Ernest Hauser
La orden religiosa más numerosa y controvertida de la Iglesia Católica, la Compañía de Jesús, ha sostenido un enfrentamiento público con los papas que ha tenido repercusiones por todo el mundo.
El origen del conflicto es la aparente contradicción entre las misiones pastoral y social del cristianismo, que ha hecho surgir una nueva enseñanza llamada "teología de la liberación".
¿Cómo reconciliar a Cristo con Marx, a la caridad cristiana con la acción social?
Tal es un dilema que atormenta a muchos clérigos modernos, pero los jesuitas, en conjunto, se han preocupado ante todo por la pobreza mundial.
Basándose en las Sagradas Escrituras, especialmente en el Sermón de la Montaña ("Bienaventurados los pobres de espíritu") y en el Éxodo (Dios libera de la opresión a su pueblo elegido), están dispuestos a entrar en la escena política, aunque el Vaticano se opone a tal participación.
Muchos jesuitas, sobre todo en el Tercer Mundo, han cambiado la sotana por el overol, han entrado en barriadas y comunas, organizado sindicatos o, pistola en mano, se han incorporado a unidades guerrilleras izquierdistas.
Algunos han sufrido prisión, torturas y la muerte a manos de las fuerzas de gobiernos derechistas.
Educados para recorrer el mundo, los 25,500 miembros de la Compañía están distribuidos en 110 países.
Sus ocupaciones van desde simples curas párrocos hasta físicos nucleares, matemáticos y genios de las computadoras.
De antigua fama como
“los mejores educadores del mundo", dirigen cerca de 500 escuelas secundarias y más de 100 universidades.
Uno de los principales feudos de la orden es Radio Vaticano, cuya programación, que dura las 24 horas del día, se trasmite en 34 idiomas.
La Compañía de Jesús, fundada en 1540 por Ignacio de Loyola, devoto español de firme carácter se creó como milicia espiritual del Papa en su lucha contra el protestantismo.
Casi desde el principio, los jesuitas suscitaron controversias.
Por causa de sus normas superiores y su minuciosa preparación -se necesitan por lo menos diez años de estudio para ser miembro completo de la orden-, los jesuitas a menudo alcanzaban los más altos puestos, adquirían poder como confesores y confidentes de reyes y reinas.
Su inclinación a la intriga se volvió proverbial.
Se les acusó de organizar conjuras y provocar guerras.
Como resultado de este desprestigio, la Compañía fue expulsada de varios países.
La suprimió el Papa en 1773, y no fue restituida hasta 1814.
Entretanto, el término "jesuítico" llegó a ser sinónimo de "hábil" y "engañoso".
El actual conflicto comenzó después del Segundo Concilio Vaticano de 1962 - 1965, cuyo tema dominante fue el de "poner al día” a la iglesia Católica.
Nadie recibió con más jubilo que los jesuitas las reformas de ese concilio.
Atados por las rígidas reglas de Ignacio, se sentían apartados de la gente común entre la que debían difundir el Evangelio.
Y cuando, al morir su viejo dirigente, en 1965, una Congregación General se reunió para elegir un nuevo superior general, los delegados se encontraron bajo una avalancha de jesuitas de todo el mundo que exigían "renovación y reforma".
Resultó elegido Pedro Arrupe, español de ascendencia vasca, de quien se sabía que estaba en favor de las reformas.
La mayoría reformista se mostró expectante.
La primera reacción fría del Vaticano llegó en 1966, cuando el papa Paulo VI dijo a la Compañía que veía "nubes en el horizonte".
En los años siguientes, "Don Pedro" estuvo recibiendo severas admoniciones papales que señalaban "los defectos" de los jesuitas.
Don Pedro luchaba por encontrar una fórmula que pudiese atraer al Pontífice y a sus propios cofrades; pero todo fue inútil.
Al morir Paulo VI en 1978, la Compañía tenía graves problemas con la cúpula eclesiástica.
Durante su breve reinado de 33 días, el papa Juan Pablo I tuvo tiempo de redactar una severa crítica.
Y cuando Juan Paulo II (que siendo arzobispo de Polonia no había tenido problemas con los jesuitas) abrió el archivo del Vaticano, "dio un salto hasta el techo", según palabras de un funcionario papal.
En una enérgica amonestación a los superiores de la Compañía, les ordeno "emplear la firmeza apropiada en busca de un remedio para sus lamentables carencias".
A mediados de 1981, los acontecimientos tomaron un cariz dramático cuando el abrumado Arrupe, ya de 74 años, sufrió un ataque que lo dejó incapacitado.
Siendo todavía el dirigente titular de la Compañía, nombró a un conocido reformista como su vicario temporal.
Juan Pablo II respondió dando por terminada la mayordomía y poniendo al frente a su "delegado personal", y puso así a la Compañía bajo su gobierno directo: gesto sin precedente que provocó una enorme indignación.
El Papa respaldó su intervención con un vigoroso discurso: "No hay lugar para desviaciones que dañan la vitalidad de la Iglesia. El servicio del sacerdote no es del médico, el trabajador social, el político ni el sindicalista".
Cuando por fin se convocó a una Congregación General, en septiembre de 1983, para seleccionar al sucesor del achacoso Arrupe, los padres reunidos no dejaron ninguna duda de que los jesuitas aún estaban comprometidos con la acción social.
En lugar de escoger a quien se suponía que era el candidato secreto del Papa, los delegados eligieron a Peter-Hans Kolvenbach, carismático holandés de 54 años, superior provincial de la orden en Oriente Medio.
El nuevo "Papa Negro" (así se llama al superior general de los jesuitas, porque viste la casaca negra y ejerce un enorme poder) tiene extraordinarios antecedentes.
Hijo de alemán-holandés y de italiana, Kolvenbach habla ocho idiomas y tiene una visión cosmopolita que le sirve de mucho al gobernar a su multinacional Compañía de Jesús.
Ha visto personalmente la trágica suerte de los refugiados palestinos en Beirut, con los que trabajó en sus deprimentes campamentos, como humanista y educador.
Kolvenbach, aunque no sea hombre capaz de coquetear con las ideas marxistas, no ha ocultado que apoya la "opción preferencial para los pobres".
En una homilía que pronunció poco después de su elección, el nuevo superior general de los jesuitas dijo: "Sólo cuando lleguemos a vivir nuestra consagración al Reino en una comunión que sea para los pobres, con los pobres y contra todas las formas de la pobreza humana, material o espiritual, sólo entonces verán los pobres que las puertas del Reino están abiertas para ellos".
En estos años, la controversia se ha centrado en la Provincia Centroamericana de la orden.
Aunque sólo unos 200 jesuitas se encuentran en esta región profundamente perturbada, se considera que la mayoría simpatiza con la fortificada izquierda.
La Universidad de José Simeón Cañas, de San Salvador, dirigida por jesuitas y llamada por sus críticos "nido de propaganda marxista", ha sido blanco de varios ataques con bombas.
El cura párroco Rutilio Grande, muy querido por el pueblo y que había tratado de ayudar a los campesinos locales a vivir mejor, fue muerto a tiros cuando iba a los servicios religiosos a una iglesia rural de El Salvador.
El caso más sonado es el de Fernando Cardenal, jesuita nicaragüense que se unió a la junta sandinista, de orientación marxista, como ministro de Educación.
Kalvenbach avisó debidamente a Cardenal de las "penosas consecuencias" que sufriría si no abandonaba su cargo, mientras que el Vaticano enviaba su propia advertencia al jesuita y a otros tres sacerdotes que ocupaban altos cargos en el gobierno nicaragüense.
Fernando Cardenal se negó a renunciar, y en diciembre de 1984 fue suspendido de la orden.
Mientras, tal vez para impedir que la Compañía haga suyo el problema de los pobres, y también para contrarrestar la inclinación de los jesuitas a la política, la Iglesia ha publicado un autoritario documento que dice: "El escándalo de ofensivas desigualdades entre ricos y pobres ya no se tolera".
Pero, sigue la declaración, es erróneo remplazar el amor cristiano con el análisis marxista y reducir las Sagradas Escrituras a un evangelio puramente terrenal.
"Recordemos que el ateísmo y la negación de la persona humana, de su libertad y de sus derechos, ocupan el centro de la teoría marxista".
Por tanto, libérense de mitos marxistas y, en su lucha en favor de los pobres, "apóyense claramente en el Evangelio".
¿Qué bando prevalecerá?
La elección entre el compromiso político y la verdad evangélica puede ser difícil.
Pero, en vez de pedir que los liberen de sus votos solemnes, es probable que la gran mayoría de los jesuitas recojan el desafío del Papa y ejerzan su "opción por los pobres", dentro del contexto de su llamado espiritual.
¿Es más probable que una orden con un pasado tan controvertido se alinee, o que siga siendo el niño problema de la Iglesia Católica?
El tiempo lo dirá, pero mientras persista una cierta tensión, lo más probable es que el conflicto vuelva a estallar.
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jueves, 30 de abril de 2009
martes, 21 de abril de 2009
Racismo o Liderazgo Mundial
Shintaro Ishihara
El prejuicio nortemaericano fue claramente evidente en una discusión que tuve con un oficial superior de la Armada norteamericana. La Armada de Estados Unidos coloca una poderosa unidad de sonar que puede detectar objetos insólitos en las bodegas de los petroleros mercantes y barcos contenedores. LLamada el Sistema Ambar, su propósito es localizar submarinos nucleares. El sonar no puede distinguir entre submarinos norteamericanos y soviéticos, sólo emite un informe al Pentgono. La Armada norteamericana conoce la ubicación de sus propios submarinos y puede determinar si el objeto es amigo o enemigo.
Le sugerí a oficial que se instalara el Sistema Ambar en los barcos mercantes japoness, que navegan todas las rutas de petroleros y barcos de carga, y tienen tripulaciones bien entrenadas y confiables. Japón podría reunir los datos de inteligencia directos para que los analizara la Armada de Estados Unidos. El oficial dijo que no sería necesaria la ayuda de Japón. Insistí en la idea, señalando que los submarinos soviéticos eran más numerosos que la flota submarina norteamericana. Replicó que no podía pedir que participara la marina mercante japonesa. Si Alemania Occidental o Inglaterrra hicieran un ofrecimiento semejante, pregunté, ¿instalarían ustedes el Sistema Ambar en sus barcos mercantes? El oficial contestó que francamente el Pentgono lo haría.
Los norteamericanos sienten que no puden confiar en Japón. No podemos decifrar las señales del sonar, pero aún asi prefieren no pedirnos que reunamos los datos. !Probablemente, los almirantes de Estados Unidos hasta se lo pedirían a los rusos antes que pedírselo a los japoneses! El pueblo japonés debe estar consciente de cun profundamente prejuiciados estn los norteamericanos.
En la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, Estados Unidos bombardeó las ciudades alemanas y mató a muchos civiles, pero no usó bombas atómicas contra los alemanes. Los aviones norteamericanso las dejaron caer sobre nosotros porque somos japoneses. Cada norteamericano a quien le menciono esto niega que la razón fuera la raza, pero ahí est el hecho de que las bombas nucleares fueron arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Jamás debemos olvidar esto. El mismo virulento racismo está debajo de las fricciones comerciales con Estados Unidos.
El racismo norteamericano tiene su raíz en el orgullo por la superioridad cultural. Pero como Estados Unidos es un arribista, hay una arrogancia que distorsiona la visión norteamericana de otras culturas, particulamente las de Asia. Sin embargo, dado el estado de la educación norteamericana, los estudiantes no pueden obtener una apropiada perspectiva transcultural. Los norteamericanos deben saber que, tal como escribieron los primeros misioneros portugueses y españoles, Japón tenía una civilización sumamente avanzada a mediados del siglo XVI. En el periodo Tokugawa (1603-1867), más de veinte mil escuelas privadas en todo Japón enseñaban a leer y escribir, un nivel de asistencia a la escuela y de alfabetización sin paralelo en la época Los ciudadanos inclusive podían escribir los silabarios japoneses y hasta dos mil caracteres chinos. Desde Edo (ahora Tokyo) hasta Kyushu se extendía un excelente servicio de correo que entregaba cartas, mercancías y dinero en efectivo. En todo Japón, las bibliotecas locales tienen colecciones de correspondencia y otros materiales de este periodo. Pero si usted trata de hablarles a los norteamericanos sobre los logros pasados del Japón, están tan envanecidos con la civilización occidental que se aburren.
