¿Cómo "localizan" los antibióticos las zonas de infección que deben atacar?
-Cuando uno toma un antibiótico en forma de tabletas o cápsulas, el intestino absorbe el ingrediente activo y lo hace pasar al torrente sanguíneo, el cual lo transporta por todo el organismo.
-Los antibióticos atacan sólo a las bacterias, no a las células del organismo, por lo que únicamente ejercen su efecto curativo en las zonas de infección.
Esto produce en el enfermo la impresión de que el antibiótico "localiza" dichas zonas.
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martes, 25 de agosto de 2009
El Humo y las Arterias
La arteriosclerosis, o endurecimiento de las arterias, y sus secuelas de cardiopatía y apoplejía, producen más muertes que ninguna otra enfermedad.
Un estudio reciente ha revelado que las arterias de fumadores, ex fumadores y quienes inhalan involuntariamente el humo de éstos se endurecen mucho más pronto que las de quienes no fuman, lo que aumenta el riesgo de que contraigan males cardiovasculares.
Los autores del estudio, el doctor George Howard y otros investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest, en Winston-Salem, Carolina del Norte, obserbaron durante tres años a más de 10,000 individuos de edad madura y averiguaron que las arterias de los fumadores se endurecen a un ritmo 50% mayor que las de los no fumadores, en promedio; en los ex fumadores, el ritmo es 25% mayor, y, lo que quizá sea el hallazgo más asombroso, las arterias de los no fumadores expuestos al humo del tabaco durante unas 20 horas a la semana se endurecen 20% más pronto.
Lo mismo ocurre en los hombres que en las mujeres.
A diferencia de estudios anteriores, que analizaban la relación entre el tabaquismo y las cardiopartías, éste es el primero que mide el efecto acelerador del humo sobre el avance de la arteriosclerosis, tanto en fumadores como en no fumadores.
Howard advierte que estos resultados no deben llevar a los fumadores a concluir que es inútil dejar el tabaco.
"No hemos dicho: 'Despreocúpese, el daño está hecho y es usted un caso perdido'. Si sigue fumando, la arteriosclerosis avanzará aún más deprisa, y ésta es razón suficiente para dejar de fumar".
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Un estudio reciente ha revelado que las arterias de fumadores, ex fumadores y quienes inhalan involuntariamente el humo de éstos se endurecen mucho más pronto que las de quienes no fuman, lo que aumenta el riesgo de que contraigan males cardiovasculares.
Los autores del estudio, el doctor George Howard y otros investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad Wake Forest, en Winston-Salem, Carolina del Norte, obserbaron durante tres años a más de 10,000 individuos de edad madura y averiguaron que las arterias de los fumadores se endurecen a un ritmo 50% mayor que las de los no fumadores, en promedio; en los ex fumadores, el ritmo es 25% mayor, y, lo que quizá sea el hallazgo más asombroso, las arterias de los no fumadores expuestos al humo del tabaco durante unas 20 horas a la semana se endurecen 20% más pronto.
Lo mismo ocurre en los hombres que en las mujeres.
A diferencia de estudios anteriores, que analizaban la relación entre el tabaquismo y las cardiopartías, éste es el primero que mide el efecto acelerador del humo sobre el avance de la arteriosclerosis, tanto en fumadores como en no fumadores.
Howard advierte que estos resultados no deben llevar a los fumadores a concluir que es inútil dejar el tabaco.
"No hemos dicho: 'Despreocúpese, el daño está hecho y es usted un caso perdido'. Si sigue fumando, la arteriosclerosis avanzará aún más deprisa, y ésta es razón suficiente para dejar de fumar".
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Ateismo
-Emilio, ¿en que le afecta a una persona religiosa que alguien crea o no en la existencia de Dios?
-En nada, pero, es común que una mayoría de creyentes vean al ateismo como una amenaza para los individuos y para la sociedad.
-Y, ¿a qué se debe que piensen así?
-En la Biblia, Salmo 14.1, se dice: "El necio en su interior dice: '¡No existe Dios!' Corrompidos están, da asco su conducta, no hay alguno que haga el bien".
-Esta referencia se cita frecuentemente y capta la esencia de como ven al ateismo, el promedio de personas religiosas.
-Platón, el gran filósofo griego, decía que el ateismo era un crimen que debía ser castigado con cinco años de prisión en la primera ofensa y muerte si hubiera reincidencia.
-Santo Tomás de Aquino, el gran teologo medieval, enseñaba que "el pecado de no creencia es mayor que cualquier pecado de la perversión moral," y recomendaba que el hereje "sea exterminado del mundo por medio de la muerte" después de la tercera ofensa.
-En una critica reciente de ateismo, Vicent P. Miceli clama que "cada forma de ateismo, aun la inicialmente bien intencionada, constriñe, reduce y esclavisa al ateo dentro y contra sí mismo y, eventualmente, ya que el ateismo alcanza proporciones de plaga entre los hombres, va a esclavizar y asesinar a la sociedad".
-A través de similares argumentos, se representa al ateismo como sinónimo de fuerza destructiva.
-En 1871, la suprema corte de Tennessee publicó la siguiente proclama:
"El hombre que tiene la osadía de reconocer que no cree en Dios, muestra un caracter moral imprudente y de profunda irresponsabilidad moral, tal que lo descalifica como creible en una corte de justicia en un país cristiano".
Según esto, el estereotipo del ateo es un individuo insensible, cínico e inmoral.
-Aunque, hoy en día, por ejemplo, el ateo goza de una comparativa libertad en los Estados Unidos, la pelea por los derechos legales del ateo no han sido fáciles y aún continua.
-Hasta principio del siglo pasado, muchos estados no permitían que un ateo testificara en una corte, lo cual significaba que no podía declarar en una corte en cargos civiles y criminales.
-El razonamiento detrás de esta prohibición era que, ya que el ateo no creia en el premio y castigo después de la muerte, no se sentía moralmente obligado a decir la verdad en una corte civil o criminal.
-Yo entiendo que ser ateo es no creer en un ser supremo, pero, ¿cuáles son las críticas que se le hacen al ateo?
-Al ateismo, a lo largo de la historia, se le ha cargado de mitos que son críticas que en lugar de probar lo incorrecto del ateismo lo que tratan de probar es la existencia de Dios. Es decir, algunos críticos religiosos prefieren atacar las ideas impopulares asociadas con el ateismo en lugar de enfrentar el reto del ateismo directamente.
-De hecho, es común encontrar libros con el expreso intento de destruir el ateismo, que conforman con identificar al ateismo con personalidades específicas (tales como Nietzsche, Marx, Camus y Sartre) y, al criticar los puntos de vista de esos individuos, los autores religiosos imaginan haber vencido al ateismo.
-¿Qué argumentos esgrimen los religiosos para demostrar la existencia de Dios al querer atacar al ateismo?
-Se espera que el ateo conteste un conjunto de preguntas, de las cuales son tipicas las siguientes:
"Sin Dios, ¿qué queda de la moral?"
Sin Dios, ¿qué propósito existe en la vida del hombre?"
"Si no creemos en Dios, ¿cómo podemos estar seguros de nada?"
"Si Dios no existe, ¿a quién vamos a dirigirnos en tiempos de crisis?"
"Si no existe vida después de la vida, ¿quién va a premiar la virtud y atestiguar la injusticia?"
"Si Dios no existe, ¿en que se convierte el merecimiento y dignidad de cada persona?"
"Sin Dios, ¿cómo se puede llevar a cabo la felicidad?"
Estas y preguntas similares reflejan una íntima conexión entre religión y valores en las mentes de mucha gente.
-Las defensas de religión en contra del ateismo se ven frecuentemente saturadas con rafagas emocionales, donde se muestra al ateo como un hombre triste, confundido y amenazado con castigos futuros.
-¿Dónde deja esto al ateo?
-Presentar el punto de vista ateo es un trabajo dificil y frustrante. El ateo debe penetrar la barrera del temor y la sospecha que lo confronta, y él debe convencer que el ateismo representa, no una degeneración, sino un paso hacia adelante.
-¿Qué preguntas se le podrían hacer a los que defienden el ateismo?
¿Es el ateismo un sustituto para la religión?
¿Puede el ateismo llenar las necesidades morales y emocionales del hombre?
¿Debe el ateo defenderse a sí mismo contra cada acusación de inmoralidad y de pesimismo?
Estas son algunas de las preguntas que se le podrían hacer a los ateos.
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-En nada, pero, es común que una mayoría de creyentes vean al ateismo como una amenaza para los individuos y para la sociedad.
-Y, ¿a qué se debe que piensen así?
-En la Biblia, Salmo 14.1, se dice: "El necio en su interior dice: '¡No existe Dios!' Corrompidos están, da asco su conducta, no hay alguno que haga el bien".
