sixtina fue construida hacia 1480 como "capilla oficial
privada" del Papa.
-Todavía
se celebran en ella oficios religiosos varias veces en el curso del año y, cuando
muere un pontífice, es allí donde los cardenales de todo el mundo se congregan
para elegir a su sucesor.
-Se
supone que las dimensiones de la gigantesca sala (40 metros de largo, 13 de
ancho y 20 de altura) corresponden a las del Templo de Salomón.
-Fue el papa
Sixto IV quien decidió la construcción de la capilla que lleva su nombre; pero
correspondió a su sobrino, el papa Julio II, coronarla de gloria cuando, en el
año de 1508, pidió a Miguel Ángel Buonarroti que decorase al fresco la bóveda
del recinto.
-Las
estupendas pinturas que la adornan han sido aclamadas desde entonces por
sucesivas generaciones como una de las maravillas del mundo.
-Ya
Miguel Ángel, a los 34 años de edad, rudo e irascible, había alcanzado renombre
como escultor.
-Su Pietá
era muy admirada en la basílica de San
Pedro.
-Su
monumental David era el orgullo de
Florencia, su ciudad.
-Dicen los
cronistas que la idea de
encomendar los frescos de la Capilla Sixtina a Miguel Ángel, le fue propuesta
al Papa por los celosos adversarios del artista que daban por cierto su fracaso
en tal tarea.
-Como
muchos de los grandes gobernantes del Renacimiento, el papa Julio II veía en el
arte un medio de expresar la propia grandeza.
-Julio II
tenía una sensiblidad natural para descubrir el genio y, adivinando en Miguel
Ángel un talento hasta entonces
desconocido, forzó al escultor a dar a su arte una nueva dimensión.
-Artistas
anteriores, entre ellos Botticelli, habían decorado ya los muros de la capilla
con frescos que describían las vidas de Moisés y de Jesucristo.
-Miguel
Ángel emprendió la tarea de animar el abovedado techo del recinto con singular
entusiasmo.
-Comenzó
por observar que el complejo andamiaje proyectado para él por Bramante, el
arquitecto papal, nunca serviría a sus propósitos: los huecos abiertos en la
bóveda para asegurar las tablas con cuerdas, estropearían para siempre su obra.
-Miguel
Ángel impovisó entonces un adamio cuyo soporte principal estaba constituido por la cornisa de
mapostería que corría a lo largo de los muros y bajo la bóveda.
-Luego
obtuvo permiso del Papa para desechar el plan original (que era el de pintar
las figuras de los Doce Apóstoles) y remplazarlo por una composición original
suya que comprendería diversas escenas del Antiguo Testamento.
-Para
aprender la técnica de la pintura al fresco, pidió a algunos de sus amigos de
Florencia que fuesen al Vaticano para darle lecciones.
-Esa
técnica es muy intrincada. Sobre la superficie limpia y cubierta con yeso
húmedo, se traza el dibujo de la composición.
-El pintor
aplica luego los colores liquidos. Al secarse el yeso, una reacción química
liga sólidamente muro y pintura. Como el yeso debe permanecer húmedo mientras
se pinta sobre él es necesario preparar una nueva superficie para la tarea de
cada día y el artista debe pintar con trazos tan seguros como rápidos.
-El examen
minucioso de un fresco ya terminado, revela las "junturas" entre esas
tareas.
-Los
primeros esfuerzos realizados por Miguel Ángel en la pintura de la bóveda
muestran sus tanteos.
-Las
secciones del yeso son pequeñas e irregulares.
-Cuando una
primera tabla de prueba reveló feas manchas mohosas, el artista fue presa de
desesperación.
-En un
soneto se lamentaba de su "pictura morta" -pintura muerta- y reafirmaba que "no era pintor".
-Pero
continuó la labor, y con cada nueva pincelada aumentaba su entusiasmo.