Hoy, la era moderna está en su fase terminal. Una conciencia de su inminente desaparición ha vuelto a los norteamericanos, los caucásicos más poderosos desde la Segunda Guerra Mundial, cada vez más emotivos, casi histéricos, ante Japón. Ambas sociedades están en una fase de transición similar, lo que hace que la rivalidad sea más intensa. El tipo de fricción comercial que existe entre Japón y Estados Unidos no ocurriría si Alemania Occidental, Inglaterra o Australía hubiera alcanzado nuestro poder y posición económica. Cuando se les insiste sobre el racismo, muchos norteamericanos admiten honestamente sus sentimientos. Pero eso no es suficiente. Deben eliminar su intolerancia. Dados el poder y la importancia de Estados Unidos, especialmente los norteamericanos deben entender que el mundo se encuentra en uno de esos momentos de cambio de época. La tecnología, la industria y el poder económico se están desplazando gradualmente del Oesto al Este. Si eso significa que ha amanecido la Era del Pacífico, no lo sé. Pero estoy seguro de que, a pesar de la diversidad étnica y racial de la población de Estados Unidos, la persistente discriminación por parte de la élite de poder blanca, en contra de Japón y de otros países asiticos, socavar el liderazgo nortemaericano del mundo libre.
A medida que la civilización moderna creada por los caucsicos llega a su fin en la última década del siglo veinte, estamos al borde de una nueva génesis. Los japoneses, y también los norteamericanos, están dándole forma a esta era. Los políticos nortemaericanos deben explicarle al pueblo norteamericano que los tiempos han cambiado. Sin embargo, en realidad otros líderes de la opinión norteamericana -los hombre de negocios, por ejemplo- están más conscientes que el liderazgo político de la profunda transición se está llevando a cabo. Los norteamericanos, con sus escasos siglos de historia, jamás han experimentado el desplazamiento de un periodo histórico importante a otro. Emergieron como el primer poder mundial hace sólo unas décadas, hacia el final de la era moderna. Que Japón, un país oriental, esté por suplantarlos en algunas áreas principales, es lo que molesta tanto a los norteamericanos.
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El prejuicio nortemaericano fue claramente evidente en una discusión que tuve con un oficial superior de la Armada norteamericana. La Armada de Estados Unidos coloca una poderosa unidad de sonar que puede detectar objetos insólitos en las bodegas de los petroleros mercantes y barcos contenedores. LLamada el Sistema Ambar, su propósito es localizar submarinos nucleares. El sonar no puede distinguir entre submarinos norteamericanos y soviéticos, sólo emite un informe al Pentgono. La Armada norteamericana conoce la ubicación de sus propios submarinos y puede determinar si el objeto es amigo o enemigo.
Le sugerí a oficial que se instalara el Sistema Ambar en los barcos mercantes japoness, que navegan todas las rutas de petroleros y barcos de carga, y tienen tripulaciones bien entrenadas y confiables. Japón podría reunir los datos de inteligencia directos para que los analizara la Armada de Estados Unidos. El oficial dijo que no sería necesaria la ayuda de Japón. Insistí en la idea, señalando que los submarinos soviéticos eran más numerosos que la flota submarina norteamericana. Replicó que no podía pedir que participara la marina mercante japonesa. Si Alemania Occidental o Inglaterrra hicieran un ofrecimiento semejante, pregunté, ¿instalarían ustedes el Sistema Ambar en sus barcos mercantes? El oficial contestó que francamente el Pentgono lo haría.
Los norteamericanos sienten que no puden confiar en Japón. No podemos decifrar las señales del sonar, pero aún asi prefieren no pedirnos que reunamos los datos. !Probablemente, los almirantes de Estados Unidos hasta se lo pedirían a los rusos antes que pedírselo a los japoneses! El pueblo japonés debe estar consciente de cun profundamente prejuiciados estn los norteamericanos.
En la Segunda Guerra Mundial, por ejemplo, Estados Unidos bombardeó las ciudades alemanas y mató a muchos civiles, pero no usó bombas atómicas contra los alemanes. Los aviones norteamericanso las dejaron caer sobre nosotros porque somos japoneses. Cada norteamericano a quien le menciono esto niega que la razón fuera la raza, pero ahí est el hecho de que las bombas nucleares fueron arrojadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Jamás debemos olvidar esto. El mismo virulento racismo está debajo de las fricciones comerciales con Estados Unidos.
El racismo norteamericano tiene su raíz en el orgullo por la superioridad cultural. Pero como Estados Unidos es un arribista, hay una arrogancia que distorsiona la visión norteamericana de otras culturas, particulamente las de Asia. Sin embargo, dado el estado de la educación norteamericana, los estudiantes no pueden obtener una apropiada perspectiva transcultural. Los norteamericanos deben saber que, tal como escribieron los primeros misioneros portugueses y españoles, Japón tenía una civilización sumamente avanzada a mediados del siglo XVI. En el periodo Tokugawa (1603-1867), más de veinte mil escuelas privadas en todo Japón enseñaban a leer y escribir, un nivel de asistencia a la escuela y de alfabetización sin paralelo en la época Los ciudadanos inclusive podían escribir los silabarios japoneses y hasta dos mil caracteres chinos. Desde Edo (ahora Tokyo) hasta Kyushu se extendía un excelente servicio de correo que entregaba cartas, mercancías y dinero en efectivo. En todo Japón, las bibliotecas locales tienen colecciones de correspondencia y otros materiales de este periodo. Pero si usted trata de hablarles a los norteamericanos sobre los logros pasados del Japón, están tan envanecidos con la civilización occidental que se aburren.
Hoy, la era moderna está en su fase terminal. Una conciencia de su inminente desaparición ha vuelto a los norteamericanos, los caucásicos más poderosos desde la Segunda Guerra Mundial, cada vez más emotivos, casi histéricos, ante Japón. Ambas sociedades están en una fase de transición similar, lo que hace que la rivalidad sea más intensa. El tipo de fricción comercial que existe entre Japón y Estados Unidos no ocurriría si Alemania Occidental, Inglaterra o Australía hubiera alcanzado nuestro poder y posición económica. Cuando se les insiste sobre el racismo, muchos norteamericanos admiten honestamente sus sentimientos. Pero eso no es suficiente. Deben eliminar su intolerancia. Dados el poder y la importancia de Estados Unidos, especialmente los norteamericanos deben entender que el mundo se encuentra en uno de esos momentos de cambio de época. La tecnología, la industria y el poder económico se están desplazando gradualmente del Oesto al Este. Si eso significa que ha amanecido la Era del Pacífico, no lo sé. Pero estoy seguro de que, a pesar de la diversidad étnica y racial de la población de Estados Unidos, la persistente discriminación por parte de la élite de poder blanca, en contra de Japón y de otros países asiticos, socavar el liderazgo nortemaericano del mundo libre.
A medida que la civilización moderna creada por los caucsicos llega a su fin en la última década del siglo veinte, estamos al borde de una nueva génesis. Los japoneses, y también los norteamericanos, están dándole forma a esta era. Los políticos nortemaericanos deben explicarle al pueblo norteamericano que los tiempos han cambiado. Sin embargo, en realidad otros líderes de la opinión norteamericana -los hombre de negocios, por ejemplo- están más conscientes que el liderazgo político de la profunda transición se está llevando a cabo. Los norteamericanos, con sus escasos siglos de historia, jamás han experimentado el desplazamiento de un periodo histórico importante a otro. Emergieron como el primer poder mundial hace sólo unas décadas, hacia el final de la era moderna. Que Japón, un país oriental, esté por suplantarlos en algunas áreas principales, es lo que molesta tanto a los norteamericanos.
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viernes, 17 de abril de 2009
Parábola de la Educación
Iba un hombre caminando por el desierto, cuando oyó una voz que le dijo: "Levanta algunos guijarros, mételos en tu bolsillo y mañana te sentirás a la vez triste y contento".
Aquel hombre obedeció. Se inclinó, recogió un puñado de guijarros y se los metió en el bolsillo; a la mañana siguiente, vio que los guijarros se habían convertido en diamantes, rubies y esmeraldas. Y se sintió feliz y triste. Feliz, por haber cogido guijarros; triste, por no haber cogido más.
Lo mismo ocurre con la educación.
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Aquel hombre obedeció. Se inclinó, recogió un puñado de guijarros y se los metió en el bolsillo; a la mañana siguiente, vio que los guijarros se habían convertido en diamantes, rubies y esmeraldas. Y se sintió feliz y triste. Feliz, por haber cogido guijarros; triste, por no haber cogido más.
Lo mismo ocurre con la educación.
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martes, 14 de abril de 2009
Egipto
1. ¿Por qué se asentaron los egipcios en las márgenes del Nilo?
Allí encontraron lo que necesitaban: agua. Tribnus nómadas del desierto descubrieron hace muchos miles de años el valle del rio Nilo. Decidieron asentarse en esa fértil región, donde podían obtener un suministro regular de agua para la agricultura y la ganadería. Con el tiempo se crearon ciudades y dos reinos: el Alto y el Bajo Egipto. Cuando el Alto Egipto se hizo tan poderoso que conquistó el Bajo, nació el Antiguo Imperio. Esto ocurrió hace unos cinco mil años.
2. ¿Cómo aprovechaban sus aguas?
Crearon presas y diques -un verdadero sistema hidráulico- para aprovechar durante meses el caudal de las inundaciones. Además, el limo que dejaban sobre los campos de cultivo, situados en las márgenes del río, significaba su refertilización natural. Pero la crecida no era uniforme. Algunos años llegaba a cubrir los poblados, y entonces traía desolación y muerte. Otras veces resultaba insuficiente para cubrir las necesidades de todo un año.
3. ¿Cuál fue la primera capital?
Menfis, 30 Km al sur de El Cairo, fue fundada por el rey Menes durante la primera dinastía del Antiguo Imperio .3000-2134 a.n.e... Allí vivían los faraones en un gran palacio, cercano a los templos de Ptah, dios creador del mundo, y de Ra, el Sol. Había talleres artesanales, mercados y fortalezas, que daban prueba de su riqueza y esplendor.
4. ¿Cómo vivía un campasino egipcio?
Habitaba en una choza, construida con paja y barro, cerca de la hacienda de un gran señor, dueño de los campos donde trabajaba el campesino. Hacia el año 2100 a.n.e., el faraón repartió las tierras entre los pobres, pero con la condición de que entregaran una gran parte de la cosecha al reino. Entonces los campesinos tuvieron necesidad de ampliar sus viviendas para poder guardar los animales, las cosechas y sus aperos de labranza.
5. ¿Tenían palacios los nobles?
En las ciudades, los egipcios ricos tenían viviendas relativamente pequeñas, debido a la falta de espacio. Fuera de ellas se hacían construir hermosas mansiones, cerca de sus tierras de labranza. Alrededor de un gran salón, destinado a agasajar las visitas, se agrupaban las habitaciones restantes.
6. ¿Eran buenos agricultores?
Gracias a los canales, llevaban el agua a todas las pare parcelas de labranza. De este modo podían obtener abundantes cosechas en tierras que, de lo contrario, hubiesen sido ganadas por el desierto. Los trabajos de siembra, cultivo y recolección eran realizados de manera colectiva, ya fuera en tierras de un noble o en las de un simple campesino.
7. ¿Habían domesticado animales?
Tenían bueyes de labor y monos adiestrados que recolectaban frutos. Criaban corderos, aves y reses para alimentarse. Mantenían grandes colmenas, pues empleab empleaban la miel de abejas a falta de azúcar. El caballo era un animal importante, servía para el trabajo, la recreación y la guerra. Sólo los ricos tenían caballos, además de animales salvajes, como el león y el tigre, que exhibían en sus salones.
8. ¿Cuáles eran sus alimentos favoritos?
Gustavan mucho del asado de cordero. Acompañaban sus carnes hervidas, que también podían ser de patos, gansos o de res, con garbanzos en puré, puerros, rábanos, pepinos o huevos. Extraían pescados del Nilo. Como postre tenían las frutas del desierto: higos, dátiles y granadas. De la vid fabricaban vinos para los ricos. La cerveza era la bebida popular, y del pan llegaron tener decenas de variantes. El ajo era el condimento predilecto.
9. ¿Gustaban adornar sus cuerpos?
No sólo las mujeres, sino también los hombres pintaban sus rostros. Realzaban los ojos con trazos negros y las mejillas con polvos rojos. Recubrían el cuerpo con aceites aromáticos. De fresco lino blanco eran sus vestidos. Los modistos sabían plegarlos artísticamente. Todos los egipcios amaban las joyas. Los ricos las llevaban de oro, plata y piedras preciosas. El pueblo se adornaba con conchas, cuentas de vidrio o guijarros de colores. Durante las festividades portaban collares de flores y plumas de avestruz. Sobre las pelucas, un cono exhalaba un perfume dulzón.
10. ¿Comerciban con otros pueblos?
Pobres en recursos naturales, los egipcios llegaron muy lejos, para su época, en busca de lo necesario. De Fenicia traían caballos y maderas. En el Sinai encontraban turquesas y pista plata. Nubia aportaba metales preciosos. Fueron hasta Punt para obtener incienso, marfil, plumas de avestruz y animales exóticos. Como no conocían el dinero, intercambiaban vino, perfumes y tejidos por estos bienes.