-Esta referencia se cita frecuentemente y capta la esencia de como ven al ateismo, el promedio de personas religiosas.
-Platón, el gran filósofo griego, decía que el ateismo era un crimen que debía ser castigado con cinco años de prisión en la primera ofensa y muerte si hubiera reincidencia.
-Santo Tomás de Aquino, el gran teologo medieval, enseñaba que "el pecado de no creencia es mayor que cualquier pecado de la perversión moral," y recomendaba que el hereje "sea exterminado del mundo por medio de la muerte" después de la tercera ofensa.
-En una critica reciente de ateismo, Vicent P. Miceli clama que "cada forma de ateismo, aun la inicialmente bien intencionada, constriñe, reduce y esclavisa al ateo dentro y contra sí mismo y, eventualmente, ya que el ateismo alcanza proporciones de plaga entre los hombres, va a esclavizar y asesinar a la sociedad".
-A través de similares argumentos, se representa al ateismo como sinónimo de fuerza destructiva.
-En 1871, la suprema corte de Tennessee publicó la siguiente proclama:
"El hombre que tiene la osadía de reconocer que no cree en Dios, muestra un caracter moral imprudente y de profunda irresponsabilidad moral, tal que lo descalifica como creible en una corte de justicia en un país cristiano".
Según esto, el estereotipo del ateo es un individuo insensible, cínico e inmoral.
-Aunque, hoy en día, por ejemplo, el ateo goza de una comparativa libertad en los Estados Unidos, la pelea por los derechos legales del ateo no han sido fáciles y aún continua.
-Hasta principio del siglo pasado, muchos estados no permitían que un ateo testificara en una corte, lo cual significaba que no podía declarar en una corte en cargos civiles y criminales.
-El razonamiento detrás de esta prohibición era que, ya que el ateo no creia en el premio y castigo después de la muerte, no se sentía moralmente obligado a decir la verdad en una corte civil o criminal.
-Yo entiendo que ser ateo es no creer en un ser supremo, pero, ¿cuáles son las críticas que se le hacen al ateo?
-Al ateismo, a lo largo de la historia, se le ha cargado de mitos que son críticas que en lugar de probar lo incorrecto del ateismo lo que tratan de probar es la existencia de Dios. Es decir, algunos críticos religiosos prefieren atacar las ideas impopulares asociadas con el ateismo en lugar de enfrentar el reto del ateismo directamente.
-De hecho, es común encontrar libros con el expreso intento de destruir el ateismo, que conforman con identificar al ateismo con personalidades específicas (tales como Nietzsche, Marx, Camus y Sartre) y, al criticar los puntos de vista de esos individuos, los autores religiosos imaginan haber vencido al ateismo.
-¿Qué argumentos esgrimen los religiosos para demostrar la existencia de Dios al querer atacar al ateismo?
-Se espera que el ateo conteste un conjunto de preguntas, de las cuales son tipicas las siguientes:
"Sin Dios, ¿qué queda de la moral?"
Sin Dios, ¿qué propósito existe en la vida del hombre?"
"Si no creemos en Dios, ¿cómo podemos estar seguros de nada?"
"Si Dios no existe, ¿a quién vamos a dirigirnos en tiempos de crisis?"
"Si no existe vida después de la vida, ¿quién va a premiar la virtud y atestiguar la injusticia?"
"Si Dios no existe, ¿en que se convierte el merecimiento y dignidad de cada persona?"
"Sin Dios, ¿cómo se puede llevar a cabo la felicidad?"
Estas y preguntas similares reflejan una íntima conexión entre religión y valores en las mentes de mucha gente.
-Las defensas de religión en contra del ateismo se ven frecuentemente saturadas con rafagas emocionales, donde se muestra al ateo como un hombre triste, confundido y amenazado con castigos futuros.
-¿Dónde deja esto al ateo?
-Presentar el punto de vista ateo es un trabajo dificil y frustrante. El ateo debe penetrar la barrera del temor y la sospecha que lo confronta, y él debe convencer que el ateismo representa, no una degeneración, sino un paso hacia adelante.
-¿Qué preguntas se le podrían hacer a los que defienden el ateismo?
¿Es el ateismo un sustituto para la religión?
¿Puede el ateismo llenar las necesidades morales y emocionales del hombre?
¿Debe el ateo defenderse a sí mismo contra cada acusación de inmoralidad y de pesimismo?
Estas son algunas de las preguntas que se le podrían hacer a los ateos.
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jueves, 13 de agosto de 2009
Paulina y el PAN
Denise Dresser
Intimidada, manipulada, mancillada, Paulina es un caso emblemático.
Violada primero por un criminal y después por las autoridades de Baja California, Paulina refleja las contradicciones que enfrenta la mujer mexicana: vive en el nuevo milenio pero bajo leyes del medievo; vive en un país que presume modernidad pero impone maternidad. Hay cientos y miles de Paulinas en Mexicali, en Matamoros, en Morelia, en Minatitlán. Mientras sufren en silencio, los políticos luchan por la democracia, por la alternancia, por la transparencia, por el derecho de los mexicanos a decidir su propio destino. Pero pocos alzan la voz para ofrecerle esa opción a quienes cargan sobre sus espaldas con la mitad del cielo. Vicente Fox se opone al aborto. El PAN se opone al aborto.
Muchos mexicanos se oponen al aborto. Todos deciden lo que la mujer debe o puede hacer y nadie le otorga el derecho a elegir. La testosterona se impone y la mujer dispone.El gobernador de Baja California y el Comité Nacional Provida tienen mucho que explicar, muchas cuentas que rendir, mucho daño que resarcir. Pero se niegan a hacerlo. Obstaculizaron el aborto de Paulina y ahora se lavan las manos.
Presionaron a sus padres y ahora les cierran la puerta. Se comportaron como dioses y ahora se rehusan a lidiar con los demonios que crearon.
Le mostraron videos de fetos despedazados y ahora se rehusan a encargarse de un niño entero. Le ofrecieron la salvación en el reino de los cielos y ahora se rehusan a ayudarla a vivir en la tierra. Se comportaron como todos aquellos hombres que embarazan primero y huyen después. Salvaron un bebé y destruyeron una vida.
El tema del aborto es difícil para cualquier persona que piensa, reflexiona, siente. Es difícil pensar que cualquiera que haya tenido un aborto lo haya hecho en forma casual. Aquellas mujeres que han abortado seguramente piensan en lo que pudo haber sido: en la niña con zapatos de charol, en el niño con la camiseta del América. Un aborto desgarra y desanima y hiere y humilla. Pero el derecho a abortar —un derecho que tienen las mujeres en la mayor parte de las democracias occidentales— no fue una propuesta de sobremesa de feministas que lo sugirieron una tarde compartiendo café, especulando cómo irritar a los hombres, planeando cómo conquistar al mundo. El derecho a abortar forma parte de esas largas luchas que han movido las ruedas de la historia milenio tras milenio.
En México se intenta desacreditar el tema de la legalización del aborto argumentando que pertenece al coto feminista, al mundo de las mujeres gritonas y guerrilleras. Pero no se necesita ser feminista para creer enlos derechos de la mujer: derechos universales, humanos, esenciales. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha dicho que el derecho de una mujer a optar por un aborto es algo central a su vida, a su dignidad... y cuando un gobierno controla esa decisión, le está negando la posibilidad de ser tratada como un ser adulto entero, responsable de sus propias decisiones. Los gobiernos que penalizan el aborto siguen percibiendo a las mujeres como madres, amantes, esposas, concubinas, secretarias, subalternas. Quieren mantenerlas en su lugar, en el infantilismo invariable, en el sótano del segundo sexo.
Aquellos que se oponen al aborto argumentan que entraña el desperdicio de un ser humano perfectamente bueno. Pero un aborto siempre implica la guerra entre los vivos y los casi vivos, y en esa batalla la voluntad de los primeros debe imponerse sobre la posibilidad de los segundos. La vida real de las miles de paulinas por encima de la vida potencial de los miles de bebés botados en la basura, los miembros de Provida que reparten fotografías de fetos desmembrados parecen olvidar el dolor que padecen los niños no queridos, abandonados, desperdiciados. Parecen olvidar las miles de mujeres que mueren a causa de abortos practicados con agujas de tejer, en condiciones cavernícolas, en los callejones y en las clínicas.
Muchos piensan que el embarazo inicialmente es tan sólo una masa amorfa de protoplasma, un conjunto de células anónimas que puede ser removido de manera ascéptica por un instrumento quirúrgico. Y muchos piensan que ese protoplasma es un ser humano, completo, en miniatura, al cual se le puede hablar, cantar, prometer. Quizá la realidad se encuentre en el justo medio. Quizá por ello hay un número creciente de mujeres mexicanas que se encuentran en el justo medio del debate:
odiando la idea del aborto pero apoyando la idea de su legalización.