-A menudo
trabajaba hasta entrada la noche, permaneciendo durante horas en la posición
más incómoda, contorsionando el cuello y torciendo los ojos hasta el punto de que
ya no podía examinar un dibujo sin colocarlo a mayor altura que su cabeza.
-Su áspera
barba recogía los colores que goteaban de la bóveda.
-Al regresar
a su casa, caía exhausto en el lecho, sin detenerse siquiera a desvestirse.
-Cuatro años
y medio necesitó Miguel Ángel para pintar los 520 metros cuadrados de la bóveda
Sixtina.
-Mientras
estuvo ocupado en su tarea, el papa Julio II lo apuraba constantemente.
-El papa
Julio tenía 32 años más que Miguel Ángel y a menudo lo trataba como a un hijo
indócil.
-Ansioso de
inspeccionar la obra, el Papa trepaba la escalera del oscilante andamio,
ayudado por la mano del artista, toda embadurnada de pintura.
-Cierta vez,
cuando el fatigado Miguel Ángel le explicaba que terminaría su obra cuando
pudiera, el irritable pontífice repitió: "¡Cuando puedas, cuando
puedas!" y lo golpeó con su báculo.
-Por
su obra, Miguel Ángel recibió los honorarios de 3,000 coronas de oro.
-A la
postre, el Papa dio orden de que se retirase la última mitad del andamio antes
de que Miguel Ángel considerara concluida su obra.
-Lo que
entonces quedó al descubierto fue una obra de belleza indescriptible, una
creación que vino a revolucionar el arte de la pintura y a consagrar a Miguel
Ángel como uno de los genios creadores de su época.
-Giorgio
Vasari, su biógrafo y amigo, observó que "de todas partes la gente se
apresuraba a llegar para contemplarlo (el techo) y, habiéndolo visto, todos
quedaban asombrados y mudos".
-Lo
que esa gente veía (lo mismo que hoy vemos nosotros) es una crónica monumental
de la Creación del Mundo, del breve momento en que gozó el Hombre de una
prístina bienaventuranza; la crónica de su caída y de su supervivencia después
del gran diluvio.
-Miguel
Ángel pintó todo aquello como escultor, poniendo escasa atención en los
colores, pero dotando a todas sus criaturas de un volumen que casi rompe las
fronteras del arte bidimensional.
-Sus hombres
y mujeres se mueven, se retuercen, tiemblan con una fuerza que parece ser el
soplo mismo de la vida.
-Considerando
los paneles principales que forman la columna vertebral del techo, se observa,
al fondo, la imagen de Dios, aún vaga, en el primer día del Génesis, flotando
en el caos, separando la luz de las tinieblas.
-De
allí se ve la creación del Sol y de la Luna, y se observa a Dios atravesando
raudamente los cielos en tremendo y curvo vuelo.
-El
ápice del imponente drama es la Creación del Hombre.
-Adán, un
joven gigante vestido apenas con su propia belleza, abre los ojos como si
despertase de un largo sueño desprovisto de ensueños.
-Es el
instante mismo de la creación, el primer vago palpitar de un corazón humano; se
puede percibir el crepitar de la invisible chispa que pasa de las manos de Dios
a las de Adán.
-Y Miguel
Ángel, acaso para atenuar la tensión emocional con una broma personal, disimula
un cuerpo femenino sin cabeza en el muslo izquierdo de Adán; "Dios criólos
varón y hembra".
-Luego,
destacándose titánicamente en el Edén, inclinando Su cabeza para caber en la
pintura, Dios crea a Eva de la costilla del dormido Adán.
-Las dos
criaturas humanas gozan un momento de dicha bajo el Árbol... y caen. Con ademán
desgarrador, Adán desvía la espada flamígera del Ángel y penetra con Eva en un
mundo de aflicción.
-El cielo
pictórico se complementa con tres escenas de la muy atribulada vida de Noé: la
humanidad, castigada por Dios, sobrevive y sigue su marcha.
-Que
Miguel Ángel tenía en mente otras cosas a más de su interpretación del Génesis,
parece evidente si se considera el marco dentro del cual compuso su narración
esencial.
