Enrique
Maza
La riqueza
actual del Vaticano tiene su origen en la generosidad de Benito Mussolini.
El tratado
de Letrán, que su gobierno firmó con El Vaticano en 1929, dio a la Iglesia
muchas garantias y medidas de protección.
La Santa Sede fue reconocida como Estado
soberano y fue exentada de impuestos a sus propiedades, a sus ciudadanos y a
sus importaciones. Le concedió, entre otras cosas, inmunidad diplomática.
Italia se comprometió a pagar a la
Iglesia la suma de 750 millones de liras, más 1,000 millones de liras en
acciones al portador garantiazadas por el Estado. Eran 81 millones de dólares
de 1929: el equivalente de 500 millones de dólares actuales. Nacía la
corporación vaticana.
Pío XI creó,
el 7 de junio de 1929, la
Administración Especial, para manejar ese dinero. Puso al frente a Bernardino
Nogara, hijo de una familia católica devota. Tres de sus hermanos eran
sacerdotes. El cuarto fue director del Museo Vaticano.
Pío
XI creó, el 7 de junio de 1929, la Administración Especial, para manejar ese
dinero. Puso al frente a Bernardino Nogara,
Desde el año
314 y a través de multiples concilios, la Iglesia había establecido que era
pecado contrario a la ley divina, prestar dinero a intereses. Eso era usura y
estaba penado con excomunión.
Hacía apenas
un siglo y medio, 1830, que la Iglesia había cambiado su enseñanza. Ya no era
usura cobrar intreses, sino cobrar
intereses exorbitantes.
Con esta
enseñanza y con estos millones Nogera creó el imperio financiero del Vaticano.
Le puso condiciones a Pío XI para aceptar el puesto.
• Primera, que sus decisiones sobre inversión fueran total y completamente
libres de toda consideración doctrinal o religiosa.
• Segunda, manos libres para invertir los fondos del Vaticano en
cualquier parte del mundo.
El Papa
accedió y abrió las puertas a la especulación vaticana en todos los mercdos del
mundo, sobre todo en los más productivos: bombas, tanques, armas y
anticonceptivos.
El Papa
predicaba contra esos productos y Nogara llenaba las arcas del Vaticano con
ellos.
Entró al
mercado del oro. Compró Italgas, una compañía que surtía de gas a muchas ciudades de
Italia.
Puso al
frente de ella a Francesco Pacelli, hermano del cardenal que sería el siguiente
Papa, Pío XII,
Cuando
Eugenio Pacelli subió al pontificado, su nepotismo se hizo notorio en toda
Italia.
Ademas de su
hermano, estaban al frente de compañias o de bancos del Vaticano, entre otros
parientes del Papa, los principes Carlos, Marcantonio y Giulio Pacelli,
sobrinos de Pío XII.
El Banco de
Roma, el Banco di Santo Spirito y la Casa de Risparmio di Roma fueron tres de
los bancos que quedaron bajo el control de Nogara.
Mucha de la
especulación de Nogara contravenía las leyes canónicas y las leyes civiles. Pero el
cliente era el Papa.
Textiles,
teléfonos, ferrocarriles, cemento, electricidad, agua, fábricas de armas y de
municiones, industrias farmcéuticas.
Nogara
estaba en todas partes y compraba compañía tras compañía.
Una vez
comprada, ponía al frente a parientes del Papa o a miembros confiables de la
curia romana.
Cuando
Mussolini necesitó armas para invadir Etiopía, en 1935, las adquirió en una
fábrica del Vaticano.
Cuando la
Segunda Guerra Mundial estaba por estallar, Nogara empezó a comprar oro. Casi 27
millones de dólares en los Estados Unidos, a 35 dólares la onza. Luego vendió
el 20 % de ese oro en el Mercado libre por más de 27 millones de dólares. entre
1945 y 1951 compró 450,000 onzas de oro. En los dos años siguientes vendió 70,000
onzas.
Hoy el
Vaticano tiene 500,000 onzas en el Banco de la Reserva Federal de Nueva York
-originalmente compradas a menos de 20 millones- que valen 200 millones de
dólares.
Al
concordato con Mussolini siguió el concordato con Hitler. Eugenio y Francesco
Pacelli fueron los autores. Hitler tuvo visión. Pío XII se rehusó siempre a
excomulgar a Hitler y a Mussolini y les habló de Guerra justa a los episcopados de Alemania y de Francia,
que, consecuentemente, apoyaron a sus respectivos gobiernos en la guerra.