Actualmente, los candidatos presidenciales se disputan el voto femenino, en particular el voto de las mujeres pobres que representan 33% del padrón. Ofrecen institutos para la mujer, ofrecen becas para sus hijos, ofrecen refrigeradores y redención. Lo que no prometen es la posibilidad de que las mujeres mexicanas se vuelvan dueñas de su propia voluntad, dueñas de su propio cuerpo, dueñas de su propio futuro. Fox dice que es liberal; dice que en su presidencia permitirá las minifaldas y el table dancing, dice que el gobierno no debe gobernar en las casas y en las cantinas. Pero aún acepta que los hombres legislen sobre lo que ocurre en el útero de las mujeres. El liberalismo panista tiene una enorme laguna, se aplica con excepcionalidad, favorece la libertad individual de los hombres pero no de las mujeres. El liberalismo panista condena la violencia en las calles pero hace poco por condenar la violencia en las camas. Si los hombres panistas se embarazaran, el aborto sería, indudablemente, un sagrado sacramento.
El PAN en Baja California tomó la ley en sus manos, se declaró por encima de ella, la desconoció. El paternalismo del gobernador prevaleció sobre el precedente legal. El panismo violó un derecho —el aborto de un embarazo producido por violación— consagrado en el Código Penal. El panismo reinterpretó la Constitución para servir a sus propios fines, y tergiversó la letra de la ley para contribuir a su propia cruzada. En vez de procurar la ley, el Procurador de Justicia del estado procuró meter a la madre de Paulina a su carro y llevarla a ver a un sacerdote. En vez de defender los derechos de la joven, el procurador de Justicia se los arrebató. Dicen que el gobernador ha reaccionado de manera "iracunda e irascible" frente a las recomendaciones de los defensores de los derechos humanos. ¿Así reaccionarán los panistas de llegar a la silla presidencial? ¿Así convertirán sus convicciones personales en imposiciones generales? ¿Así apoyarán la democracia para todos, menos para las mujeres que les cocinan y les limpian? ¿Así harán de la religión un instrumento para asegurar el rezago? ¿Así excomulgarán a los no panistas del país?
Conozco pocas mujeres que se declaran en favor del aborto. Conozco cientos de mujeres que apoyan el derecho de una mujer a decidir si tiene un aborto o no. Las mujeres que eligen abortar no lo hacen por sed de sangre, sino por sed de vida; de una vida mejor de la que pueden ofrecer. Quienes argumentan que hay mujeres con sed de aborto nunca han padecido uno en carne propia. Fox declaró en una entrevista reciente que Paulina tiene la gran fortuna de tener un hijo al cual querer. Es cierto. Pero como lo escribió hace años Germaine Greer, una de las defensoras de los derechos de la mujer, "la madre obligada a serlo, ama a su hijo al igual que un pájaro enjaulado canta. Pero el canto no justifica la jaula, ni el amor la imposición".
Vicente Fox ya ha dicho que de llegar a la Presidencia no habrá legalización del aborto. Francisco Labastida ni toca el tema. El asunto del aborto asusta a los presidentes potenciales; piensan que tienen mucho que perder y poco que ganar si mueven las aguas, si proponen un debate, si asumen una posición abierta. Las mujeres están allí para ser seducidas y protegidas, admiradas y arropadas. Los candidatos quieren su voto, pero no sus ideas. Apoyan su libertad para votar pero no su libertad para decidir. Apoyan que las
mujeres tengan un voto propio pero no un cuerpo propio. Apoyan que las mujeres elijan a un hombre pero no que elijan si quieren concebirlo. Lástima que en esta elección nadie haya enarbolado el derecho que tiene una mujer a elegir. Lástima que en esta elección nadie esté dispuesto a darle una opción a la mujer en vez de ponerla en su lugar. Ojalá que después de 2000 las mujeres cobren conciencia de ese déficit democrático. Y ojalá que en las urnas por venir vendan caro su amor.
Intimidada, manipulada, mancillada, Paulina es un caso emblemático.
Violada primero por un criminal y después por las autoridades de Baja California, Paulina refleja las contradicciones que enfrenta la mujer mexicana: vive en el nuevo milenio pero bajo leyes del medievo; vive en un país que presume modernidad pero impone maternidad. Hay cientos y miles de Paulinas en Mexicali, en Matamoros, en Morelia, en Minatitlán. Mientras sufren en silencio, los políticos luchan por la democracia, por la alternancia, por la transparencia, por el derecho de los mexicanos a decidir su propio destino. Pero pocos alzan la voz para ofrecerle esa opción a quienes cargan sobre sus espaldas con la mitad del cielo. Vicente Fox se opone al aborto. El PAN se opone al aborto.
Muchos mexicanos se oponen al aborto. Todos deciden lo que la mujer debe o puede hacer y nadie le otorga el derecho a elegir. La testosterona se impone y la mujer dispone.El gobernador de Baja California y el Comité Nacional Provida tienen mucho que explicar, muchas cuentas que rendir, mucho daño que resarcir. Pero se niegan a hacerlo. Obstaculizaron el aborto de Paulina y ahora se lavan las manos.
Presionaron a sus padres y ahora les cierran la puerta. Se comportaron como dioses y ahora se rehusan a lidiar con los demonios que crearon.
Le mostraron videos de fetos despedazados y ahora se rehusan a encargarse de un niño entero. Le ofrecieron la salvación en el reino de los cielos y ahora se rehusan a ayudarla a vivir en la tierra. Se comportaron como todos aquellos hombres que embarazan primero y huyen después. Salvaron un bebé y destruyeron una vida.
El tema del aborto es difícil para cualquier persona que piensa, reflexiona, siente. Es difícil pensar que cualquiera que haya tenido un aborto lo haya hecho en forma casual. Aquellas mujeres que han abortado seguramente piensan en lo que pudo haber sido: en la niña con zapatos de charol, en el niño con la camiseta del América. Un aborto desgarra y desanima y hiere y humilla. Pero el derecho a abortar —un derecho que tienen las mujeres en la mayor parte de las democracias occidentales— no fue una propuesta de sobremesa de feministas que lo sugirieron una tarde compartiendo café, especulando cómo irritar a los hombres, planeando cómo conquistar al mundo. El derecho a abortar forma parte de esas largas luchas que han movido las ruedas de la historia milenio tras milenio.
En México se intenta desacreditar el tema de la legalización del aborto argumentando que pertenece al coto feminista, al mundo de las mujeres gritonas y guerrilleras. Pero no se necesita ser feminista para creer enlos derechos de la mujer: derechos universales, humanos, esenciales. La Corte Suprema de los Estados Unidos ha dicho que el derecho de una mujer a optar por un aborto es algo central a su vida, a su dignidad... y cuando un gobierno controla esa decisión, le está negando la posibilidad de ser tratada como un ser adulto entero, responsable de sus propias decisiones. Los gobiernos que penalizan el aborto siguen percibiendo a las mujeres como madres, amantes, esposas, concubinas, secretarias, subalternas. Quieren mantenerlas en su lugar, en el infantilismo invariable, en el sótano del segundo sexo.
Aquellos que se oponen al aborto argumentan que entraña el desperdicio de un ser humano perfectamente bueno. Pero un aborto siempre implica la guerra entre los vivos y los casi vivos, y en esa batalla la voluntad de los primeros debe imponerse sobre la posibilidad de los segundos. La vida real de las miles de paulinas por encima de la vida potencial de los miles de bebés botados en la basura, los miembros de Provida que reparten fotografías de fetos desmembrados parecen olvidar el dolor que padecen los niños no queridos, abandonados, desperdiciados. Parecen olvidar las miles de mujeres que mueren a causa de abortos practicados con agujas de tejer, en condiciones cavernícolas, en los callejones y en las clínicas.
Muchos piensan que el embarazo inicialmente es tan sólo una masa amorfa de protoplasma, un conjunto de células anónimas que puede ser removido de manera ascéptica por un instrumento quirúrgico. Y muchos piensan que ese protoplasma es un ser humano, completo, en miniatura, al cual se le puede hablar, cantar, prometer. Quizá la realidad se encuentre en el justo medio. Quizá por ello hay un número creciente de mujeres mexicanas que se encuentran en el justo medio del debate:
odiando la idea del aborto pero apoyando la idea de su legalización.
