Sumido en la guerra contra el narcotráfico, México pierde la guerra contra las adicciones con un costo muy alto en vidas.
Por ejemplo, el auditorio Nacional, que tiene una capacidad de nueve mil 600 espectadores, se podría llenar más de seis veces con los cuerpos de las víctimas por el consumo de dos drogas legales: alcohol y tabaco.
Al margen de la lucha contra el tráfico y consumo de estupefacientes "duros", como mariguana y cocaína, México pierde la guerra contra las sustancias permitidas.
Cada año mueren más de 20 mil mexicanos por cirrosis hepática de origen alcohólico y 122 más fallecen diariamente por causas relacionadas con el tabaquismo.
México está abajo en esta lucha porque no la considera prioritaria, a pesar de que desde hace más de una década tiene información de que las diez principales causas de mortalidad de los mexicanos están relacionadas relacionadas directa o indirectamente con el abuso en el consumo de alcohol y tabaco.
Según el comisionado del Consejo Nacional contra las Adicciones (Conadic), Guido Belsasso, esto no es un problema que se resuelva en el corto plazo. "Hay fuerzas internacionales muy poderosas para perpetuar el problema de la adicción que afecta a la parte más sensible de nuestro país, que son niños y jóvenes."
Tres sexenios perdidos
Belsasso, quien ocupó la dirección del Conadic durante el sexenio del presidente Carlos Salinas y un puesto similar con Luis Echeverría, aseguró que las medidas gubernamentales para combatir esos males han tenido éxito al lograr detener el crecimiento de las adicciones.
Pero la realidad parece desmentirlo. Las tres últimas Encuestas Nacionales de Adicciones (1988, 1993 y 1998) demuestran que el problema no está estancado, sino que se incrementó, y a tal grado que se calcula que alrededor de cuatro millones de mexicanos padecen alcoholismo, es decir, una población equivalente a la de Aguascalientes, Baja California, Campeche, Colima, Nayarit y Quintana Roo.
De 1988 a 998, el número de fumadores que había en el país se incrementó de 9.2 a 13 millones, a un millón de ellos se les considera "fumadores fuertes" porque consumen más de 16 cigarros al día.
Como consuelo, Belsasso consideró que si el Conadic no hubiera puesto en marcha programas contra las adicciones durante lao los últimos tres años (del gobierno del priísta Ernesto Zedillo), la situación de México sería peor o similar a la de Estados Unidos, cuyos indices son mucho más altos.
En una entrevista con El Financiero -tramitada durante varias semanas, pero en la que sólo aceptó cuatro preguntas- Belsasso afirmó, no obstante, que "por primera vez se busca que el combate a las drogas legales sea una prioridad para el presente gobierno".
Algunos reportes preparados por el sector salud sugieren que para combatir el consumo de las sustancias no prohibidas, se incrementen los impuestos al tabaco y al alcohol, en coordinación con campañas de conscientización y educación en contra del tabaquismo y el abuso de las bebidas alcohólicas.
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martes, 2 de diciembre de 2008
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