sábado, 5 de enero de 2013

Palimpsesto



       -¿Qué significa la palabra
"palimpsesto"? ¡Me suena a algo así como insesto!

       -No, nada que ver con el insesto. Se le denomina palimpsesto
al manuscrito que todavía conserva huellas de otra escritura anterior en la misma superficie, pero borrada expresamente para dar lugar a la que ahora existe.


         -Bueno, Emilio, eso es lo que quiero saber: ¿qué significa "palimpsesto"?

-Esperame tantito, Marcela. Permiteme continuar con la historia. En la antigüedad, dada la escasez de papel, algunas personas borraban el contenido de los libros para poder escribir sobre las hojas ya borradas. A esos libros se les denomina "palimpsestos", lo que significa raspado de nuevo.

       -¿De dónde proviene la palabra ¿palimpsesto"?

       -La palabra palimpsesto  significa "grabado nuevamente" en griego antiguo.

       -¿Es posible recuperar lo escrito previamente en esos documentos?

-Sí, se logra restaurar la escritura antigua de los palimpsestos con técnicas especiales, siendo comunes en la antigüedad la aplicación de la llamada tintura de Giobert de sulfidrato de amoníaco.

       -¿Por qué tenían que borrar textos anteriores para usar el papel o papiro para escribir otras cosas? ¿por qué no usaban más papel?

-Esta práctica de economía es muy antigua pero fue muy frecuente en el siglo VII por las dificultades que ofrecía el comercio del papiro egipcio y se repitió en los cinco siglos siguientes por la escasez del pergamino, en vista de la gran demanda de comercio, y la falta de papel, artículo que apenas se conocía.

       -¿Y qué documentos importantes han sido recuperados?

-Uno de los más célebres palimpsestos es el que descubrió Nieburh en Verona en 1816 conteniendo las Institutas del célebre jurisconsulto romano Gayo imperfectamente raspadas para escribir encima las obras de San Jerónimo.   
-En 1822, el orientalista milanés Angelo Mai encontró bajo la escritura de diversos palimpsestos numerosos fragmentos de autores antiguos como Homero, Símaco, Dion Casio, cartas de Antonino y Marco Aurelio, el Tratado de la República de Cicerón y en 1853, gran número de fragmentos de los Santos Padres.
-En 1906, a un danés de nombre Johan Ludwig Heiberg, estudioso de la ciencia clásica griega, le llamaron la atención algunas anotaciones matemáticas que aparecieron en cierto catálogo de manuscritos descubierto en la casa anexa al Santo Sepulcro, el Metokion, en lo que fuera barrio griego de Constantinopla.
-Una frase en especial, no dejaba de intrigarle: "algunas matemáticas en un palimpsesto". Él se preguntaba: "¿Qué tantas cosas habría ocultas ahí?"
-En 1204, el libro de marras había sobrevivido a los saqueadores, en la cuarta cruzada a Constantinopla. Y por falta de papel, y teniendo en cuenta que Dios exige más que las matemáticas, algún monje ortodoxo usó una esponja empapada en jugo de naranja para borrar la tinta original. Una vez raspada la superficie para eliminar todo vestigio de escritura, lo convirtió en un libro de oraciones.
-Y así subsistió los siguientes 600 años, oculto en el monasterio ortodoxo Mar Saba, cerca de Belén, hasta los inicios del siglo XX.
-Cuando Heiberg hojeó las mal cuidadas páginas descubrió que bajo las oraciones se escondían retazos en griego de una de las obras de Arquímedes. El manuscrito había sido reproducido a finales del siglo X en Constantinopla. Se trataba nada menos que del famoso escrito El método de los teoremas mecánicos, el cual se creía perdido.
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