Actualmente, los candidatos presidenciales se disputan el voto femenino, en particular el voto de las mujeres pobres que representan 33% del padrón. Ofrecen institutos para la mujer, ofrecen becas para sus hijos, ofrecen refrigeradores y redención. Lo que no prometen es la posibilidad de que las mujeres mexicanas se vuelvan dueñas de su propia voluntad, dueñas de su propio cuerpo, dueñas de su propio futuro. Fox dice que es liberal; dice que en su presidencia permitirá las minifaldas y el table dancing, dice que el gobierno no debe gobernar en las casas y en las cantinas. Pero aún acepta que los hombres legislen sobre lo que ocurre en el útero de las mujeres. El liberalismo panista tiene una enorme laguna, se aplica con excepcionalidad, favorece la libertad individual de los hombres pero no de las mujeres. El liberalismo panista condena la violencia en las calles pero hace poco por condenar la violencia en las camas. Si los hombres panistas se embarazaran, el aborto sería, indudablemente, un sagrado sacramento.
El PAN en Baja California tomó la ley en sus manos, se declaró por encima de ella, la desconoció. El paternalismo del gobernador prevaleció sobre el precedente legal. El panismo violó un derecho —el aborto de un embarazo producido por violación— consagrado en el Código Penal. El panismo reinterpretó la Constitución para servir a sus propios fines, y tergiversó la letra de la ley para contribuir a su propia cruzada. En vez de procurar la ley, el Procurador de Justicia del estado procuró meter a la madre de Paulina a su carro y llevarla a ver a un sacerdote. En vez de defender los derechos de la joven, el procurador de Justicia se los arrebató. Dicen que el gobernador ha reaccionado de manera "iracunda e irascible" frente a las recomendaciones de los defensores de los derechos humanos. ¿Así reaccionarán los panistas de llegar a la silla presidencial? ¿Así convertirán sus convicciones personales en imposiciones generales? ¿Así apoyarán la democracia para todos, menos para las mujeres que les cocinan y les limpian? ¿Así harán de la religión un instrumento para asegurar el rezago? ¿Así excomulgarán a los no panistas del país?
Conozco pocas mujeres que se declaran en favor del aborto. Conozco cientos de mujeres que apoyan el derecho de una mujer a decidir si tiene un aborto o no. Las mujeres que eligen abortar no lo hacen por sed de sangre, sino por sed de vida; de una vida mejor de la que pueden ofrecer. Quienes argumentan que hay mujeres con sed de aborto nunca han padecido uno en carne propia. Fox declaró en una entrevista reciente que Paulina tiene la gran fortuna de tener un hijo al cual querer. Es cierto. Pero como lo escribió hace años Germaine Greer, una de las defensoras de los derechos de la mujer, "la madre obligada a serlo, ama a su hijo al igual que un pájaro enjaulado canta. Pero el canto no justifica la jaula, ni el amor la imposición".
Vicente Fox ya ha dicho que de llegar a la Presidencia no habrá legalización del aborto. Francisco Labastida ni toca el tema. El asunto del aborto asusta a los presidentes potenciales; piensan que tienen mucho que perder y poco que ganar si mueven las aguas, si proponen un debate, si asumen una posición abierta. Las mujeres están allí para ser seducidas y protegidas, admiradas y arropadas. Los candidatos quieren su voto, pero no sus ideas. Apoyan su libertad para votar pero no su libertad para decidir. Apoyan que las
mujeres tengan un voto propio pero no un cuerpo propio. Apoyan que las mujeres elijan a un hombre pero no que elijan si quieren concebirlo. Lástima que en esta elección nadie haya enarbolado el derecho que tiene una mujer a elegir. Lástima que en esta elección nadie esté dispuesto a darle una opción a la mujer en vez de ponerla en su lugar. Ojalá que después de 2000 las mujeres cobren conciencia de ese déficit democrático. Y ojalá que en las urnas por venir vendan caro su amor.
Las Mujeres Violadas
Anne Marie Mergier
Bajo el titulo de "EL MARTIRIO DE LAS MUJERES VIOLADAS", Zazi Sadu, reportera de EL WATTAN (La Nación), que es el diario independiente más leído de Argelia, publicó el 27 de enero los testimonios estremecedores de muchachas secuestradas y violadas por los grupos armados islámicos.
Estos últimos se apoyan en una ley chiita que autoriza "el matrimonio de gozo" para cometer sus crímenes.
Desde hace algún tiempo circulaban rumores al respecto, pero hasta el reportaje publicado por EL WATTAN no se había dado a conocer públicamente testimonio alguno de víctimas. Y eso por dos razones.
La mayoría de ellas reaparecen muertas, a menudo decapitadas, y las escasas sobrevivientes por lo general no se atreven a hablar.
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Asaltadas en la calle, a la salida de una escuela o de una tienda, robadas en presencia de sus padres, centenares de muchachas son secuestradas por grupos armados terroristas para ser utilizadas durante "el descanso de los guerreros".
Secuestradas durante largos meses en condiciones infrahumanas, están sometidas al terror de muchachos armados, llenos de odio y totalmente desequilibrados.
Guisan, lavan la ropa y por supuesto son violadas, golpeadas, quemadas...
A estas muchachas agredidas hasta en lo más profundo de su ser los emires les explican que l Islam les autoriza a tomarlas temporalmente como esposas en nombre de la ley que regula "el matrimonio de gozo".
Se trata en realidad de una práctica común en Irán, pero los cánones del chiismo son muy estrictos: este tipo de matrimonio implica el consentimiento de ambas partes para una unión que puede durar una hora o varios años.
Implica tambin, después de la separación, una indemnización a la mujer (dinero o bienes) por parte del hombre que, además, debe asumir la vida material del o de los niños nacidos de esa unión.
En ningún caso esa costumbre chiita puede justificar las atrocidades cometidas por esas sectas de asesinos, que en nombre de una FETWA secuestran, violan y decapitan mujeres simplemente porque son mujeres, es decir, hablando prosaicamente: rebaño sexual.
Una de estas jóvenes acepta testimoniar.
La llamaremos Uarda. Sólo tiene 17 años. Antes de que sus verdugos la raptaran, tenía una larga cabellera negra. Hoy en su mirada sólo se lee angustia.
"¿Por qué me hicieron eso?", repite.
Su madre intenta calmarla, explicarle lo inexplicable....
Ese día Uarda regresaba a su casa, en un barrio cntrico de Argel, un joven se le acercó, parecía pedir ayuda.
La muchacha no tuvo tiempo de entender lo que pasó.
El joven la empujó a un coche, le vendó los ojos y empezó el camino hacia el infierno.
Estaba tan aterrorizada que durante todo el trayecto no pudo decir una sola palabra.
"El me amenazaba con un cuchillo".
Finalmente Uarda llegó a una casa vieja de la que no salió durante varios meses.
Se encontró con otras diez muchachas, todas muy jóvenes, una de las cuales sólo tenía 12 años.
"Cuando vi a todas estas niñas me calmé un poco. Algunas tenían mi edad, otras tenían 20 años. Todas había sido secuestradas en la calle o en sus casas. Siempre había un grupo de muchachos armados que nos vigilaban. Se turnaban. Cada mañana repartían las tareas: unas guisaban, otras lavaban, otras cosían. A mí me tocaba lavar la ropa.
Algunos días después de su secuestro, en el momento de la comida, Uarda sintió la mirada de sus dos vigilantes. La miraban y se reían.
"Me dio terror. Pensé: Dios mío, hoy a va a ser mi turno. Ya sabía lo que hacían con otras muchachas... No me equivoqué".
Uarda tiene muchos problemas para contar la escena que siguió. Cada vez que intenta hablar, llora. Su cuerpo se mueve de un lado a otro, aprieta convulsivamente las piernas. La dejamos descansar... Le hablamos... Le decimos que es muy importante que hable, importante por ella, por las demás muchachas, por nosotras las mujeres.
"Sacaron a las otras muchachas, y dos terroristas con armas se quedaron conmigo. Uno se quedó cerca de la puerta para vigilar a las demás y el otro me ordenó desvestirme. Me negué. Le dije que lo que iba a hacer estaba mal, que Dios condenaba eso porque no nos he habíamos casado. Me amenazó con su cuchillo, me dijo que me iba a desfigurar, me dijo tambin que Dios le permitía hacer eso porque él era un MUDJAHID y que de todos modos más tarde se casaría conmigo. Casi me desmayé cuando empezó a tocar mi mejilla con su cuchillo. Me desvestí. Pero intenté resistir. Entonces me quemó con su cigarrillo. Aullé. Me seguí defendiendo.
Me quemó por todas partes y me desmayé. Cuando me desperté, estaba tirada en el piso. Había sangre, mucha sangre. No quise hablar con las otras muchachas cuando se me acercaron...".