11. ¿Cómo llegaban a otras tierras?
Para navegar por el Nilo tenían canoas de papiro y embarcaciones de velas y remos. Cuando cruzaban el mar hasta Fenicia o Creta empleaban naves construidas con buenas maderas del extranjero. Estos barcos llegaron a tener unos 60 m de longitud. Si la expedición era por tierra, las personas importantes iban a caballo; el resto, a pie. Transportaban las mercancias o el equipaje sobre asnos.
12. ¿Existía la escritura en el Antiguo Egipto?
Los egipcios tuvieron una escritura jeroglífica. En sus comienzos, cada signo representaba un objeto. Si se dibujaba una casa, significaba "casa"; ave. "ave" , y así sucesivamente. Con el desarrollo del estado necesitaron expresar acciones o sucesos más complejos. Recurrieron entonces a los signos representatn representantes de sonidos. Los esribas, combinando ambas clases de signos, escribían sobre los papiros.
13. ¿Quiénes iban a la escuela?
Sólo aquellos niños destinados por herencia familiar a ser escribas. Los que no eran hijos de escribas comenzaban a trabajar muy pronto como artesanos o campesinos. Los futuros escribas no sólo aprendían a escribir, sino también a leer y contar. De esta clase social surgían los funcionarios y diplomáticos. Los escolares poco aplicados recibían azotes.
14. ¿Qué es un papiro?
Así se llamaban unas cañas que crecen en las tierras bajas, junto al Nilo. Pero fue también el nombre que se dio a las "hojas" donde escribían los antiguos egipcios. Hasta nuestros días han llegado muchos rollos de papiros, conservados magnificamente por el calor seco de la región.
15. ¿Se había desarrollado la cultura?
Los tesoros de las tumbas faraónicas han sido prueba de la labor artesanal en la fabricación de vasijas, muebles, tejidos o el cincelado en madera y piedra. Sin embargo, como los artistas estaban obligados a crear según normas religiosas, no avanzaron en la forma, sino en el color. Por eso, cuando representan seres humanos, siempre aparecen en las mismas posiciones. Los ciegos se dedicaban a la música. Tocaban el arpa para acompañar sus relatos o interpretaban bailes. Las egipcias cobraron fama como excelentes danzarinas. Pero la herencia cultural más importante de los egipcios han sido las pirámides.
16. ¿Tenían tempolos para sus dioses?
Como pueblo religioso, los egipcios procuraron que sus dioses tuviesen una morada terrenal digna. En el templo vivían sacerdotes, bailarines y cantantes, que realizaban la fastuosa liturgia diaria. Sólo ellos tenían entrada al santuario, pequeña cámara interior donde habitaba el dios. Los demás egipcios debían hacer sus ofrendas en el exterior. Muchas personas venían a trabajar, pues había que atender las necesidades de los sacerdotes y cuidar las instalaciones. A la escuela del tempolo acudían niños de cualquier clase social que deseaban ser sacerdotes.
17. ¿Para qué construyeron las piramides?
Convencidos de la existencia de una vida ultraterrena, necesitaban grandes tumbas no sólo para el cuerpo, sino para todo aquello que debía acompañar el difunto en su nueva vida: muebles, ropas, joyas, vasijas y alimentos. En las pirámides se hacían inscripciones sobre las buenas acciones de la persona, de modo que Osiris pudiera juzagarla correctamente.
18. ¿Qué es una momia?
Si la persona volvía a la vida, debía conservarse su cuerpo. Era necesario embalsamarlo. Los especialistas extraían los órganos internos del cadáver y los guardaban en cuatro vasijas. Limpiaban el cuerpo con líquidos especiales. Después lo recubrían con natrón y lo dejaban secar. Pasado algún tiempo, volvían a limpiar el cadáver, e iniciaban la operación de envolverlo con vendas de lino, impregnadas de aceites y unguentos. Lo adornaban con una máscara, joyas y amuletos. Colocaban la momia en un sarcófago decorado.
19. ¿Cómo era la vida del faraón?
Como descendiente del dios Amón, el rey egipcio debía ser obedecido y adorado por todos. Habitaba en un palacio que, además de habitaciones privadas, tenía grandes salones de recepción. La reina era tan importante como él. Según la ocasión, el faraón llevaba una corona para señalar su origen divino. La guardia perso personal lo protegía y lo llevaba en trono de oro por las calles. A su muerte era conducido a una pirámide.
20. ¿Quiénes fueron los egipcios más famosos?
Menes, rey del Alto Egipto, fue fundador del Antiguo Imperio. Como primer faraón, construyó Menfis. Zoser mandó edificar en Sakkara la primera pirámide. Bajo los reinados de Keops y Kefrén surgieron las más famosas: las de Gizeh. El rey-niño Tutankamón se hizo famoso al descubrirse su tumba en 1922. La momia de Ramsés II, que dio esplendor al imperio, fue encontrada en 1881. Tras un periodo de decadencia, Ptolomeo, de origen persa, se proclamó faraón en el año 305 a.n.e. Esta dinastía y la grandeza del Antiguo Egipto terminaron con Cleopatra, famosa por su belleza. Prefirió que un áspid la mordiese antes que someterse a Roma.
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Allí encontraron lo que necesitaban: agua. Tribnus nómadas del desierto descubrieron hace muchos miles de años el valle del rio Nilo. Decidieron asentarse en esa fértil región, donde podían obtener un suministro regular de agua para la agricultura y la ganadería. Con el tiempo se crearon ciudades y dos reinos: el Alto y el Bajo Egipto. Cuando el Alto Egipto se hizo tan poderoso que conquistó el Bajo, nació el Antiguo Imperio. Esto ocurrió hace unos cinco mil años.
2. ¿Cómo aprovechaban sus aguas?
Crearon presas y diques -un verdadero sistema hidráulico- para aprovechar durante meses el caudal de las inundaciones. Además, el limo que dejaban sobre los campos de cultivo, situados en las márgenes del río, significaba su refertilización natural. Pero la crecida no era uniforme. Algunos años llegaba a cubrir los poblados, y entonces traía desolación y muerte. Otras veces resultaba insuficiente para cubrir las necesidades de todo un año.
3. ¿Cuál fue la primera capital?
Menfis, 30 Km al sur de El Cairo, fue fundada por el rey Menes durante la primera dinastía del Antiguo Imperio .3000-2134 a.n.e... Allí vivían los faraones en un gran palacio, cercano a los templos de Ptah, dios creador del mundo, y de Ra, el Sol. Había talleres artesanales, mercados y fortalezas, que daban prueba de su riqueza y esplendor.
4. ¿Cómo vivía un campasino egipcio?
Habitaba en una choza, construida con paja y barro, cerca de la hacienda de un gran señor, dueño de los campos donde trabajaba el campesino. Hacia el año 2100 a.n.e., el faraón repartió las tierras entre los pobres, pero con la condición de que entregaran una gran parte de la cosecha al reino. Entonces los campesinos tuvieron necesidad de ampliar sus viviendas para poder guardar los animales, las cosechas y sus aperos de labranza.
5. ¿Tenían palacios los nobles?
En las ciudades, los egipcios ricos tenían viviendas relativamente pequeñas, debido a la falta de espacio. Fuera de ellas se hacían construir hermosas mansiones, cerca de sus tierras de labranza. Alrededor de un gran salón, destinado a agasajar las visitas, se agrupaban las habitaciones restantes.
6. ¿Eran buenos agricultores?
Gracias a los canales, llevaban el agua a todas las pare parcelas de labranza. De este modo podían obtener abundantes cosechas en tierras que, de lo contrario, hubiesen sido ganadas por el desierto. Los trabajos de siembra, cultivo y recolección eran realizados de manera colectiva, ya fuera en tierras de un noble o en las de un simple campesino.
7. ¿Habían domesticado animales?
Tenían bueyes de labor y monos adiestrados que recolectaban frutos. Criaban corderos, aves y reses para alimentarse. Mantenían grandes colmenas, pues empleab empleaban la miel de abejas a falta de azúcar. El caballo era un animal importante, servía para el trabajo, la recreación y la guerra. Sólo los ricos tenían caballos, además de animales salvajes, como el león y el tigre, que exhibían en sus salones.
8. ¿Cuáles eran sus alimentos favoritos?
Gustavan mucho del asado de cordero. Acompañaban sus carnes hervidas, que también podían ser de patos, gansos o de res, con garbanzos en puré, puerros, rábanos, pepinos o huevos. Extraían pescados del Nilo. Como postre tenían las frutas del desierto: higos, dátiles y granadas. De la vid fabricaban vinos para los ricos. La cerveza era la bebida popular, y del pan llegaron tener decenas de variantes. El ajo era el condimento predilecto.
9. ¿Gustaban adornar sus cuerpos?
No sólo las mujeres, sino también los hombres pintaban sus rostros. Realzaban los ojos con trazos negros y las mejillas con polvos rojos. Recubrían el cuerpo con aceites aromáticos. De fresco lino blanco eran sus vestidos. Los modistos sabían plegarlos artísticamente. Todos los egipcios amaban las joyas. Los ricos las llevaban de oro, plata y piedras preciosas. El pueblo se adornaba con conchas, cuentas de vidrio o guijarros de colores. Durante las festividades portaban collares de flores y plumas de avestruz. Sobre las pelucas, un cono exhalaba un perfume dulzón.
10. ¿Comerciban con otros pueblos?
Pobres en recursos naturales, los egipcios llegaron muy lejos, para su época, en busca de lo necesario. De Fenicia traían caballos y maderas. En el Sinai encontraban turquesas y pista plata. Nubia aportaba metales preciosos. Fueron hasta Punt para obtener incienso, marfil, plumas de avestruz y animales exóticos. Como no conocían el dinero, intercambiaban vino, perfumes y tejidos por estos bienes.
11. ¿Cómo llegaban a otras tierras?
Para navegar por el Nilo tenían canoas de papiro y embarcaciones de velas y remos. Cuando cruzaban el mar hasta Fenicia o Creta empleaban naves construidas con buenas maderas del extranjero. Estos barcos llegaron a tener unos 60 m de longitud. Si la expedición era por tierra, las personas importantes iban a caballo; el resto, a pie. Transportaban las mercancias o el equipaje sobre asnos.
12. ¿Existía la escritura en el Antiguo Egipto?
Los egipcios tuvieron una escritura jeroglífica. En sus comienzos, cada signo representaba un objeto. Si se dibujaba una casa, significaba "casa"; ave. "ave" , y así sucesivamente. Con el desarrollo del estado necesitaron expresar acciones o sucesos más complejos. Recurrieron entonces a los signos representatn representantes de sonidos. Los esribas, combinando ambas clases de signos, escribían sobre los papiros.
13. ¿Quiénes iban a la escuela?
Sólo aquellos niños destinados por herencia familiar a ser escribas. Los que no eran hijos de escribas comenzaban a trabajar muy pronto como artesanos o campesinos. Los futuros escribas no sólo aprendían a escribir, sino también a leer y contar. De esta clase social surgían los funcionarios y diplomáticos. Los escolares poco aplicados recibían azotes.
14. ¿Qué es un papiro?
Así se llamaban unas cañas que crecen en las tierras bajas, junto al Nilo. Pero fue también el nombre que se dio a las "hojas" donde escribían los antiguos egipcios. Hasta nuestros días han llegado muchos rollos de papiros, conservados magnificamente por el calor seco de la región.
15. ¿Se había desarrollado la cultura?
Los tesoros de las tumbas faraónicas han sido prueba de la labor artesanal en la fabricación de vasijas, muebles, tejidos o el cincelado en madera y piedra. Sin embargo, como los artistas estaban obligados a crear según normas religiosas, no avanzaron en la forma, sino en el color. Por eso, cuando representan seres humanos, siempre aparecen en las mismas posiciones. Los ciegos se dedicaban a la música. Tocaban el arpa para acompañar sus relatos o interpretaban bailes. Las egipcias cobraron fama como excelentes danzarinas. Pero la herencia cultural más importante de los egipcios han sido las pirámides.
16. ¿Tenían tempolos para sus dioses?
Como pueblo religioso, los egipcios procuraron que sus dioses tuviesen una morada terrenal digna. En el templo vivían sacerdotes, bailarines y cantantes, que realizaban la fastuosa liturgia diaria. Sólo ellos tenían entrada al santuario, pequeña cámara interior donde habitaba el dios. Los demás egipcios debían hacer sus ofrendas en el exterior. Muchas personas venían a trabajar, pues había que atender las necesidades de los sacerdotes y cuidar las instalaciones. A la escuela del tempolo acudían niños de cualquier clase social que deseaban ser sacerdotes.
17. ¿Para qué construyeron las piramides?
