sábado, 27 de enero de 2018

Supersticiones


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SUPERSTICIONES 


-Si sabemos bien que las supersticiones no tienen un fundamento racional, ¿por qué nos aferramos a ellas con tanta convicción?

-Tienes razón, Marcela. Muchas supersticiones son bastante extrañas. Por ejemplo:

-En Bélgica, recoger amapolas silvestres atrae rayos.

-En España no debes poner un sombrero sobre una cama, a menos que seas un cura dando la extramaunción.

-En Islandia se cree que tejer en el quicio de una puerta alarga el invierno.

-Los italianos piensan que ver una monja atrae la mala suerte.

-En Lituania, las heces de las aves son de buena suerte, salvo si te caen en la cabeza.

-En Noruega tejer un suéter a un novio lo arrojará a los brazos de otra mujer.

-En Turquía creen que no se debe mascar chicle de noche porque se transforma en carne de cadáver.
-En Ucrania, se cree lo mismo de los sacerdotes, pero sólo si se topa uno con ellos antes del mediodía.

-Pero, ciertas supersticiones son comunes en todas partes. En muchos países se cree, por ejemplo, que pasar por debajo de una escalera atrae la mala suerte.

-Hace tres siglos el filósofo Voltaire hizo una punzante crítica de esas creencias al escribir: 

“La superstición es a la religión lo que la astrología es a la astronomío: la hija loca de una madre cuerda”.
-Algunas supersticiones cambian al cruzar las fronteras y se vuelven contradictorias.

-En el Reino Unido, una herradura colgada con las puntas hacia arriba sobre el marco de una puerta es de buena suerte; en Francia, la herradura apunta hacia abajo para que la suerte caiga sobre quienes cruzan la puerta. 

-Algunas supersticiones al menos parecen tener una explicación lógica.

-Romper un espejo, por ejemplo , se considera en general muy desafortunado. 

-¿Por qué desafortunado?

-Por dos razones: 

-Los siete años de mala suerte que este hecho supuestamente acarreaba, tal vez se refiera al tiempo que, hace 400 años, habría llevado reunir el dinero necesario para sustituir ese costoso objeto.

-Y si se corta uno un dedo al recoger los vidrios rotos, sin duda se puede tomar como mala suerte.

-Se aconseja no pasar por debajo de una escalera que esté apoyada contra una pared porque puede representar la horca. Aunque, la posibilidad menos imaginativa, claro, es que el bote de pintura, el pintor o la propia escalera no so caigan encima.

-La explicación de sentido común de las supersticiones es que datan de una época en que la mayoría de los humanos estaban a merced de su entorno.

-En las sociedades campesinas premodernas, las personas solían ser temerosas, víctimas indefensas de las estaciones y de los desastres naturales, las enfermedades y las persecuciones arbirarias de los ricos y poderosos, por no  mencionar el miedo primigenio a las  brujas, los fantasmas y los demonios, el destino no era algo que uno pudiera controlar, y creer en lo sobrenatural parecía la única salida.

-Para Petra Mlakar, administradora eslovena jubilada, las supersticiones son un reflejo de nuestro pasado remoto.

“La vida de nuestros padres y abuelos estaba regida por un sinfin de supersticiones, pero casi nadie las recuerda hoy”. 

-Las supersticiones cambian, y la manera en que lo hacen refleja el hecho de que la sociedad ha evolucionado y dejado atras una era marcada por el miedo.

-En Eslovenia, la gente temía a las luciérnagas que revoloteaban en las orillas de los bosques al inicio del verano porque creían que eran las almas de sus parientes difuntos. Hoy, al menos para los adolescentes, simbolizan buena suerte en las relaciones amorosas.

-En el mundo moderno, superconectado y totalmente digital, nos agrada la idea de haber dejado atrás muchas de esas creencias primitivas, pero los miedos primarios resisten. 

-Sabemos que las supersticiones son irracionales, y aun así influyen en nuestra vida, y no importa si tienen sentido o no. 

-Al parecer son un antídoto ante un mundo en el que las predicciones sobre nuestro futuro se desprenden de algoritmos. “Le dan un sentido fantástico a la vida, un toque mágico”, dice el  músico parisiense Justin Cyambord.

“Lidiar con todas las frustraciones banales de un día común se vuelve una especie de aventura cuando uno se concentra en esquivar escaleras y ecomendarse a una medalla de San Cristóbal”.

-Es innegable que la vida moderna, con su sobrecarga de información e incertidumbre económica, está elevando mucho nuestros niveles de ansiedad. 

-En el fondo nos sentimos más inseguros que nunca, sabemos que no tenemos el control de nada, y muchos de nosotros aún buscamos remedios mágicos, creamos en ellos o no. 

-Algunas supersticiones que surgieron en la era precientífica están en franca decadencia (¿a cuántos de nosotros nos angustia hoy día que un gato negro se cruce en nuestro camino?), pero otras conservan todo su vigor.

-Las encuestas muestran un nivel asombrosamente alto de conductas supersticiosas.

-En un estudio de 2003 de la  Asociación Británica para el Avance de la Ciencia, dirigido por el psicólogo Richard Wisseman, 86% de los sujetos admitieron practicar algún tipo de ritual privado o cábala, en tanto que 15% de un grupo de científicos confesaron tener miedo al número 13.

-Los científicos han demostrado que el comoportamiento supersticioso se relaciona con un alto niveo de ansiedad. Algunos de ellos -unos cuantos, cierto- han señalado que los cuales “mágicos” funcionan, y que las personas supersticiosas son, efectivamente, más afortunadas.
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