"Una noche una de ellas decidió escaparse. Nadie pudo disuadirla. Ya llevaba varios meses aquí. Siempre lloraba, pensaba en su madre, en su familia, en el deshonor que había caído sobre su familia; intentamos todo para retenerla, pero en plena noche intentó salirse. Uno de los vigilantes se despertó, la agarró por el cabello, prendió la luz y la mató con dos balazos en la cabeza, enfrente de nosotras. Apenas nos alcanzó el tiempo para tapar los oídos de las más jóvenes para que no oyeran las detonaciones.
Después nos echamos todas a llorar. Varias tuvieron ataques de nervios. Los terroristas sacaron el cuerpo, y al día siguiente la enterraron por ahí cerca".
Uarda fue víctima de numerosas violaciones a lo largo de sus meses de secuestro. Se ve profundamente afectada física y psíquicamente. Como sus compañeras, debe su vida a un grupo de campesinos que sospecharon que algo extraño ocurría en esa casa e intervinieron para salvarlas.
Hoy esa muchacha vive en la angustia permanente ante el temor de que haya represalias contra su familia o contra ella misma. Todos los suyos la rodean y la ayudan. Pero es difíc
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Bajo el titulo de "EL MARTIRIO DE LAS MUJERES VIOLADAS", Zazi Sadu, reportera de EL WATTAN (La Nación), que es el diario independiente más leído de Argelia, publicó el 27 de enero los testimonios estremecedores de muchachas secuestradas y violadas por los grupos armados islámicos.
Estos últimos se apoyan en una ley chiita que autoriza "el matrimonio de gozo" para cometer sus crímenes.
Desde hace algún tiempo circulaban rumores al respecto, pero hasta el reportaje publicado por EL WATTAN no se había dado a conocer públicamente testimonio alguno de víctimas. Y eso por dos razones.
La mayoría de ellas reaparecen muertas, a menudo decapitadas, y las escasas sobrevivientes por lo general no se atreven a hablar.
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Asaltadas en la calle, a la salida de una escuela o de una tienda, robadas en presencia de sus padres, centenares de muchachas son secuestradas por grupos armados terroristas para ser utilizadas durante "el descanso de los guerreros".
Secuestradas durante largos meses en condiciones infrahumanas, están sometidas al terror de muchachos armados, llenos de odio y totalmente desequilibrados.
Guisan, lavan la ropa y por supuesto son violadas, golpeadas, quemadas...
A estas muchachas agredidas hasta en lo más profundo de su ser los emires les explican que l Islam les autoriza a tomarlas temporalmente como esposas en nombre de la ley que regula "el matrimonio de gozo".
Se trata en realidad de una práctica común en Irán, pero los cánones del chiismo son muy estrictos: este tipo de matrimonio implica el consentimiento de ambas partes para una unión que puede durar una hora o varios años.
Implica tambin, después de la separación, una indemnización a la mujer (dinero o bienes) por parte del hombre que, además, debe asumir la vida material del o de los niños nacidos de esa unión.
En ningún caso esa costumbre chiita puede justificar las atrocidades cometidas por esas sectas de asesinos, que en nombre de una FETWA secuestran, violan y decapitan mujeres simplemente porque son mujeres, es decir, hablando prosaicamente: rebaño sexual.
Una de estas jóvenes acepta testimoniar.
La llamaremos Uarda. Sólo tiene 17 años. Antes de que sus verdugos la raptaran, tenía una larga cabellera negra. Hoy en su mirada sólo se lee angustia.
"¿Por qué me hicieron eso?", repite.
Su madre intenta calmarla, explicarle lo inexplicable....
Ese día Uarda regresaba a su casa, en un barrio cntrico de Argel, un joven se le acercó, parecía pedir ayuda.
La muchacha no tuvo tiempo de entender lo que pasó.
El joven la empujó a un coche, le vendó los ojos y empezó el camino hacia el infierno.
Estaba tan aterrorizada que durante todo el trayecto no pudo decir una sola palabra.
"El me amenazaba con un cuchillo".
Finalmente Uarda llegó a una casa vieja de la que no salió durante varios meses.
Se encontró con otras diez muchachas, todas muy jóvenes, una de las cuales sólo tenía 12 años.
"Cuando vi a todas estas niñas me calmé un poco. Algunas tenían mi edad, otras tenían 20 años. Todas había sido secuestradas en la calle o en sus casas. Siempre había un grupo de muchachos armados que nos vigilaban. Se turnaban. Cada mañana repartían las tareas: unas guisaban, otras lavaban, otras cosían. A mí me tocaba lavar la ropa.
Algunos días después de su secuestro, en el momento de la comida, Uarda sintió la mirada de sus dos vigilantes. La miraban y se reían.
"Me dio terror. Pensé: Dios mío, hoy a va a ser mi turno. Ya sabía lo que hacían con otras muchachas... No me equivoqué".
Uarda tiene muchos problemas para contar la escena que siguió. Cada vez que intenta hablar, llora. Su cuerpo se mueve de un lado a otro, aprieta convulsivamente las piernas. La dejamos descansar... Le hablamos... Le decimos que es muy importante que hable, importante por ella, por las demás muchachas, por nosotras las mujeres.
"Sacaron a las otras muchachas, y dos terroristas con armas se quedaron conmigo. Uno se quedó cerca de la puerta para vigilar a las demás y el otro me ordenó desvestirme. Me negué. Le dije que lo que iba a hacer estaba mal, que Dios condenaba eso porque no nos he habíamos casado. Me amenazó con su cuchillo, me dijo que me iba a desfigurar, me dijo tambin que Dios le permitía hacer eso porque él era un MUDJAHID y que de todos modos más tarde se casaría conmigo. Casi me desmayé cuando empezó a tocar mi mejilla con su cuchillo. Me desvestí. Pero intenté resistir. Entonces me quemó con su cigarrillo. Aullé. Me seguí defendiendo.
Me quemó por todas partes y me desmayé. Cuando me desperté, estaba tirada en el piso. Había sangre, mucha sangre. No quise hablar con las otras muchachas cuando se me acercaron...".
"Una noche una de ellas decidió escaparse. Nadie pudo disuadirla. Ya llevaba varios meses aquí. Siempre lloraba, pensaba en su madre, en su familia, en el deshonor que había caído sobre su familia; intentamos todo para retenerla, pero en plena noche intentó salirse. Uno de los vigilantes se despertó, la agarró por el cabello, prendió la luz y la mató con dos balazos en la cabeza, enfrente de nosotras. Apenas nos alcanzó el tiempo para tapar los oídos de las más jóvenes para que no oyeran las detonaciones.
Después nos echamos todas a llorar. Varias tuvieron ataques de nervios. Los terroristas sacaron el cuerpo, y al día siguiente la enterraron por ahí cerca".
Uarda fue víctima de numerosas violaciones a lo largo de sus meses de secuestro. Se ve profundamente afectada física y psíquicamente. Como sus compañeras, debe su vida a un grupo de campesinos que sospecharon que algo extraño ocurría en esa casa e intervinieron para salvarlas.
Hoy esa muchacha vive en la angustia permanente ante el temor de que haya represalias contra su familia o contra ella misma. Todos los suyos la rodean y la ayudan. Pero es difíc
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El Aborto: Justificción y Límites
Carlos Tello Díaz
La iniciativa de reforma al Código Penal del Distrito Federal para incluir una nueva causal en materia de aborto será discutida durante estos días en las comisiones de Salud, de Equidad y género y de Justicia, para ser votada más tarde en el pleno de la Asamblea Legislativa.
Existen hasta hoy tres causas que hacen legal el aborto en el Distrito Federal:
a) la violación,
b) la malformación del feto y
c) la amenaza a la vida de la madre.
Fuera de ellas, el aborto es un crimen castigado con una pena que va de uno a tres años de prisión.
La Asamblea debate una causa más para no castigarlo: la del "daño al proyecto de vida de la mujer", con una restricción: que la interrupción del embaraqzo ocurra antes de las 12 semanas de gestación.
América Latina es la región donde se realizan más abortos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Es también, paradójicamente, la que posee las leyes más restrictivas en relación con este tema.
Alrededor de 25% de la población mundial vive en países donde el aborto está prohibido en términos generales, permitido sólo para salvar la vida de la mujer.
Prácticamente todas las naciones latinoamericanas están en esta categóría, y dos de ellas son las únicas del planeta que tienen una prohibición total de esa práctica, incluso si peligra la vida de la madre: Chile y El Salvador (y, hasta hace muy poco, Colombia).
Al mismo tiempo, los países con las menores tasas de abortos son los europeos, donde el aborto es legal.
Esos países reúnen condiciones que hacen que las mujeres que no deseen tener un hijo, no se embaracen: protección social, educación sexual y un fácil acceso a los distintos métodos anticonceptivos.
(En Francia, por ejemplo, ocurren 220 mil abortos al año; en Argentina, con una población menor, hay más de 500 mil.)
La experiencia muestra que la penalización no evita los abortos.