Convencidos de la existencia de una vida ultraterrena, necesitaban grandes tumbas no sólo para el cuerpo, sino para todo aquello que debía acompañar el difunto en su nueva vida: muebles, ropas, joyas, vasijas y alimentos. En las pirámides se hacían inscripciones sobre las buenas acciones de la persona, de modo que Osiris pudiera juzagarla correctamente.
18. ¿Qué es una momia?
Si la persona volvía a la vida, debía conservarse su cuerpo. Era necesario embalsamarlo. Los especialistas extraían los órganos internos del cadáver y los guardaban en cuatro vasijas. Limpiaban el cuerpo con líquidos especiales. Después lo recubrían con natrón y lo dejaban secar. Pasado algún tiempo, volvían a limpiar el cadáver, e iniciaban la operación de envolverlo con vendas de lino, impregnadas de aceites y unguentos. Lo adornaban con una máscara, joyas y amuletos. Colocaban la momia en un sarcófago decorado.
19. ¿Cómo era la vida del faraón?
Como descendiente del dios Amón, el rey egipcio debía ser obedecido y adorado por todos. Habitaba en un palacio que, además de habitaciones privadas, tenía grandes salones de recepción. La reina era tan importante como él. Según la ocasión, el faraón llevaba una corona para señalar su origen divino. La guardia perso personal lo protegía y lo llevaba en trono de oro por las calles. A su muerte era conducido a una pirámide.
20. ¿Quiénes fueron los egipcios más famosos?
Menes, rey del Alto Egipto, fue fundador del Antiguo Imperio. Como primer faraón, construyó Menfis. Zoser mandó edificar en Sakkara la primera pirámide. Bajo los reinados de Keops y Kefrén surgieron las más famosas: las de Gizeh. El rey-niño Tutankamón se hizo famoso al descubrirse su tumba en 1922. La momia de Ramsés II, que dio esplendor al imperio, fue encontrada en 1881. Tras un periodo de decadencia, Ptolomeo, de origen persa, se proclamó faraón en el año 305 a.n.e. Esta dinastía y la grandeza del Antiguo Egipto terminaron con Cleopatra, famosa por su belleza. Prefirió que un áspid la mordiese antes que someterse a Roma.
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lunes, 13 de abril de 2009
Lenguaje
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Cada lengua es una posibilidad diferente de ver al mundo, de pensar en él, de identificar valores, o de resolver problemas.
Cada lengua representa la idiosincrasia de un pueblo, es decir, la manera de ser de cada uno.
Por siglos se han ido impregnando la manera de ser de cada pueblo. Por ejemplo, la lengua francesa implica elegancia, la lengua italiana nos muestra arte, alegría, la lengua alemana muestra orden, etc.
Actualmente, en el mundo existen alrededor de 200 países y, en esos 200 países, se hablan aproximadamente 6,000 idiomas. Eso quiere decir que, en los países del mundo, no se habla una sola lengua: se hablan muchas y muy diversas.
Por ejemplo, además del castellano, en España, se hablan el catalán, el gallego, el vasco, el aragonés, el bable, el aragonés y el romaní.
En Francia, además del francés, se hablan el bretón, el franco-provenzal, el gascón y el languedociano.
En México, además del castellano, se hablan más de 60 lenguas. Algunas de estas son el nahua, el zapoteco, el purépecha, el tzeltal, el maya, etc. México es uno de los países del mundo con mayor diversidad de lenguas.
Sólo unas 700 lenguas del mundo son habladas por grupos de más de 100 mil personas. Esto quiere decir que alrededor del 90% de las lenguas del mundo son habladas por grupos relativamente pequeños, grupos formados por menos de 100 mil personas.
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Cada lengua es una posibilidad diferente de ver al mundo, de pensar en él, de identificar valores, o de resolver problemas.
Cada lengua representa la idiosincrasia de un pueblo, es decir, la manera de ser de cada uno.
Por siglos se han ido impregnando la manera de ser de cada pueblo. Por ejemplo, la lengua francesa implica elegancia, la lengua italiana nos muestra arte, alegría, la lengua alemana muestra orden, etc.
Actualmente, en el mundo existen alrededor de 200 países y, en esos 200 países, se hablan aproximadamente 6,000 idiomas. Eso quiere decir que, en los países del mundo, no se habla una sola lengua: se hablan muchas y muy diversas.
Por ejemplo, además del castellano, en España, se hablan el catalán, el gallego, el vasco, el aragonés, el bable, el aragonés y el romaní.
En Francia, además del francés, se hablan el bretón, el franco-provenzal, el gascón y el languedociano.
En México, además del castellano, se hablan más de 60 lenguas. Algunas de estas son el nahua, el zapoteco, el purépecha, el tzeltal, el maya, etc. México es uno de los países del mundo con mayor diversidad de lenguas.
Sólo unas 700 lenguas del mundo son habladas por grupos de más de 100 mil personas. Esto quiere decir que alrededor del 90% de las lenguas del mundo son habladas por grupos relativamente pequeños, grupos formados por menos de 100 mil personas.
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domingo, 12 de abril de 2009
Lectura III
7000 049 10
LECTURA
-Oye Sofía, ¿por qué lees tanto? ¿qué te dió por leer tanto?
-El libro ha sido el mayor triunfo del ser humano. Sentada en la sala, vivo en una máquina del tiempo. En un instante puedo trasladarme a cualquier época, a cualquier lugar del globo terráqueo, y aun al espacio extraterrestre.
-Así, he vivido en cada época de la historia; he escuchado hablar al Buda; he marchado con las huestes de Alejandro Magno; he navegado con los vikingos; he viajado en canoas con los polinesios. He estado en las cortes de la reina Isabel I de Inglaterra y de Luis XIV de Francia; he sido amiga del capitán Nemo y he navegado con el cápitan Bligh en el Bounty.
-He deambulado por el ágota con Sócrates y Platón, y he escuchado a Jesús pronunciar el Sermón de la Montaña.
-Y lo mejor de todo es que puedo volver a hacerlo cuando me plazca. Ahí están los libros. Me basta con llegar a los libreros y tomarlos de ahí, para volver a vivir los momentos que he amado.
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LECTURA
-Oye Sofía, ¿por qué lees tanto? ¿qué te dió por leer tanto?
-El libro ha sido el mayor triunfo del ser humano. Sentada en la sala, vivo en una máquina del tiempo. En un instante puedo trasladarme a cualquier época, a cualquier lugar del globo terráqueo, y aun al espacio extraterrestre.
-Así, he vivido en cada época de la historia; he escuchado hablar al Buda; he marchado con las huestes de Alejandro Magno; he navegado con los vikingos; he viajado en canoas con los polinesios. He estado en las cortes de la reina Isabel I de Inglaterra y de Luis XIV de Francia; he sido amiga del capitán Nemo y he navegado con el cápitan Bligh en el Bounty.
-He deambulado por el ágota con Sócrates y Platón, y he escuchado a Jesús pronunciar el Sermón de la Montaña.
-Y lo mejor de todo es que puedo volver a hacerlo cuando me plazca. Ahí están los libros. Me basta con llegar a los libreros y tomarlos de ahí, para volver a vivir los momentos que he amado.
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Lectura II
Los adultos que no saben leer y escribir están muy cerca de la animalidad, son fáciles de conducir como un rebaño, se les puede mentir con suma facilidad, son primitivamente superticiosos y es posible hacerlos caer sin mayores dificultades en el fanatismo religioso para apartarlos de otros objetivos inconvenientes para la iglesia…
Muestra de ello fue que el presidente Vicente Fox en enero del año 2003, recomendó a Eufrosina Hernández -y a los ciudadanos queretanos en general- no leer los periódicos “para vivir más feliz”.
En fin, la manipulación resultaría más sencilla en la medida en que se les mantuviera alejados de la escuela y de los libros para garantizar, a través de la ignorancia, el pago de las limosnas, donativos y obtenciones parroquiales, se contará o no con ahorros familiares.
"Acuerdate que sólo yo puedo salvarte del infierno y obsequiarte la eternidad".
-Me irrita con la manipulación de los ignorantes. Me parece un verdadera salvajismo. Una iglesia piadosa no puede lucrar con la miseria, tratándose de una institución supuestamente dedicada a impartir protección y Consuelo.
Deja a los curas otros trescientos años al frente de la instrucción en nuestro país y podrás comprobar cómo la imbecilidad llegará al extremo de que se nos pueda llevar a dominar y a dirigir como una gran recua.
Esa irresponsabilidad histórica la pagaría generación tras generación….
¿Cuál era el sentido de estar contra periódicos y libros ante las masas de ignorantes?
En 1810, sólo el 1% de la población sabía leer y escribir.
En cambio los protestantes se salvaban a através de la lectura de la Biblia. Su propia religión los obligaba a evitar el analfabetismo. Saber leer y escribir los había unido como nación.
¿Cuándo en México se iban a vender quinientos mil ejemplares de un solo libro, como había acontecido en Estados Unidos con La cabaña del Tío Tom, si sólo en Puebla, Veracruz, el Distrito Federal y Guadalajara existían imprentas en 1810.
El clero nos sepultó en las tinieblas desde que impidió la edición e importación de libros "prohibidos", persiguió a quien pensara peligrosamente.
Se opuso a las ideas de Voltaire en contra del despotismo, a las de Montesquieu en relación a la división de los poderes; a las de Rousseau en torno a los derechos y libertades del individuo; y a las de Diderot y D'Alembert, enciclopedistas que exaltaron la prioridad y la excelencia de la razón.
El clero le cerró las puertas a la Ilustración, al Enciclopedismo y a los filósofos francéses.
"Los frailes hicieron a los mexicanos ignorantes como ellos. Sucios como ellos. Inmorales como ellos y holgazanes como ellos".
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Muestra de ello fue que el presidente Vicente Fox en enero del año 2003, recomendó a Eufrosina Hernández -y a los ciudadanos queretanos en general- no leer los periódicos “para vivir más feliz”.
En fin, la manipulación resultaría más sencilla en la medida en que se les mantuviera alejados de la escuela y de los libros para garantizar, a través de la ignorancia, el pago de las limosnas, donativos y obtenciones parroquiales, se contará o no con ahorros familiares.
"Acuerdate que sólo yo puedo salvarte del infierno y obsequiarte la eternidad".
-Me irrita con la manipulación de los ignorantes. Me parece un verdadera salvajismo. Una iglesia piadosa no puede lucrar con la miseria, tratándose de una institución supuestamente dedicada a impartir protección y Consuelo.
Deja a los curas otros trescientos años al frente de la instrucción en nuestro país y podrás comprobar cómo la imbecilidad llegará al extremo de que se nos pueda llevar a dominar y a dirigir como una gran recua.
Esa irresponsabilidad histórica la pagaría generación tras generación….
¿Cuál era el sentido de estar contra periódicos y libros ante las masas de ignorantes?
En 1810, sólo el 1% de la población sabía leer y escribir.
En cambio los protestantes se salvaban a através de la lectura de la Biblia. Su propia religión los obligaba a evitar el analfabetismo. Saber leer y escribir los había unido como nación.
¿Cuándo en México se iban a vender quinientos mil ejemplares de un solo libro, como había acontecido en Estados Unidos con La cabaña del Tío Tom, si sólo en Puebla, Veracruz, el Distrito Federal y Guadalajara existían imprentas en 1810.
El clero nos sepultó en las tinieblas desde que impidió la edición e importación de libros "prohibidos", persiguió a quien pensara peligrosamente.
Se opuso a las ideas de Voltaire en contra del despotismo, a las de Montesquieu en relación a la división de los poderes; a las de Rousseau en torno a los derechos y libertades del individuo; y a las de Diderot y D'Alembert, enciclopedistas que exaltaron la prioridad y la excelencia de la razón.
El clero le cerró las puertas a la Ilustración, al Enciclopedismo y a los filósofos francéses.
"Los frailes hicieron a los mexicanos ignorantes como ellos. Sucios como ellos. Inmorales como ellos y holgazanes como ellos".
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viernes, 10 de abril de 2009
Judit
1. ¿Quién fue Nabucodonosor?
Fue un rey de los Asirios.
2. ¿Quién fue Holofernes?
Fue el general a quien el rey Nabucodonosor encomendó la conquista de los pueblos que hoy ocupan el Medio Oriente.
3. ¿Cuantos hombres contaba en su ejercito el general asirio?
120,000 soldados de infantería, unos 20,000 arqueros montados.
4. ¿Qué hicieron los hebreos cuando vieron a los asirios sitiando su territorio?
Se llenaron de pavor y se pusieron a rezar en lugar de pelear contra los asirios.
5. ¿Había otros pueblos además de los hebreos en esa región?
Sí, y Holofernes los sometió y sólo quedaban los israelitas por ser vencidos.
6. ¿Cómo se salvaron los israelitas?
Gracias a Judit.
7. ¿Quién era Judit?
Judit era una viuda joven y bella.
8. ¿Cuál fue la proesa de Judit?