El Papa
nunca quiso condenar la invasión de Polonia, para no exponer a los católicos
polacos.
Una de las
ventajas del tratado con Hitler fue el impuesto eclesiastico, cobrado a todos
los alemanes por el gobierno -hasta la fecha- y repartido después entre las
iglesias católica y protestante: 10% de los ingresos de cada alemán. Por
ejemplo, en 1943, el Vaticano recibió 100 millones de dólares por concepto de
impuestos alemanes, que Nogara puso a producir con el resto del capital.
En junio de
1942, Pío XII reorganizó su banca. A la Adminstración Especial se añadió el
Instituto para Obras Religiosas (IOR). Su función: "La custodia y
administración de los dineros (en bonos
y en efectivo) y de las propiedades transferidas confiadas al Instituto mismo por
personas fiscales o legales para fines de obras religiosas y obras de piedad
cristiana".
Había nacido
el Banco del Vaticano.
En 1942, el
ministro de Finanzas de Italia exceptuó de impuesto, incluidos los impuestos
sobre dividendos de las acciones y los impuestos a las "corporaciones
ecclesiasticas", entre ellas el Banco Vaticano, cuyo presidente era el P.
Alberto di Jorino, más tarde cardenal.
Nogara se
aplicó al crecimiento del imperio. Estrechó lazos financieros con Rothschilde
de Londres y de París, Credit Suisse, Hambros, Morgan Guaranty, Bankers Trust,
Wall Street, Chase Manhattan, Continental Illinois, que se convirtieron en
socios del Vaticano.
Adquirió el
control de compañias de seguros y de finanzas, de harina y espaguetti, de
cemento, de la industria metalmecánica y de bienes raíces. Compró el 15 % de
Societé Generale Inmoviliara, compañía constructora con intereses y propiedades
en Italia, Francia, Canadá, Estados Unidos, México. En Estados Unidos, por
ejemplo, compró manzanas de apartamentos en Washington, donde está el edificio
Watergate, y un área residencial en Oyster Bay, Nueva York. En México, todo el
fraccionamiento Lomas Verdes. Una cadena mundial de hoteles, zonas
residenciales, edificios de apartamentos, fraccionamientos, oficinas y tiendas.
Nogara
compró también acciones de General Motors, Shell, Gulf Oil, General Electric,
Behlchem Stell, IBM y TWA. Todo con dinero del Vaticano y para el Vaticano.
El enorme imperio había sido creado.
Cuando
Nogara murió, en 1958, el cardenal de Nueva York, Francis Spellman, escribió su
epitafio: "Después de Jesucristo, lo más grande que le ha sucedido a la
Iglesia Católica es Bernardino Nogara". Había empezado con unos 50
millones y dejaba un imperio que valía unos 2,000 millones de dólares, a base
de especulación, transacciones en la bolsa de valores, exención de impuestos,
limosnas de los fieles, impuestos a los católicos, transferencias internacionales,
producción industrial, Mercado del oro y otras cosas, como Mercado de armas y
venta de anticonceptivos.
La
administración de este imperio se dividía en tres:
• la Administración Especial controlaba unos 500 millones;
• la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA),
controlaba 650;
• el Banco del Vaticano, (IOR), cotrolaba 940, con una ganancia anual
-sólo el banco- para la Santa Sede de 40 millones de dólares.
El Vicario
de Cristo había adquirido un nuevo título: presidente del consejo de
administración.
En 1968 diez
años después de Nogara, empezaría el desastre: implicaciones con la mafia,
pánico financiero, asesinatos.
Desde 1964,
el gobierno italiano quería cobrar impuestos al Vaticano.
La Santa
Sede amenazó con vender de golpe
todas sus acciones italianas. Con ello toda la economía italiana se habría
venido abajo. Aldo Moro y su gobierno capitularon. Pero en 1968 la situación
era diferente. El gobierno de Giovanni Leone decidió parar por ver las cartas.
El Vaticano se rindió. Para entonces, ya se sabía que la Iglesia de los pobres
era multimillonaria. Y ya se sabía a quién reclamarle cuando en muchas casas de
muchas ciudades no funcionaba el agua y el gas.
Empezaron las investigaciones.
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1 comentario:
¿Generoso Mussolini?
¿Es que acaso dio algo de su bolsillo?
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