No los evita, sino los vuelve clandestinos -o sea, los convierte en un problema de salud pública y de justicia social.
Pues es un problema de salud pública la magnitud de muertes de mujeres que se practican abortos en condiciones inseguras, y es un problema de justicia social el acceso diferenciado a la atención de la salud que tienen las mujeres que pertenecen a distintas clases sociales.
Aún así, el tema es especialmente complejo, por sus connotaciones morales, legales, médicas, religiosas y psicológicas.
No siempre lo fue.
En un libro traducido hace unos años al español, Historia del aborto, la jurista italiana Gabriela de Cicco traza la historia de dicha práctica.
En la antigüedad, dice, "el aborto era fundamentalmente una cuestión de mujeres, así como también lo eran la gravidez y el parto".
El feto era considerado una especie de apéndice del cuerpo de la madre: portivo vicerum matris.
Así, a pesar de estar prohibido por algunas religiones (en concreto la cristiana), el aborto no era ilegal.
En el siglo XVIII, sin embargo, el feto adquirió identidad con los descubrimientos de la ciencia y, a partir de la revolución Francesa, el Estado decidió privilegiar la vida del "futuro ciudadano, trabajador y soldado, con respecto a la de la madre".
Francia fue, en efecto, el primer país en prohibir el aborto: en 1810.
El resto de Europa adoptó medidas similares, vigentes a lo largo del siglo XIX y durante la mayor parte del XX.
La penalización del aborto comenzó a ser revertida durante la segunda mitad del siglo XX.
En algunas partes fue producto de una decisión del Estado (fue legalizado desde 1920 en la URSS y, a partir de 1945, en varios países de Europa del Este).
En otros fue resultado de la fuerza que adquierieron en la sociedad las razones persuasivas y poderosas del movimiento feminista (sobre todo en Inglaterra y Francia).
Los que lo despenalizaron por decreto, los socialistas, lo hicieron como una forma de control demográfico.
Cuba pertenece a este grupo.
El aborto, ahí, fue legalizado en 1965, poco después del triunfo de la Revolución.
En Cuba, hoy, la mujer tiene derecho a solicitarlo en las instituciones especializadas, sin otro argumento que la decisión personal sobre su cuerpo.
La única limitante para acceder a este servicio, que es gratuito, es no tener más de 12 semanas de embarazo.
Según una encuesta reciente, cerca de la mitad de las cubanas entre 15 y 19 años han tenido al menos un aborto en sus vidas.
El aborto es una forma de control de la natalidad en Cuba.
No lo debe ser.
Este es, en mi opinión, el primer límite que le debemos poner a su despenalización.
El segundo es quizá más importante: tiene que ver con el tiempo de la gestación, que determina la diferencia entre un óvulo fertilizado, un embrión, un feto y un bebé.
En Francia, en 1975, la Ley Veil (Simone Veil era entonces ministra de Salud) lo despenalilzó sin otro requisito que la solicitud de la mujer, hasta las 10 semanas de embarazo.
Tuvo que pasar un cuarto de siglo, lleno de discusiones informales y detallas, para que en 2001 esa legislación fuera reformada con el fin de extender el período hasta las 12 semanas de embarazo (como en Alemania).
En Inglaterra, por el contrario, ocurrió una cosa muy distinta. La ley autoriza el aborto desde 1967, mucho antes que otras naciones, y es legal abortar -resulta incréible- hasta las 24 semanas de embarazo.
Se practican allí alrededor de 180 mil abortos anuales, cerca de 8 mil a mujeres con más de 18 semanas de embarazo, y de ellas unas 2 mil tienen de 22 a 24 semanas embarazadas. Casi seis meses de embarazo.
La consecuencia es invevitable: un promedio de 50 bebés sobreviven, año con año, a un aborto fallido, para vivir o morir fuera del vientre materno.
Los llamo babés pues creo que, a los seis meses, son eso: bebés.
Es un escándalo que los ingleses discuten ya publicamente.
Existe en ese país una corriente de opinión muy poderosa, agrupada en torno delmovimiento Alive and Kicking,
para modificar dicha legislación, que ha tomado fuerza en estas últimas semanas, luego de que en febrero de 2007 nacieron en Miami la bebita más prematura del mundo, con apenas 22 swemanas de gestación (pesó 284 gramos y midió 24 centimetros)
No era ya un feto: era un bebé. Por eso es tan importante determinar con precisión la edad de gestación a partir de la cual no puede ya ser permitida la interrupción del embarazo.
Así lo dijo hace poco en entrevista para el Telegraph uno de los ginecólogos más prominentes de Inglaterra:
"Me parece ilógico que, en salas adjacentes, un médico luche por salvar a un bebé nacido a las 23 semanas de embarazo mientras su colega aborta a un niño saludable que tiene el mismo tiempo de gestación".
Es más que ilógico: es escandalos.
El tema del aborto divide en dos a México. Yo estoy a favor de su despenalización, por razones de salud y de justicia, pero en contra de que sea utilizado como forma de control de la natalidad (como en Cuba) y en contra de que tenga lugar después de las 12 semanas de embarazo (como en Inglaterra).
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Tomado de PROCESO 1588
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La iniciativa de reforma al Código Penal del Distrito Federal para incluir una nueva causal en materia de aborto será discutida durante estos días en las comisiones de Salud, de Equidad y género y de Justicia, para ser votada más tarde en el pleno de la Asamblea Legislativa.
Existen hasta hoy tres causas que hacen legal el aborto en el Distrito Federal:
a) la violación,
b) la malformación del feto y
c) la amenaza a la vida de la madre.
Fuera de ellas, el aborto es un crimen castigado con una pena que va de uno a tres años de prisión.
La Asamblea debate una causa más para no castigarlo: la del "daño al proyecto de vida de la mujer", con una restricción: que la interrupción del embaraqzo ocurra antes de las 12 semanas de gestación.
América Latina es la región donde se realizan más abortos, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud.
Es también, paradójicamente, la que posee las leyes más restrictivas en relación con este tema.
Alrededor de 25% de la población mundial vive en países donde el aborto está prohibido en términos generales, permitido sólo para salvar la vida de la mujer.
Prácticamente todas las naciones latinoamericanas están en esta categóría, y dos de ellas son las únicas del planeta que tienen una prohibición total de esa práctica, incluso si peligra la vida de la madre: Chile y El Salvador (y, hasta hace muy poco, Colombia).
Al mismo tiempo, los países con las menores tasas de abortos son los europeos, donde el aborto es legal.
Esos países reúnen condiciones que hacen que las mujeres que no deseen tener un hijo, no se embaracen: protección social, educación sexual y un fácil acceso a los distintos métodos anticonceptivos.
(En Francia, por ejemplo, ocurren 220 mil abortos al año; en Argentina, con una población menor, hay más de 500 mil.)
La experiencia muestra que la penalización no evita los abortos.
No los evita, sino los vuelve clandestinos -o sea, los convierte en un problema de salud pública y de justicia social.
Pues es un problema de salud pública la magnitud de muertes de mujeres que se practican abortos en condiciones inseguras, y es un problema de justicia social el acceso diferenciado a la atención de la salud que tienen las mujeres que pertenecen a distintas clases sociales.
Aún así, el tema es especialmente complejo, por sus connotaciones morales, legales, médicas, religiosas y psicológicas.
No siempre lo fue.
En un libro traducido hace unos años al español, Historia del aborto, la jurista italiana Gabriela de Cicco traza la historia de dicha práctica.
En la antigüedad, dice, "el aborto era fundamentalmente una cuestión de mujeres, así como también lo eran la gravidez y el parto".
El feto era considerado una especie de apéndice del cuerpo de la madre: portivo vicerum matris.
Así, a pesar de estar prohibido por algunas religiones (en concreto la cristiana), el aborto no era ilegal.
En el siglo XVIII, sin embargo, el feto adquirió identidad con los descubrimientos de la ciencia y, a partir de la revolución Francesa, el Estado decidió privilegiar la vida del "futuro ciudadano, trabajador y soldado, con respecto a la de la madre".
Francia fue, en efecto, el primer país en prohibir el aborto: en 1810.
El resto de Europa adoptó medidas similares, vigentes a lo largo del siglo XIX y durante la mayor parte del XX.
La penalización del aborto comenzó a ser revertida durante la segunda mitad del siglo XX.
En algunas partes fue producto de una decisión del Estado (fue legalizado desde 1920 en la URSS y, a partir de 1945, en varios países de Europa del Este).
En otros fue resultado de la fuerza que adquierieron en la sociedad las razones persuasivas y poderosas del movimiento feminista (sobre todo en Inglaterra y Francia).
Los que lo despenalizaron por decreto, los socialistas, lo hicieron como una forma de control demográfico.