Judit fue a entrevistarse con el general Holofernes a quién sedujo, embriago y asesino cortándole la cabeza, misma que se llevó en un bulto de regreso con su gente.
9. ¿Qué pasó con el ejército asirio?
Cuando vieron a su general decapitado el terror se apoderó de ellos. Era tal su desconcierto que no atinaron sino a emprender la fuga.
10. ¿Cómo recibieron los israelitas a Judit?
La consideraron la gloria de Jerusalén, la alegría de Israel y la honra de la nación.
11. Cómo se llamaba la ciudad donde vivía Judit y que fue sitiada por el general Holofernes?
Betulia.
12. ¿En donde está escrito toda la historia de Judit?
En El Libro de Judit en la Biblia. Su texto original, en hebreo, se ha perdido, y sólo sobreviven cuatro traducciones antiguas al griego.
13. ¿A qué edad murió Judit?
Murió a los 105 años y fue sepultada en la tumba de su marido. El pueblo le hizo exequias durante 7 días.
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Fue un rey de los Asirios.
2. ¿Quién fue Holofernes?
Fue el general a quien el rey Nabucodonosor encomendó la conquista de los pueblos que hoy ocupan el Medio Oriente.
3. ¿Cuantos hombres contaba en su ejercito el general asirio?
120,000 soldados de infantería, unos 20,000 arqueros montados.
4. ¿Qué hicieron los hebreos cuando vieron a los asirios sitiando su territorio?
Se llenaron de pavor y se pusieron a rezar en lugar de pelear contra los asirios.
5. ¿Había otros pueblos además de los hebreos en esa región?
Sí, y Holofernes los sometió y sólo quedaban los israelitas por ser vencidos.
6. ¿Cómo se salvaron los israelitas?
Gracias a Judit.
7. ¿Quién era Judit?
Judit era una viuda joven y bella.
8. ¿Cuál fue la proesa de Judit?
Judit fue a entrevistarse con el general Holofernes a quién sedujo, embriago y asesino cortándole la cabeza, misma que se llevó en un bulto de regreso con su gente.
9. ¿Qué pasó con el ejército asirio?
Cuando vieron a su general decapitado el terror se apoderó de ellos. Era tal su desconcierto que no atinaron sino a emprender la fuga.
10. ¿Cómo recibieron los israelitas a Judit?
La consideraron la gloria de Jerusalén, la alegría de Israel y la honra de la nación.
11. Cómo se llamaba la ciudad donde vivía Judit y que fue sitiada por el general Holofernes?
Betulia.
12. ¿En donde está escrito toda la historia de Judit?
En El Libro de Judit en la Biblia. Su texto original, en hebreo, se ha perdido, y sólo sobreviven cuatro traducciones antiguas al griego.
13. ¿A qué edad murió Judit?
Murió a los 105 años y fue sepultada en la tumba de su marido. El pueblo le hizo exequias durante 7 días.
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Anécdotas de Alvaro Obregón
El Zarevich
Lo malo del poder, -me dijo un día Obregón-, es que uno jamás se acostumbra a perderlo. Hay una historia que me da miedo:
El zarevich tenía un criado, un hombre devoto que lo adoraba y soportaba cualquier cosa por su amito. En la casa imperial el criado era el modelo de fidelidad, docilidad, mansedumbre.
Vino la Revolución.
La familia de Nicolás II quedó prisionera en su castillo de Zarskoie.
El criado se convirtió en un tirano.
Obligó al zarevich a servirlo.
Lo humillaba con insultos, bofetadas y tareas inútiles, lo trataba con la mayor crueldad.
Hasta que un día se fue de Zarskoie y no volvió a saberse nada del sirviente...
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Es broma, es broma
Cuando el general Alvaro Obregón tomó militarmente la capital de la República, los horrores de la hambruna hacían mella con la gente.
Entonces el Obregón solicitó al clero un préstamos forzoso por quinientos mil pesos para "gastos de la revolución y servicios públicos", ante una tesorería federal quebrada y agotada por el conflicto armado.
El general recibió a un grupo de norteamericanos ofendidos por la imposición del "préstamos forzoso", porque a su juicio la Iglesia Católica carecía de fondos que, según ellos, habían empleado, hasta el último centavo, en ayudas piadosas y caritativas a los pobres.
-Perou, ¿y si nuestra querida Iglesia no poder prestar el dinerou, porque no lo tener, qué va a hacer usted, general?
-Muy sencillo -respondió el militar-. ¿Ve usted esta plaza tan amplia? fíjese bien, en el centro pondré una horca para colgar del pescuezo, uno por uno, a todos los curitas que sí le dieron dinero a Porfirio Díaz y al mugroso asesino de Huerta y que ahora se niegan a dárselo a su libertador.
El interlocutor norteamericano no podia salir de su azoro. No estaba acostumbrado a semejante brutalidad. Imposible imaginar a pastores protestantes colgados a lo largo de la Pennsylvania Avenue, Palideció.
-¿Sabe usted lo que es el pescuezo, mister…?
-Sí, clarou, ser aquí donde estar la manzanita -adujo llevándose la mano al cuello-. Pero, general, ¿los va usted a colgar aquí en el zócalou, en la plaza?
-En plena plaza, míster, ahí mérito, para que vean que sí soy de a de veras y que no me ando con chingaderas.
-¿Qué ser chingaderas, mi general…?
Obregón estalló de risa.
-¿De modo que no sabe usted lo que es una chingadera?
-Nou, señour… -repuso sin poder recuperar el color del rostro.
-Mire, para que nunca se le olvide, chingadera fue lo que nos hicieron ustedes, los gringos, cuando nos robaron a balazos y bombazos, como buenos rateros, Tejas con jota… Sí, con jota, nade de Tecsas, además de nuestra California y Nuevo México. Esa fue una chingaderota, míster.
El gringo enmudeció. Se sintió en ridículo mientras la hilaridad de los circundantes parecía no tener fin.
-También fue otra chingadera cuando nos invadieron en Tampico y en Veracruz el año pasado. Otra y otra más, mister. Ya debería saber lo que es una chingadera si vive en México, ¿no…?
De pronto cambio su actitud para sentenciar en terminos tronantes que no dejaban lugar a dudas en torno a la seriedad de sus intenciones.
-A ver, traigan harto mecate…
-¿Qué ser el mecate?
-¿Otra vez, mister? Pos la cuerda pa'colgar a los curitas, si no cómo.. De dónde vamosa colgar lo sabemos todos, ahora sólo nos falta el con qué, ¿no?
El yanquí quedo totalmente perplejo. Hallaba con Obregón, un hombre duro, severo, inflexible, que venía de la guerra, estaba en la guerra y volvería a la guerra.
Estaba acostumbrado a decir tu vida contra la mía, ahora mismo. No hay espacio para titubeos.
Ante las expresiones de terror de los mensajeros norteamericanos, el general Obregón finalmente cedió con el siguiente argumento:
-Es broma, es broma, no sería capaz de colgarlos porque no ganaría nada con ello, y es más, ni siquiera necesito el dichoso préstamo.
-¡Carambas!, eso sí que ser una mucho buena noticia, sabíamos que usted ser una muy buena persona con la que se podía hablar y entederse, señour.
-Quien se los dijo tenía toda la razón, mister, sólo quería informarles que a la hora de tomar la Catedral y otras iglesias y parroquias encontré los archivos eclesiásticos donde constan las cuantiosas inversiones y los bienes de la iglesia, así como los créditos extendidos a diferentes personas. Simplemente -adujo retorciéndose el bigote- confiscaré dichos bienes y los venderé, los remataré al mejor postor… En lo que hace a los préstamos, haré que los deudores de la iglesia me paquen a mí, liberándolos de cualquier carga financiera, de modo que díganle a sus padrecitos que no se preocupan, que nunca los colgaré, que no soy capaz de una villaina de esa naturaleza y que no me presten nada… Nos veremos el día de la subasta, mister…
Aunque el yanqui no acababa de salir de su azoro, todavía tuvo que resistir otro feroz embate del revolucionario.
-Haga correr la voz también, míster, entre todos los empresarios mexicanos o extranjeros, todos, y cuando digo todos son todos, de que voy a decretar un impuesto sobre las propiedades inmobiliarias para hacer frente a los gastos de la revolución, y quien se niegue a pagarlo tendrá que luchar contra las mareas de muertos de hambre que saquearán sus oficinas y bodegas. Podemos acarrear a miles a donde se nos dé la gana para que asalten a las empresas brincándose las bardas o tirando las puertas con la debida protección del ejército, hasta que queden limpiecitas las oficinas y los almacenes… ¿Cómo ve, mister? O nos ayudan o no tendré cómo detener a quienes tienen la panza vacía… Ahí usted sabrá…
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Gravamen de Guerra
A consecuencia de un gravamen de guerra impuesto por Alvaro Obregón a los empresarios, cuatrocientos de ellos, reunidos con él, se negron a pagarlo aduciendo que lo consideraban ofensivo, inmoral, imposible de cumplir e injusto.
El general divisionario les contestó en los siguientes terminos:
-Se ha tachado al decreto de inmoral; pero hay algo más inmoral, y es la actitud del grupo adinerado que le cierra las puertas al pueblo hambriento. Se le llama inmoral a un decreto que trata de evitar las inmoralidades; que sólo lleva por mira ayudar al pueblo que ustedes han explotado durante tantos años. Me complace ver que todos han hecho causa común; no importa; con una sola vara puedo hacer justicia a todos… El Ejército Constitucionalista, al cual tengo mucho honor en pertenecer, no viene a mendigar simpatías; viene a hacer justicia… Deber mío es decir a ustedes que el general Obregón no se deja burlar de nadie… La División que con orgullo comando ha cruzado la República del uno al otro extremo entre las maldiciones de los frailes y los anatemas de los burgueses. ¡Que mayor Gloria para mi! ¡La maldición de los frailes entraña una glorificación!… Ya he dicho que no toleraré que se burle ninguna de mis disposiciones. Repito lo que dije recientemente: No calmaré a balazos el hambre del pueblo. No olvides al pueblo que, enloquecido por su ansia, por su extrema necesidad, no tendría otro recurso de alivio que el de hacerse justicia por su propia mano. Por lo que a mí respecta, nada me importan vuestros anatemas, como nada me importaron las maldiciones de los frailes. A mí lo que me preocupa es la conquista de las libertades. Por esto es que desprecio los anónimos que a diario me envían frailes y burgueses, en los que hablan de muerte y de veneno. ¡desprecio esas amenzas y solo, en mi automóvil, todos pueden ver que paso por las calles! ¡Mi valor consiste en el miedo de mis enemigos! Aquí hemos terminado. De aquí saldrán los espectadores y los que hayan pagado sus cuotas. Los que no han pagado, esos… saldrán cualndo yo lo disponga.
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Los Sacerdotes y Obregón
-Y, ¿finalmente aportó el clero el medio millón de pesos requerido por Obregón?
-¡Qué van a aportar nada¡ La lana es sagrado, no la toques… Lo peor que le puedes pedir a un cura es dinero. Les puedes abrir en canal con un cuchillo cebollero, pero no les sacarás ni un clavo.
-Mi general Obregón recibió en Palacio Nacional, donde había instalado una oficina provisional, a una comisión de 180 sacerdotes quienes fueron a manifestarle su incapacidad material de cumplir con el préstamos forzoso. Sólo podían cooperar con piedad para los muertos y heridos. Imagínate lo que le fueron a contestar:
"Señor general, pondremos puestos de limosnas en las calles y en todo el país para reunir los quinientos mil pesos que usted quiere -adujo uno de ellos verdaderamente obeso que, sin duda, requería de un cíngulo especial para rodearle la inmensa cintura que ostentaba. El perfil y el rostro rubicundo de este sacerdote contrastaba con el de las famélicos que pululaban por las calles de la Ciudad de México en aquel 1915, mejor conocido como "el año del hambre".
-Esperame tantito… ¿qué es un cíngulo?
-Cíngulo es el cordón con el que un sacerdote se ciñe la sotana, pero, permiteme continuar con la anécdota.
"Mire, señor cura -repuso Obregón-, y escúchenme bien todos los aquí prsentes: yo sólo escucho la voz de la revolución y, créame, no tengo mucha paciencia. sólo quiero manifestarle con toda seriedad que su estratégia de la limosna sólo complicará el estado de cosas que estamos viviendo: este es el momento de impartir la limosna, no de implorarla. ¿Va a pedirle limosna a quien hace colas lastimosas en los expendios de leche, de carbón, de maíz y de tortillas para que compren menos cuando el hambre nos aprieta por todos lados? ¿Ese es su concepto de la piedad? Aporten dinero de ustedes el de sus rentas, el de sus intereses, el de sus utilidades de otras inversiones y, por favor, dejen alguna vez en su vida de esquilmar a los pobres, a los jodidos… No me repita otra vez lo de sus puestos de limosnas porque lo mando a Veracruz a trabajos forzados… A propósito -enfrento al cura de la voz cantante-: ¿Ha trabajado usted alguna vez en su vida o vive de los terceros, como todo buen parásito? ¿Sabe lo que es ganarse un peso?