-Los
curvados bordes de la bóveda hospedan 12 figuras de profetas hebreos y de
sibilas paganas de sobrehumana estatura.
-Esos
centineas aparecen sentados cavilando sobre las extrañas vicisitudes del
Hombre; y todos, desde el lamentoso Jeremías hasta la sibila délfica de
radiante belleza, son heraldos del adveniento del Salvador.
-No se trata
de un hecho accidental el que Jonás ocupe el punto central sobre el gran altar.
-Más que un
simple malabarismo pictórico (¡el profeta aparece inclinado hacia atrás en una
superficie curvada hacia adelante!), es el portador de buenas nuevas, un
mensajero de la Resurrección: "Así como Jonás estuvo en el vientre de la
ballena tres días y tres noches, así el Hijo del Hombe estará tres días y tres noches
en el seno de la tierra".
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-Veintidós
años después de terminar su tarea, Miguel Ángel fue llamado de nuevo a la
Capilla Sixtina.
-Tres papas
habían reinado y muerto después de la defunción de Julio II en 1513.
-Paulo III,
el pontífice reinante, haciendo suyo el proyecto concebido por su predecesor
Clemente VII, deseaba agregar un epílogo a la ya universalmente famosa bóveda.
-Miguel
Ángel se excusó alegando que tenía varios contratos por cumplir.
-El Papa,
para demostrar cuán altamente estimaba al artista, fue, acompañado por 10
cardenales, a visitarlo a su modesta casa, acto que constituyó un honor sin
precedente.
-Miguel
Ángel se rindió y recibió orden de pintar el Juicio Final en el muro del altar de
la Capilla Sixtina, muro de 15 metros de altura.
-Durante
cinco años, de 1536 a 1541, Miguel Ángel trabajó en el Juicio Final.
-A solas en
su andamiaje, evocó un fantástico torbellino de imágenes, jamás superado en la
fuerza de su impacto dramático.
-A
la diestra de Jesucristo, a los bienaventurados que depiertan de su sueño y se
elevan hacia las alturas como impulsados por poderosa fuerza.
-Las almas
de los condenados en el juicio se derrumban sin orden ni concierto a la
izquierda de Jesucristo.
-Y un
iracundo Caronte, con un golpe de su enorme remo, sumerge a toda una barcada de
réprobos en los más profundos abismos.
-Es
esta una obra desolada y sombría, adecuada al transformado ánimo de Roma.
-Alarmada
por la rápida propagación de la Reforma, la Santa Sede se había revestido con
el cilicio de un dogmatismo religioso.
-Miguel
Ángel, con sesenta años a cuestas y cada vez más propenso a la introspección
melancólica, era justamente el hombre indicado para expresar la ansiedad, el
terror de la época.
-Aun
antes de que el fresco estuviese concuido, sin embargo, hubo críticos que lo
tacharon de indecente.
-Miguel
Ángel había pintado
muchas de sus figuras desnudas, lo que
llevó a Biagio de Cesena, maestro de ceremonias del Papa, a comentar que el fresco
era "más adecuado para una sala de baños que para la Capilla
Sixtina".
-Entonces,
irónico, el artista condenó a su crítico al infierno, en la esquina inferior
derecha del fresco, al prestar sus facciones, adoradas de orejas de burro, al
rey Minos, quien aparece ceñido por una serpiente.
-Pero no fue
duradero el triunfo de Miguel Ángel.
-Se hallaba
aún en vida cuando un nuevo papa, Paulo IV, el promotor de la Inquisición, tomó
aversión a aquella pintura de "sala de baños" y ordenó a otro artista
que cubriese las más crudas desnudeces con pintados ropajes.
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-Cuando
Miguel Ángel dejó el pincel, había puesto fin a un glorioso capítulo de la
historia del arte.
-El
Renacimiento había llegado a su término, y el más grande de sus artistas había
hecho de la Capilla Sixtina el punto culminante de un siglo de oro de la
pintura.
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