Cuba pertenece a este grupo.
El aborto, ahí, fue legalizado en 1965, poco después del triunfo de la Revolución.
En Cuba, hoy, la mujer tiene derecho a solicitarlo en las instituciones especializadas, sin otro argumento que la decisión personal sobre su cuerpo.
La única limitante para acceder a este servicio, que es gratuito, es no tener más de 12 semanas de embarazo.
Según una encuesta reciente, cerca de la mitad de las cubanas entre 15 y 19 años han tenido al menos un aborto en sus vidas.
El aborto es una forma de control de la natalidad en Cuba.
No lo debe ser.
Este es, en mi opinión, el primer límite que le debemos poner a su despenalización.
El segundo es quizá más importante: tiene que ver con el tiempo de la gestación, que determina la diferencia entre un óvulo fertilizado, un embrión, un feto y un bebé.
En Francia, en 1975, la Ley Veil (Simone Veil era entonces ministra de Salud) lo despenalilzó sin otro requisito que la solicitud de la mujer, hasta las 10 semanas de embarazo.
Tuvo que pasar un cuarto de siglo, lleno de discusiones informales y detallas, para que en 2001 esa legislación fuera reformada con el fin de extender el período hasta las 12 semanas de embarazo (como en Alemania).
En Inglaterra, por el contrario, ocurrió una cosa muy distinta. La ley autoriza el aborto desde 1967, mucho antes que otras naciones, y es legal abortar -resulta incréible- hasta las 24 semanas de embarazo.
Se practican allí alrededor de 180 mil abortos anuales, cerca de 8 mil a mujeres con más de 18 semanas de embarazo, y de ellas unas 2 mil tienen de 22 a 24 semanas embarazadas. Casi seis meses de embarazo.
La consecuencia es invevitable: un promedio de 50 bebés sobreviven, año con año, a un aborto fallido, para vivir o morir fuera del vientre materno.
Los llamo babés pues creo que, a los seis meses, son eso: bebés.
Es un escándalo que los ingleses discuten ya publicamente.
Existe en ese país una corriente de opinión muy poderosa, agrupada en torno delmovimiento Alive and Kicking,
para modificar dicha legislación, que ha tomado fuerza en estas últimas semanas, luego de que en febrero de 2007 nacieron en Miami la bebita más prematura del mundo, con apenas 22 swemanas de gestación (pesó 284 gramos y midió 24 centimetros)
No era ya un feto: era un bebé. Por eso es tan importante determinar con precisión la edad de gestación a partir de la cual no puede ya ser permitida la interrupción del embarazo.
Así lo dijo hace poco en entrevista para el Telegraph uno de los ginecólogos más prominentes de Inglaterra:
"Me parece ilógico que, en salas adjacentes, un médico luche por salvar a un bebé nacido a las 23 semanas de embarazo mientras su colega aborta a un niño saludable que tiene el mismo tiempo de gestación".
Es más que ilógico: es escandalos.
El tema del aborto divide en dos a México. Yo estoy a favor de su despenalización, por razones de salud y de justicia, pero en contra de que sea utilizado como forma de control de la natalidad (como en Cuba) y en contra de que tenga lugar después de las 12 semanas de embarazo (como en Inglaterra).
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Tomado de PROCESO 1588
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Dos Historias para PROVIDA
Sabina Berman
Señor Limón:
Jefe laboral de los antiabortistas:
Le cuento dos historias ciertas.
Ambas inician con dos pruebas de embarazo.
Fernanda revisa su prueba, y en otra parte de la Ciudad de México y en otro año, Hilda revisa la suya.
Y ambas separan los labios, pasmadas: están, ambas, embarazadas.
Resulta que ambas son solteras y ambas cursan el primer año de la universidad y ninguna de las dos tiene contemplado casarse en un futuro próximo.
Fernanda porque su novio es un pintor que arranca su carrera y a quien ella ni siquiera sabe si ama profundamente.
Hilda porque su muy amado novio ingeniero le ha propuesto que se casen a lo grande en un par de años.
A lo grande: en La Hacienda de los Morales, con 500 invitados, pero hasta que él termine la maestría. Ya casados ambos irán a vivir a Boston, para que él estudie en el M.I.T., uno de los mejores tecnológicos del mundo; entonces, le promete su novio, podrán pensar en tener familia.
Y aquí las dos historias empiezan a divergir.
Hilda confiesa su embarazo a un sacerdote católico y el le advierte que el aborto es pecado fatal.
Su novio está de acuerdo. Su familia también.
Su padre le dice: "Dios es quien te lo envía", y con un swing rapído golea la pelota de golf que sale volando 300 metros.
Pero entonces, precisamente cuando Hilda desiste del aborto y se somete a la voluntad divina, la sombra del pecado y la vergüenza empieza a desplegarse sobre su vida.
El novio, tan católilco como ella, se avergüenza de antemano de ese niño concebido fuera del matrimonio y al cabo de unos meses se va de México, la abandona.
Su familia le ofrece ayudarle con una mesada, pero la orilla: que viva lejos, en otra colonia, es una pecadora y su hijo un bastardo impresentable.
Fernanda le avisa a su novio que abortará y el pintor se alza de hombros.
Soy yo, quien esto escribe: Sabina, su mejor amiga, quien la acompaña a la clínica.
En un cubículo se tiende en una camilla, vestida sólo con una bata blanca: El doctor entra; el procedimiento de aspirar el contenido de su vientre dura tres minutos.
Luego vamos al museo a ver las llitografías de Vasarely -Fernanda quiere aliviarse viendo algo bello-.
Pero al poco tiempo se siente débil y el resto de ese fin de semana lo pasa tendida en la cama. Sangra varias veces, como si su regla se repitiera cada cuatro horas.
De pronto el domingo a las cinco de la mañana me despierta apanicada: sus sábanas están ensopadas de sangre.
Pero el lunes Fernanda vuelve a la universidad y en la tarde corta a su novio: su ausencia le ha confirmado por qué no es un hombre que merece su amor.
Quince años después, Hilda vive sola, desconocida de su familia y su clase social; es la madre soltera pecadora, la incasable, la infotografiable en la revista
Quién, la imposible en el Club de Golf Chapultepec.
Trabaja como loca todo el santo día en un empleo mal pagado y en la nche noche cena con el hijo que le cambió la vida.
Sí, es muy infeliz. Su hijo es "la luz" de su vida, así lo lo dice ella, pero el resto en su cotidanidad" es la desdicha"; también lo expresa así ella.
Me dice: "El mío no es un caso trágico de infelicidad, es apenas una desdicha de melodrama".
Para ahora Fernanda tiene dos hijos, los dos varones.
Cuando le pregunto si siente remordimientos, me pregunta que de qué, genuinamente curiosa. Y de inmediato ella misma reformula la pregunta:
"¿Pero tuve miedo? Poco, porque sabía que la clínica era ciento por ciento segura y que había cero riesgo para mi fertilidad".
Lo repiensa y agrega:
"Mira, lo difícil no es que un niño crezca en tu vientre. Eso está a cargo de la naturaleza o de Dios, como prefieras nombrar eso que también hace que una semilla se vuelva una planta. Tú te pones gorda y te mareas un poco y ya. Lo difícil viene después: son los 15 años de dedicación diaria a tus hijos. La dedicación de cada día para hacerlos personas, para volver los humanos, para darles los instrumentos para ser felices y buenos. Eso es la maternindad humana: lo que viene después".
La pregunto a Hilda lo mismo: "¿Sientes remordimientos?".
Me dice:
"Muchos. Lo más duro es saber que fui la víctima de los grandes hombres blancos que me hablaron en nombre de Dios Padre. Si lo escribes, prométeme que me citarás completa".
Y se suelta hablando.
"Fíjate qué coherente: Esos señores, los que prohíben el aborto, son los mismos que prohíben la anticoncepción y la educación sexual; los mismos que prohíben el matrimonio para una mujer no virgen; los mismos que discriminan a las madres solteras y avergüenzan a sus hijos; los mismos que están en contra de los sindicatos y el aumento de los salarios; los mismos que se oponen a la distribución de dinero público a los viejos y los minusválidos; los mismos que prefieren la caridad -la limosna- al gasto social -a la justicia social-; los mismos que dicen 'nuestros inditos', pero nunca 'los derechos de los indígenas'; los mismos que dicen 'la sagrada esencia femenina', pero nunca 'los derechos y las cuotas para las mujeres'; los mismos que no apoyan a las escuelas públicas gratuitas; los mismos que tienen pauperizadas a las universidades del Estado y están en los patronatos de las universidades privadas, impagables para todos, menos para sus hijos y sus nietecitos.