"El sacerdote agachó la cabeza. Todos se miraron ofendidos sin responder a semejante pregunta.
"Señor, es que no tenemos dinero, señor, se lo juro por Dios que no me dejará mentir -todavía agregó el sacerdote de vientre y papada descomunales.
"Lo va a partir un rayo por andar jurando en falso… ¿No aprendió en el seminario que jamás debería jurar en vano en el nombre de Dios?
"El sacerdote se santiguó. Sacó de las enormes bolsas de su sotana, con el suficiente espacio para guardar las limosnas domingueras, un rosario de madera muy viejo, que besó compulsivamente como si estuviera pidiendo perdón, invocándolo.
"Lo que usted quiera, pero dinero no, por favor no… No lo tenemos, señor, no lo tenemos…
Entonces Obregón, mientras el resto de la comisión eclesiastica lo miraba atónita, se acercó al sacerdote, por lo visto el representante de todos ellos, hasta que casi se encontraron ambas narices para recetarle este párrafo inolvidable:
"Ustedes aplaudieron al asesino Huerta pactaron con él; ustedes, que tuvieron millones de pesos para el execrable asesino Victoriano Huerta, hoy no tienen medio millón para mitigar el hambre que azota despiadadamente a nuestras clases menesterosas.
"Señor, es que…
"Hemos terminado la conversación. Todos ustedes están presos a partir de este momento…
"¿Presos…? ¿Cómo presos…? ¿Todos…?
"¡Todos¡ Todos son todos, ¿Está claro?
"Dio entonces un par de gritos por el teléfono colocado encima de su escritorio y de golpe entro al despacho del Manco un piquete de soldados.
"Enciérrenlos en la intendencia y los largan mañana al amanecer, sin probar alimentó alguno, a la estación de ferrocarril. Se irán juntos con otros muchos sacerdotes a Veracruz a trabajar, a ver si al menos trabajan una vez en su vida… ¿No que ganarás el pan con el sudor de tu frente? Nunca ninguno de ustedes ha sudado para ganárselo, ¿verdad?"
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Tomado de
México Acribillado
Francisco Martín Moreno.
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Lo malo del poder, -me dijo un día Obregón-, es que uno jamás se acostumbra a perderlo. Hay una historia que me da miedo:
El zarevich tenía un criado, un hombre devoto que lo adoraba y soportaba cualquier cosa por su amito. En la casa imperial el criado era el modelo de fidelidad, docilidad, mansedumbre.
Vino la Revolución.
La familia de Nicolás II quedó prisionera en su castillo de Zarskoie.
El criado se convirtió en un tirano.
Obligó al zarevich a servirlo.
Lo humillaba con insultos, bofetadas y tareas inútiles, lo trataba con la mayor crueldad.
Hasta que un día se fue de Zarskoie y no volvió a saberse nada del sirviente...
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Es broma, es broma
Cuando el general Alvaro Obregón tomó militarmente la capital de la República, los horrores de la hambruna hacían mella con la gente.
Entonces el Obregón solicitó al clero un préstamos forzoso por quinientos mil pesos para "gastos de la revolución y servicios públicos", ante una tesorería federal quebrada y agotada por el conflicto armado.
El general recibió a un grupo de norteamericanos ofendidos por la imposición del "préstamos forzoso", porque a su juicio la Iglesia Católica carecía de fondos que, según ellos, habían empleado, hasta el último centavo, en ayudas piadosas y caritativas a los pobres.
-Perou, ¿y si nuestra querida Iglesia no poder prestar el dinerou, porque no lo tener, qué va a hacer usted, general?
-Muy sencillo -respondió el militar-. ¿Ve usted esta plaza tan amplia? fíjese bien, en el centro pondré una horca para colgar del pescuezo, uno por uno, a todos los curitas que sí le dieron dinero a Porfirio Díaz y al mugroso asesino de Huerta y que ahora se niegan a dárselo a su libertador.
El interlocutor norteamericano no podia salir de su azoro. No estaba acostumbrado a semejante brutalidad. Imposible imaginar a pastores protestantes colgados a lo largo de la Pennsylvania Avenue, Palideció.
-¿Sabe usted lo que es el pescuezo, mister…?
-Sí, clarou, ser aquí donde estar la manzanita -adujo llevándose la mano al cuello-. Pero, general, ¿los va usted a colgar aquí en el zócalou, en la plaza?
-En plena plaza, míster, ahí mérito, para que vean que sí soy de a de veras y que no me ando con chingaderas.
-¿Qué ser chingaderas, mi general…?
Obregón estalló de risa.
-¿De modo que no sabe usted lo que es una chingadera?
-Nou, señour… -repuso sin poder recuperar el color del rostro.
-Mire, para que nunca se le olvide, chingadera fue lo que nos hicieron ustedes, los gringos, cuando nos robaron a balazos y bombazos, como buenos rateros, Tejas con jota… Sí, con jota, nade de Tecsas, además de nuestra California y Nuevo México. Esa fue una chingaderota, míster.
El gringo enmudeció. Se sintió en ridículo mientras la hilaridad de los circundantes parecía no tener fin.
-También fue otra chingadera cuando nos invadieron en Tampico y en Veracruz el año pasado. Otra y otra más, mister. Ya debería saber lo que es una chingadera si vive en México, ¿no…?
De pronto cambio su actitud para sentenciar en terminos tronantes que no dejaban lugar a dudas en torno a la seriedad de sus intenciones.
-A ver, traigan harto mecate…
-¿Qué ser el mecate?
-¿Otra vez, mister? Pos la cuerda pa'colgar a los curitas, si no cómo.. De dónde vamosa colgar lo sabemos todos, ahora sólo nos falta el con qué, ¿no?
El yanquí quedo totalmente perplejo. Hallaba con Obregón, un hombre duro, severo, inflexible, que venía de la guerra, estaba en la guerra y volvería a la guerra.
Estaba acostumbrado a decir tu vida contra la mía, ahora mismo. No hay espacio para titubeos.
Ante las expresiones de terror de los mensajeros norteamericanos, el general Obregón finalmente cedió con el siguiente argumento:
-Es broma, es broma, no sería capaz de colgarlos porque no ganaría nada con ello, y es más, ni siquiera necesito el dichoso préstamo.
-¡Carambas!, eso sí que ser una mucho buena noticia, sabíamos que usted ser una muy buena persona con la que se podía hablar y entederse, señour.
-Quien se los dijo tenía toda la razón, mister, sólo quería informarles que a la hora de tomar la Catedral y otras iglesias y parroquias encontré los archivos eclesiásticos donde constan las cuantiosas inversiones y los bienes de la iglesia, así como los créditos extendidos a diferentes personas. Simplemente -adujo retorciéndose el bigote- confiscaré dichos bienes y los venderé, los remataré al mejor postor… En lo que hace a los préstamos, haré que los deudores de la iglesia me paquen a mí, liberándolos de cualquier carga financiera, de modo que díganle a sus padrecitos que no se preocupan, que nunca los colgaré, que no soy capaz de una villaina de esa naturaleza y que no me presten nada… Nos veremos el día de la subasta, mister…
Aunque el yanqui no acababa de salir de su azoro, todavía tuvo que resistir otro feroz embate del revolucionario.
-Haga correr la voz también, míster, entre todos los empresarios mexicanos o extranjeros, todos, y cuando digo todos son todos, de que voy a decretar un impuesto sobre las propiedades inmobiliarias para hacer frente a los gastos de la revolución, y quien se niegue a pagarlo tendrá que luchar contra las mareas de muertos de hambre que saquearán sus oficinas y bodegas. Podemos acarrear a miles a donde se nos dé la gana para que asalten a las empresas brincándose las bardas o tirando las puertas con la debida protección del ejército, hasta que queden limpiecitas las oficinas y los almacenes… ¿Cómo ve, mister? O nos ayudan o no tendré cómo detener a quienes tienen la panza vacía… Ahí usted sabrá…
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Gravamen de Guerra
A consecuencia de un gravamen de guerra impuesto por Alvaro Obregón a los empresarios, cuatrocientos de ellos, reunidos con él, se negron a pagarlo aduciendo que lo consideraban ofensivo, inmoral, imposible de cumplir e injusto.
El general divisionario les contestó en los siguientes terminos:
-Se ha tachado al decreto de inmoral; pero hay algo más inmoral, y es la actitud del grupo adinerado que le cierra las puertas al pueblo hambriento. Se le llama inmoral a un decreto que trata de evitar las inmoralidades; que sólo lleva por mira ayudar al pueblo que ustedes han explotado durante tantos años. Me complace ver que todos han hecho causa común; no importa; con una sola vara puedo hacer justicia a todos… El Ejército Constitucionalista, al cual tengo mucho honor en pertenecer, no viene a mendigar simpatías; viene a hacer justicia… Deber mío es decir a ustedes que el general Obregón no se deja burlar de nadie… La División que con orgullo comando ha cruzado la República del uno al otro extremo entre las maldiciones de los frailes y los anatemas de los burgueses. ¡Que mayor Gloria para mi! ¡La maldición de los frailes entraña una glorificación!… Ya he dicho que no toleraré que se burle ninguna de mis disposiciones. Repito lo que dije recientemente: No calmaré a balazos el hambre del pueblo. No olvides al pueblo que, enloquecido por su ansia, por su extrema necesidad, no tendría otro recurso de alivio que el de hacerse justicia por su propia mano. Por lo que a mí respecta, nada me importan vuestros anatemas, como nada me importaron las maldiciones de los frailes. A mí lo que me preocupa es la conquista de las libertades. Por esto es que desprecio los anónimos que a diario me envían frailes y burgueses, en los que hablan de muerte y de veneno. ¡desprecio esas amenzas y solo, en mi automóvil, todos pueden ver que paso por las calles! ¡Mi valor consiste en el miedo de mis enemigos! Aquí hemos terminado. De aquí saldrán los espectadores y los que hayan pagado sus cuotas. Los que no han pagado, esos… saldrán cualndo yo lo disponga.
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Los Sacerdotes y Obregón
-Y, ¿finalmente aportó el clero el medio millón de pesos requerido por Obregón?
-¡Qué van a aportar nada¡ La lana es sagrado, no la toques… Lo peor que le puedes pedir a un cura es dinero. Les puedes abrir en canal con un cuchillo cebollero, pero no les sacarás ni un clavo.
-Mi general Obregón recibió en Palacio Nacional, donde había instalado una oficina provisional, a una comisión de 180 sacerdotes quienes fueron a manifestarle su incapacidad material de cumplir con el préstamos forzoso. Sólo podían cooperar con piedad para los muertos y heridos. Imagínate lo que le fueron a contestar:
"Señor general, pondremos puestos de limosnas en las calles y en todo el país para reunir los quinientos mil pesos que usted quiere -adujo uno de ellos verdaderamente obeso que, sin duda, requería de un cíngulo especial para rodearle la inmensa cintura que ostentaba. El perfil y el rostro rubicundo de este sacerdote contrastaba con el de las famélicos que pululaban por las calles de la Ciudad de México en aquel 1915, mejor conocido como "el año del hambre".
-Esperame tantito… ¿qué es un cíngulo?
-Cíngulo es el cordón con el que un sacerdote se ciñe la sotana, pero, permiteme continuar con la anécdota.
"Mire, señor cura -repuso Obregón-, y escúchenme bien todos los aquí prsentes: yo sólo escucho la voz de la revolución y, créame, no tengo mucha paciencia. sólo quiero manifestarle con toda seriedad que su estratégia de la limosna sólo complicará el estado de cosas que estamos viviendo: este es el momento de impartir la limosna, no de implorarla. ¿Va a pedirle limosna a quien hace colas lastimosas en los expendios de leche, de carbón, de maíz y de tortillas para que compren menos cuando el hambre nos aprieta por todos lados? ¿Ese es su concepto de la piedad? Aporten dinero de ustedes el de sus rentas, el de sus intereses, el de sus utilidades de otras inversiones y, por favor, dejen alguna vez en su vida de esquilmar a los pobres, a los jodidos… No me repita otra vez lo de sus puestos de limosnas porque lo mando a Veracruz a trabajos forzados… A propósito -enfrento al cura de la voz cantante-: ¿Ha trabajado usted alguna vez en su vida o vive de los terceros, como todo buen parásito? ¿Sabe lo que es ganarse un peso?
"El sacerdote agachó la cabeza. Todos se miraron ofendidos sin responder a semejante pregunta.
"Señor, es que no tenemos dinero, señor, se lo juro por Dios que no me dejará mentir -todavía agregó el sacerdote de vientre y papada descomunales.
"Lo va a partir un rayo por andar jurando en falso… ¿No aprendió en el seminario que jamás debería jurar en vano en el nombre de Dios?
"El sacerdote se santiguó. Sacó de las enormes bolsas de su sotana, con el suficiente espacio para guardar las limosnas domingueras, un rosario de madera muy viejo, que besó compulsivamente como si estuviera pidiendo perdón, invocándolo.
"Lo que usted quiera, pero dinero no, por favor no… No lo tenemos, señor, no lo tenemos…
Entonces Obregón, mientras el resto de la comisión eclesiastica lo miraba atónita, se acercó al sacerdote, por lo visto el representante de todos ellos, hasta que casi se encontraron ambas narices para recetarle este párrafo inolvidable:
"Ustedes aplaudieron al asesino Huerta pactaron con él; ustedes, que tuvieron millones de pesos para el execrable asesino Victoriano Huerta, hoy no tienen medio millón para mitigar el hambre que azota despiadadamente a nuestras clases menesterosas.
"Señor, es que…
"Hemos terminado la conversación. Todos ustedes están presos a partir de este momento…
"¿Presos…? ¿Cómo presos…? ¿Todos…?
"¡Todos¡ Todos son todos, ¿Está claro?
"Dio entonces un par de gritos por el teléfono colocado encima de su escritorio y de golpe entro al despacho del Manco un piquete de soldados.
"Enciérrenlos en la intendencia y los largan mañana al amanecer, sin probar alimentó alguno, a la estación de ferrocarril. Se irán juntos con otros muchos sacerdotes a Veracruz a trabajar, a ver si al menos trabajan una vez en su vida… ¿No que ganarás el pan con el sudor de tu frente? Nunca ninguno de ustedes ha sudado para ganárselo, ¿verdad?"
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Tomado de
México Acribillado
Francisco Martín Moreno.
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miércoles, 1 de abril de 2009
Pio XII
anne marie mergier
Historiadora respetada y afamada, catedrática de la Universidad París VII, Annie Lacroix-Riz confía a la corresponsal que podría escribir un libro sobre las desventuras que le valió la publicación, en 1996, de su densa investigación Le Vatican, l’Europe et le Reich de la Première Guerre Mondiale à la Guerre Froide (El Vaticano, Europa y el Reich desde la Primera Guerra Mundial hasta la Guerra Fría).
"Las autoridades eclesiales francesas activaron su poderosa red de cabildeo para asegurarse de que mi libro tuviera un entierro de primera clase", cuenta.
Y lo lograron. En la prensa francesa casi nadie se atrevió a comentarlo y una de las pocas personas que lo hizo se quedó aterrorizada ante las críticas de las que fue objeto.
Ese ostracismo disminuyó un poco en los últimos días: en el marco del debate que despierta la película Amén de Costa-Gavras, Le Monde acaba de publicar un análisis denso y demoledor de Lacroix-Riz sobre Pío XII.
Pero en la nota de presentación de la autora, el periódico omitió mencionar que había escrito ese libro que tanto enojo provoca en el Episcopado.
El Vaticano, Europa y el Reich se nutrió de 20 años de exploración sistemática de archivos europeos —en particular los del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia— de la primera parte del siglo XX.
Lacroix-Riz dedicó casi seis años a la redacción de su libro y pasó cinco años más antes de encontrar un editor dispuesto a publicarlo.
Es imposible resumir ese trabajo de 540 páginas, pero al leerlo no es difícil entender por qué la investigación despierta la ira de la Iglesia.
Para la historiadora, Pío XII no fue apático ante el nazismo, sino muy activo a su favor. Aquí están los documentos, insiste Lacroix-Riz.
Y cuenta:
Eugenio Pacelli —futuro Pío XII— era un germanófilo tan convencido que en Italia y en Polonia sus colegas lo llamaban Tedesco (el alemán). En 1917, el Vaticano lo nombró nuncio en Munich a pedido expreso de Eizberger, líder de Zentrum (Partido Católico e intermediario entre el Reich y la Curia romana).
En Munich, Pacelli se rodeó de una camarilla de ultraderecha que lo acompañó a lo largo de toda su vida. En los años veinte frecuentaba mucho a Ludendorff, un íntimo de Hitler. Pacelli odiaba tanto a los franceses como a los ‘bolcheviques’ polacos o alemanes. Y los franceses seguían su carrera paso a paso. Eso se refleja en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia sumamente detallados. Fueron para mí una auténtica mina de oro.
Prosigue Annie Lacroix-Riz: El antisemitismo de la Iglesia católica entre las dos guerras mundiales ya no es objeto de debate para nadie hoy en día. Está más que comprobado. Sólo se discute la definición de ese antisemitismo: ¿Se trataba de un antijudaísmo o de un antisemitismo racial, lo que los alemanes llaman volkisch? En el caso de Pacelli, no hay discusión: se trataba de una impresionante mezcla de los dos. Basta leer las cartas que escribió cuando vivía en Munich.
La historiadora recalca que Pacelli fue el abogado incansable de los derechos del Reich contra el tratado de Versalles, firmado en 1919 después de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial. A partir de 1920 y con el beneplácito, primero, de Benedicto XV y, luego, de Pío XI, Pacelli participó activamente en la reunificación de la derecha alemana, reunificación que incluía a los nazis, especifica Lacroix-Riz.
Después de las elecciones alemanas de 1930, Pío XI, Pacelli —que ya era secretario de Estado del Vaticano—, al igual que eminentes personajes de la Curia romana, manifestaron su apoyo irrestricto a la opción nazi, que les parecía la única solución para contrarrestar el bolchevismo.
En 1933, Hitler se aprestaba a
tomar el poder en la forma violenta que todos conocemos. Y fue precisamente en ese año cuando, bajo presión de Pacelli y otros, el Vaticano decidió firmar el Concordato con Alemania.
—A finales de 1942 y a principios de 1943, los dos principales protagonistas de Amén hacen esfuerzos desesperados para alertar a Pío XII sobre la exterminación industrial de los judíos. Costa-Gavras da a entender que el Papa estaba enterado del hecho desde hace tiempo.
—Por supuesto que estaba enterado. Los documentos que revisé y los que analizaron otros historiadores demuestran que, desde 1933, tanto Pacelli como Pío XI estuvieron al tanto de todo lo relacionado con la persecución de los judíos.
Pacelli accedió al poder en 1939 y siguió informado con precisión sobre las atrocidades nazis.
—En la encendida polémica que provoca Amén en Francia, hay quienes afirman que Pío XII denunció en múltiples ocasiones los nacionalismos y totalitarismos.
—Pues mienten. Jamás Pío XII denunció el nacionalismo de Hitler o el totalitarismo nazi. El único nacionalismo que denunció fue el de los enemigos del Reich. Calificó de exagerado el de Checoslovaquia, por ejemplo, que intentaba resistir a los nazis. Y sólo el totalitarismo soviético le inspiró acerbas críticas.
—Tanto en su libro como en el ensayo que acaba de publicar en Le Monde, usted manifiesta su desacuerdo con la expresión el silencio de Pío XII.
—Claro, porque este Papa habló muchísimo. Sólo le citaré unos ejemplos: cuando empezó el bombardeo de las ciudades alemanas en 1942, Pío XII protestó en forma tronante; cuando Roma fue bombardeada a su vez en julio de 1943, el Papa visitó los barrios destruidos y criticó los ataques aéreos de las fuerzas aliadas con tanta vehemencia que sus amigos estadunidenses, terriblemente enojados, tuvieron que recordarle que nunca había levantado la voz para denunciar los bombardeos de Londres, Coventry o Varsovia por la aviación alemana.
Pío XII, que nunca pronunció una palabra en contra de los nazis, fue inagotable para condenar el proyecto de ‘capitulación sin condiciones’ de Alemania que empezó a elaborarse en 1943. Al igual que su antecesor, Benoit XV, durante la Primera Guerra Mundial, Pío XII abogó a favor de una ‘paz cristiana’ sin castigo para los verdugos y sin reparaciones para las víctimas.
—En El Vaticano, Europa y el Reich... usted dedica páginas al importante papel que jugo la Santa Sede en la salida de miles de nazis de Alemania, después de la caída del III Reich.
—Al final de Amén se ve cómo el ultraderechista obispo austríaco Hudal ayuda, en forma oficial, a huir hacia Argentina a uno de los personajes de la película: un médico de la SS que supervisaba la eliminación por gas de judíos en un campo de concentración. Esa escena no existía en El Vicario porque Hochhuth no disponía de estas informaciones que los historiadores descubrieron después en los archivos.
Es importante que Costa-Gavras haya agregado esa escena, porque demuestra la continuidad de la política de Pacelli-Pío XII que se mostró favorable a la opción nazi cuando empezó a consolidarse en los años treinta, que no criticó a Hitler durante toda la guerra y ayudó a sus partidarios a huir de Alemania después de la guerra.
—En su libro usted afirma que Pío XII ordenó a todas las Iglesias nacionales participar en esa salida de los nazis.
—Al igual que otros historiadores que trabajaron sobre el tema, basándome en documentos irrefutables, explico cómo, junto con Giovanni Battista Montini (futuro Pablo VI) y Hudal, Pío XII organizó redes
para la salida de nazis, llamadas Rat Lines por los norteamericanos y financiadas por Estados Unidos. Los nazis más preparados —científicos de altísimo nivel, expertos militares, etcétera— fueron recuperados por los estadunidenses. Los demás fueron enviados a otras partes, muchos a América Latina. Para eso Pío XII movilizó a toda la Iglesia romana, tanto al clero secular como al regular. Miles de monasterios y conventos europeos se transformaron así en centro de tránsito de los nazis que huían de Alemania. Cabe recordar que desde el principio de los años treinta el mismo Vaticano había prohibido a la Iglesia romana expresar cualquier forma de protesta contra el nazismo.
—¿Cree que después de la conmoción internacional que, sin duda, provocará Amén, Juan Pablo II seguirá insistiendo en canonizar a Pío XII?
—Vamos a ver... Juan Pablo II no suele capitular tan fácilmente. Además, ya tiene bastante planeado el asunto. Para preparar el terreno, aprovechó los sentimientos antiserbios que despertaron las guerras de Yugoslavia en la década de los noventa para beatificar a uno de los seres más siniestros de Croacia.
—¿Usted se refiere a Aloyus Stepinac, arzobispo de Zagreb, que menciona tanto en su libro como en su ensayo publicado por Le Monde?
—Exactamente. Gracias a los archivos franceses pude reconstituir toda la biografía de ese prelado abominable que, gracias a Pacelli, se convirtió en el brazo derecho de Ante Pavelitch, líder del llamado Estado Independiente de Croacia, aliado incondicional de Hitler. Lo que hizo la Iglesia en Europa Oriental no tiene nombre. Participó activa y físicamente en la exterminación de los judíos-bolcheviques. El clero católico croata pretendió convertir a la fuerza a los serbios ortodoxos. Como éstos resistieron, los masacraron.
— ¡El clero mismo! ¡No le puedo creer!
—Pues lea el libro de Carlo Falconi, un católico italiano bastante institucional, que describe cómo los padres franciscanos armados con pistolas, hachas, puñales y porras exterminaron a los serbios en el campo de Jasenovac, como en tantos otros. Busque el documental que la BBC realizó sobre el tema a partir de archivos filmados yugoslavos, cuyas imágenes son absolutamente insostenibles. Lea el libro El genocidio ocultado, el Estado croata independiente 1941-1945 que publicó en 1999 Marco Antonio Rigelli basándose en los archivos croatas. En su libro hay fotos insoportables. Rigelli, por cierto, tuvo muchos problemas para encontrar un editor que se atreviera a sacar su investigación.
El Vaticano autorizó, además, que el clero croata se apoderara de los bienes de las víctimas. Eso queda claramente estipulado en una carta redactada en latín que envió a su nuncio en Zagreb. Stepinac jugó un papel capital en esa exterminación. Después de la guerra, fue encargado por el Vaticano de organizar la salida de los fascistas croatas.
—¿Y ese hombre es al que pretende canonizar Juan Pablo II?
—El proceso de beatificación ya está bastante adelantado. Fue una especie de globo sonda que lanzó el Papa para ver cómo reaccionaba la comunidad internacional antes de lanzarse a la canonización de Pío XII. El repudio occidental de los serbios impidió que el caso Stepinac provocara un escándalo. Esperemos que la película de Costa-Gavras y que los consiguientes debates, que quizás esta vez la Santa Sede no logrará apagar, logren hacer retroceder al Vaticano. Tengo mis dudas.
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Historiadora respetada y afamada, catedrática de la Universidad París VII, Annie Lacroix-Riz confía a la corresponsal que podría escribir un libro sobre las desventuras que le valió la publicación, en 1996, de su densa investigación Le Vatican, l’Europe et le Reich de la Première Guerre Mondiale à la Guerre Froide (El Vaticano, Europa y el Reich desde la Primera Guerra Mundial hasta la Guerra Fría).
"Las autoridades eclesiales francesas activaron su poderosa red de cabildeo para asegurarse de que mi libro tuviera un entierro de primera clase", cuenta.
Y lo lograron. En la prensa francesa casi nadie se atrevió a comentarlo y una de las pocas personas que lo hizo se quedó aterrorizada ante las críticas de las que fue objeto.
Ese ostracismo disminuyó un poco en los últimos días: en el marco del debate que despierta la película Amén de Costa-Gavras, Le Monde acaba de publicar un análisis denso y demoledor de Lacroix-Riz sobre Pío XII.
Pero en la nota de presentación de la autora, el periódico omitió mencionar que había escrito ese libro que tanto enojo provoca en el Episcopado.
El Vaticano, Europa y el Reich se nutrió de 20 años de exploración sistemática de archivos europeos —en particular los del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia— de la primera parte del siglo XX.
Lacroix-Riz dedicó casi seis años a la redacción de su libro y pasó cinco años más antes de encontrar un editor dispuesto a publicarlo.
Es imposible resumir ese trabajo de 540 páginas, pero al leerlo no es difícil entender por qué la investigación despierta la ira de la Iglesia.
Para la historiadora, Pío XII no fue apático ante el nazismo, sino muy activo a su favor. Aquí están los documentos, insiste Lacroix-Riz.
Y cuenta:
Eugenio Pacelli —futuro Pío XII— era un germanófilo tan convencido que en Italia y en Polonia sus colegas lo llamaban Tedesco (el alemán). En 1917, el Vaticano lo nombró nuncio en Munich a pedido expreso de Eizberger, líder de Zentrum (Partido Católico e intermediario entre el Reich y la Curia romana).
En Munich, Pacelli se rodeó de una camarilla de ultraderecha que lo acompañó a lo largo de toda su vida. En los años veinte frecuentaba mucho a Ludendorff, un íntimo de Hitler. Pacelli odiaba tanto a los franceses como a los ‘bolcheviques’ polacos o alemanes. Y los franceses seguían su carrera paso a paso. Eso se refleja en los archivos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Francia sumamente detallados. Fueron para mí una auténtica mina de oro.
Prosigue Annie Lacroix-Riz: El antisemitismo de la Iglesia católica entre las dos guerras mundiales ya no es objeto de debate para nadie hoy en día. Está más que comprobado. Sólo se discute la definición de ese antisemitismo: ¿Se trataba de un antijudaísmo o de un antisemitismo racial, lo que los alemanes llaman volkisch? En el caso de Pacelli, no hay discusión: se trataba de una impresionante mezcla de los dos. Basta leer las cartas que escribió cuando vivía en Munich.
La historiadora recalca que Pacelli fue el abogado incansable de los derechos del Reich contra el tratado de Versalles, firmado en 1919 después de la derrota alemana en la Primera Guerra Mundial. A partir de 1920 y con el beneplácito, primero, de Benedicto XV y, luego, de Pío XI, Pacelli participó activamente en la reunificación de la derecha alemana, reunificación que incluía a los nazis, especifica Lacroix-Riz.
Después de las elecciones alemanas de 1930, Pío XI, Pacelli —que ya era secretario de Estado del Vaticano—, al igual que eminentes personajes de la Curia romana, manifestaron su apoyo irrestricto a la opción nazi, que les parecía la única solución para contrarrestar el bolchevismo.
En 1933, Hitler se aprestaba a
tomar el poder en la forma violenta que todos conocemos. Y fue precisamente en ese año cuando, bajo presión de Pacelli y otros, el Vaticano decidió firmar el Concordato con Alemania.
—A finales de 1942 y a principios de 1943, los dos principales protagonistas de Amén hacen esfuerzos desesperados para alertar a Pío XII sobre la exterminación industrial de los judíos. Costa-Gavras da a entender que el Papa estaba enterado del hecho desde hace tiempo.
—Por supuesto que estaba enterado. Los documentos que revisé y los que analizaron otros historiadores demuestran que, desde 1933, tanto Pacelli como Pío XI estuvieron al tanto de todo lo relacionado con la persecución de los judíos.
Pacelli accedió al poder en 1939 y siguió informado con precisión sobre las atrocidades nazis.
—En la encendida polémica que provoca Amén en Francia, hay quienes afirman que Pío XII denunció en múltiples ocasiones los nacionalismos y totalitarismos.
—Pues mienten. Jamás Pío XII denunció el nacionalismo de Hitler o el totalitarismo nazi. El único nacionalismo que denunció fue el de los enemigos del Reich. Calificó de exagerado el de Checoslovaquia, por ejemplo, que intentaba resistir a los nazis. Y sólo el totalitarismo soviético le inspiró acerbas críticas.
—Tanto en su libro como en el ensayo que acaba de publicar en Le Monde, usted manifiesta su desacuerdo con la expresión el silencio de Pío XII.
—Claro, porque este Papa habló muchísimo. Sólo le citaré unos ejemplos: cuando empezó el bombardeo de las ciudades alemanas en 1942, Pío XII protestó en forma tronante; cuando Roma fue bombardeada a su vez en julio de 1943, el Papa visitó los barrios destruidos y criticó los ataques aéreos de las fuerzas aliadas con tanta vehemencia que sus amigos estadunidenses, terriblemente enojados, tuvieron que recordarle que nunca había levantado la voz para denunciar los bombardeos de Londres, Coventry o Varsovia por la aviación alemana.
Pío XII, que nunca pronunció una palabra en contra de los nazis, fue inagotable para condenar el proyecto de ‘capitulación sin condiciones’ de Alemania que empezó a elaborarse en 1943. Al igual que su antecesor, Benoit XV, durante la Primera Guerra Mundial, Pío XII abogó a favor de una ‘paz cristiana’ sin castigo para los verdugos y sin reparaciones para las víctimas.
—En El Vaticano, Europa y el Reich... usted dedica páginas al importante papel que jugo la Santa Sede en la salida de miles de nazis de Alemania, después de la caída del III Reich.
—Al final de Amén se ve cómo el ultraderechista obispo austríaco Hudal ayuda, en forma oficial, a huir hacia Argentina a uno de los personajes de la película: un médico de la SS que supervisaba la eliminación por gas de judíos en un campo de concentración. Esa escena no existía en El Vicario porque Hochhuth no disponía de estas informaciones que los historiadores descubrieron después en los archivos.
Es importante que Costa-Gavras haya agregado esa escena, porque demuestra la continuidad de la política de Pacelli-Pío XII que se mostró favorable a la opción nazi cuando empezó a consolidarse en los años treinta, que no criticó a Hitler durante toda la guerra y ayudó a sus partidarios a huir de Alemania después de la guerra.
—En su libro usted afirma que Pío XII ordenó a todas las Iglesias nacionales participar en esa salida de los nazis.
—Al igual que otros historiadores que trabajaron sobre el tema, basándome en documentos irrefutables, explico cómo, junto con Giovanni Battista Montini (futuro Pablo VI) y Hudal, Pío XII organizó redes
para la salida de nazis, llamadas Rat Lines por los norteamericanos y financiadas por Estados Unidos. Los nazis más preparados —científicos de altísimo nivel, expertos militares, etcétera— fueron recuperados por los estadunidenses. Los demás fueron enviados a otras partes, muchos a América Latina. Para eso Pío XII movilizó a toda la Iglesia romana, tanto al clero secular como al regular. Miles de monasterios y conventos europeos se transformaron así en centro de tránsito de los nazis que huían de Alemania. Cabe recordar que desde el principio de los años treinta el mismo Vaticano había prohibido a la Iglesia romana expresar cualquier forma de protesta contra el nazismo.
—¿Cree que después de la conmoción internacional que, sin duda, provocará Amén, Juan Pablo II seguirá insistiendo en canonizar a Pío XII?
—Vamos a ver... Juan Pablo II no suele capitular tan fácilmente. Además, ya tiene bastante planeado el asunto. Para preparar el terreno, aprovechó los sentimientos antiserbios que despertaron las guerras de Yugoslavia en la década de los noventa para beatificar a uno de los seres más siniestros de Croacia.
—¿Usted se refiere a Aloyus Stepinac, arzobispo de Zagreb, que menciona tanto en su libro como en su ensayo publicado por Le Monde?
—Exactamente. Gracias a los archivos franceses pude reconstituir toda la biografía de ese prelado abominable que, gracias a Pacelli, se convirtió en el brazo derecho de Ante Pavelitch, líder del llamado Estado Independiente de Croacia, aliado incondicional de Hitler. Lo que hizo la Iglesia en Europa Oriental no tiene nombre. Participó activa y físicamente en la exterminación de los judíos-bolcheviques. El clero católico croata pretendió convertir a la fuerza a los serbios ortodoxos. Como éstos resistieron, los masacraron.
— ¡El clero mismo! ¡No le puedo creer!
—Pues lea el libro de Carlo Falconi, un católico italiano bastante institucional, que describe cómo los padres franciscanos armados con pistolas, hachas, puñales y porras exterminaron a los serbios en el campo de Jasenovac, como en tantos otros. Busque el documental que la BBC realizó sobre el tema a partir de archivos filmados yugoslavos, cuyas imágenes son absolutamente insostenibles. Lea el libro El genocidio ocultado, el Estado croata independiente 1941-1945 que publicó en 1999 Marco Antonio Rigelli basándose en los archivos croatas. En su libro hay fotos insoportables. Rigelli, por cierto, tuvo muchos problemas para encontrar un editor que se atreviera a sacar su investigación.
El Vaticano autorizó, además, que el clero croata se apoderara de los bienes de las víctimas. Eso queda claramente estipulado en una carta redactada en latín que envió a su nuncio en Zagreb. Stepinac jugó un papel capital en esa exterminación. Después de la guerra, fue encargado por el Vaticano de organizar la salida de los fascistas croatas.
—¿Y ese hombre es al que pretende canonizar Juan Pablo II?
—El proceso de beatificación ya está bastante adelantado. Fue una especie de globo sonda que lanzó el Papa para ver cómo reaccionaba la comunidad internacional antes de lanzarse a la canonización de Pío XII. El repudio occidental de los serbios impidió que el caso Stepinac provocara un escándalo. Esperemos que la película de Costa-Gavras y que los consiguientes debates, que quizás esta vez la Santa Sede no logrará apagar, logren hacer retroceder al Vaticano. Tengo mis dudas.
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Los Papas Breves
La repentina muerte del Papa Juan Pablo I, a escasos 32 días de su ascención al pontificado, conmovió a todo el mundo, sin embargo, es poco conocido que han existido 15 Papas cuya duración fue menor.
A continución doy una lista insólita:
1) Gregorio XI
7 días. 30 diciembre al 5 de enero del año 1371.
2) Pio III
11 días. Octubre del año 1503.
3) Urbano VII
13 días. Septiembre del año 1590.
4) Celestino IV
14 días. Octubre-noviembre del año 1241.
5) León XI
18 días. Abril del año 1605.
6) Bonifacio VI
19 días. Abril del año 896.
7) Benedicto XII
20 días. Diciembre-enero del año 1335.
8) Sisinio I
21 días. 15 Enero al 4 de febrero del año 708.
9) Silvestre III
22 días. Enero-febrero del año 1045.
10) Benedicto IX
22 días. Abril-mayo del año 1945.
12) Valentino I
23 días. Agosto-septiembre del año 827.
13) Damaso II
24 días. Julio-agosto del año 1048.
14) Teodoro II
28 días. Diciembre del año 897.
(asesinado).
15) Romano I
29 días. Agosto-septiembre del año 897.
16) Juan Pablo I
32 días. 26 agosto al 28 de septiembre del año 1978.
(asesinado)
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A continución doy una lista insólita:
1) Gregorio XI
7 días. 30 diciembre al 5 de enero del año 1371.
2) Pio III
11 días. Octubre del año 1503.
3) Urbano VII
13 días. Septiembre del año 1590.
4) Celestino IV
14 días. Octubre-noviembre del año 1241.
5) León XI
18 días. Abril del año 1605.
6) Bonifacio VI
19 días. Abril del año 896.
7) Benedicto XII
20 días. Diciembre-enero del año 1335.
8) Sisinio I
21 días. 15 Enero al 4 de febrero del año 708.
9) Silvestre III
22 días. Enero-febrero del año 1045.
10) Benedicto IX
22 días. Abril-mayo del año 1945.
12) Valentino I
23 días. Agosto-septiembre del año 827.
13) Damaso II
24 días. Julio-agosto del año 1048.
14) Teodoro II
28 días. Diciembre del año 897.
(asesinado).
15) Romano I
29 días. Agosto-septiembre del año 897.
16) Juan Pablo I
32 días. 26 agosto al 28 de septiembre del año 1978.
(asesinado)
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