"Estos señores blancos y mezquinos, estos padres severos y orgullosos que hablan en nombre de un Dios Padre hecho a imagen y semejanza de ellos mismos. Un Dios cuya ocupación predilecta es prohibir. Un Dios cruel y trágico. Un Dios blanco y autoritario y que seguramente usa corbata, como ellos. Un Dios que -mira qué chistoso- tiene miedo a la libertad. Un dios de la Derecha. Un Dios cuya satisfacción más grande es ser inalcanzable."
Dios, me dice Hilda sosegándose, hablando ahora suave, "tiene que ser más amplio y más generoso que esos señores blancos, ricos y barbados: de lo contrario, no hubiera creado, nuestro mundo si siquiera existiría: porque nuestro mundo resulta de la libertad que no cesa de recrear una y otra vez al mundo".
Y termina diciendo, la voz todavía más tranquila; "El aborto, para mí, sí es un asunto teológico. Entiendo que en un Estado laico eso no es relevante; el Estado debe dejar que cada mujer tome sus decisiones, porque sólo ella vivirá sus consecuencias, y durante muchos años. Pero a esa hora, en la hora de las decisiones, para mí y para cada mujer, el aborto sí es un asunto con Dios. Si escribes de mi aborto, escríbelo así, entero".
Bueno, señor Limón, lo escribo entero, las historias de Fernanda y de Hilda, con la esperanza de que alguna noche de luna llena y acaso de ternura paternal se las cunete a sus hijas. No a sus amigos blancos y de corbata. No, señor Limón: a sus hijas.
sabinaberman@hotmail.com
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Señor Limón:
Jefe laboral de los antiabortistas:
Le cuento dos historias ciertas.
Ambas inician con dos pruebas de embarazo.
Fernanda revisa su prueba, y en otra parte de la Ciudad de México y en otro año, Hilda revisa la suya.
Y ambas separan los labios, pasmadas: están, ambas, embarazadas.
Resulta que ambas son solteras y ambas cursan el primer año de la universidad y ninguna de las dos tiene contemplado casarse en un futuro próximo.
Fernanda porque su novio es un pintor que arranca su carrera y a quien ella ni siquiera sabe si ama profundamente.
Hilda porque su muy amado novio ingeniero le ha propuesto que se casen a lo grande en un par de años.
A lo grande: en La Hacienda de los Morales, con 500 invitados, pero hasta que él termine la maestría. Ya casados ambos irán a vivir a Boston, para que él estudie en el M.I.T., uno de los mejores tecnológicos del mundo; entonces, le promete su novio, podrán pensar en tener familia.
Y aquí las dos historias empiezan a divergir.
Hilda confiesa su embarazo a un sacerdote católico y el le advierte que el aborto es pecado fatal.
Su novio está de acuerdo. Su familia también.
Su padre le dice: "Dios es quien te lo envía", y con un swing rapído golea la pelota de golf que sale volando 300 metros.
Pero entonces, precisamente cuando Hilda desiste del aborto y se somete a la voluntad divina, la sombra del pecado y la vergüenza empieza a desplegarse sobre su vida.
El novio, tan católilco como ella, se avergüenza de antemano de ese niño concebido fuera del matrimonio y al cabo de unos meses se va de México, la abandona.
Su familia le ofrece ayudarle con una mesada, pero la orilla: que viva lejos, en otra colonia, es una pecadora y su hijo un bastardo impresentable.
Fernanda le avisa a su novio que abortará y el pintor se alza de hombros.
Soy yo, quien esto escribe: Sabina, su mejor amiga, quien la acompaña a la clínica.
En un cubículo se tiende en una camilla, vestida sólo con una bata blanca: El doctor entra; el procedimiento de aspirar el contenido de su vientre dura tres minutos.
Luego vamos al museo a ver las llitografías de Vasarely -Fernanda quiere aliviarse viendo algo bello-.
Pero al poco tiempo se siente débil y el resto de ese fin de semana lo pasa tendida en la cama. Sangra varias veces, como si su regla se repitiera cada cuatro horas.
De pronto el domingo a las cinco de la mañana me despierta apanicada: sus sábanas están ensopadas de sangre.
Pero el lunes Fernanda vuelve a la universidad y en la tarde corta a su novio: su ausencia le ha confirmado por qué no es un hombre que merece su amor.
Quince años después, Hilda vive sola, desconocida de su familia y su clase social; es la madre soltera pecadora, la incasable, la infotografiable en la revista
Quién, la imposible en el Club de Golf Chapultepec.
Trabaja como loca todo el santo día en un empleo mal pagado y en la nche noche cena con el hijo que le cambió la vida.
Sí, es muy infeliz. Su hijo es "la luz" de su vida, así lo lo dice ella, pero el resto en su cotidanidad" es la desdicha"; también lo expresa así ella.
Me dice: "El mío no es un caso trágico de infelicidad, es apenas una desdicha de melodrama".
Para ahora Fernanda tiene dos hijos, los dos varones.
Cuando le pregunto si siente remordimientos, me pregunta que de qué, genuinamente curiosa. Y de inmediato ella misma reformula la pregunta:
"¿Pero tuve miedo? Poco, porque sabía que la clínica era ciento por ciento segura y que había cero riesgo para mi fertilidad".
Lo repiensa y agrega:
"Mira, lo difícil no es que un niño crezca en tu vientre. Eso está a cargo de la naturaleza o de Dios, como prefieras nombrar eso que también hace que una semilla se vuelva una planta. Tú te pones gorda y te mareas un poco y ya. Lo difícil viene después: son los 15 años de dedicación diaria a tus hijos. La dedicación de cada día para hacerlos personas, para volver los humanos, para darles los instrumentos para ser felices y buenos. Eso es la maternindad humana: lo que viene después".
La pregunto a Hilda lo mismo: "¿Sientes remordimientos?".
Me dice:
"Muchos. Lo más duro es saber que fui la víctima de los grandes hombres blancos que me hablaron en nombre de Dios Padre. Si lo escribes, prométeme que me citarás completa".
Y se suelta hablando.
"Fíjate qué coherente: Esos señores, los que prohíben el aborto, son los mismos que prohíben la anticoncepción y la educación sexual; los mismos que prohíben el matrimonio para una mujer no virgen; los mismos que discriminan a las madres solteras y avergüenzan a sus hijos; los mismos que están en contra de los sindicatos y el aumento de los salarios; los mismos que se oponen a la distribución de dinero público a los viejos y los minusválidos; los mismos que prefieren la caridad -la limosna- al gasto social -a la justicia social-; los mismos que dicen 'nuestros inditos', pero nunca 'los derechos de los indígenas'; los mismos que dicen 'la sagrada esencia femenina', pero nunca 'los derechos y las cuotas para las mujeres'; los mismos que no apoyan a las escuelas públicas gratuitas; los mismos que tienen pauperizadas a las universidades del Estado y están en los patronatos de las universidades privadas, impagables para todos, menos para sus hijos y sus nietecitos.
"Estos señores blancos y mezquinos, estos padres severos y orgullosos que hablan en nombre de un Dios Padre hecho a imagen y semejanza de ellos mismos. Un Dios cuya ocupación predilecta es prohibir. Un Dios cruel y trágico. Un Dios blanco y autoritario y que seguramente usa corbata, como ellos. Un Dios que -mira qué chistoso- tiene miedo a la libertad. Un dios de la Derecha. Un Dios cuya satisfacción más grande es ser inalcanzable."
Dios, me dice Hilda sosegándose, hablando ahora suave, "tiene que ser más amplio y más generoso que esos señores blancos, ricos y barbados: de lo contrario, no hubiera creado, nuestro mundo si siquiera existiría: porque nuestro mundo resulta de la libertad que no cesa de recrear una y otra vez al mundo".
Y termina diciendo, la voz todavía más tranquila; "El aborto, para mí, sí es un asunto teológico. Entiendo que en un Estado laico eso no es relevante; el Estado debe dejar que cada mujer tome sus decisiones, porque sólo ella vivirá sus consecuencias, y durante muchos años. Pero a esa hora, en la hora de las decisiones, para mí y para cada mujer, el aborto sí es un asunto con Dios. Si escribes de mi aborto, escríbelo así, entero".
Bueno, señor Limón, lo escribo entero, las historias de Fernanda y de Hilda, con la esperanza de que alguna noche de luna llena y acaso de ternura paternal se las cunete a sus hijas. No a sus amigos blancos y de corbata. No, señor Limón: a sus hijas.
sabinaberman@hotmail.com
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Cita sobre Embarazo
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• Es completamente lícito para una católica evitar el embarazo recurriendo a las matemáticas, aunque todavía está prohibido recurrir a la física o a la química.
Henry-Louis Mencken
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• Es completamente lícito para una católica evitar el embarazo recurriendo a las matemáticas, aunque todavía está prohibido recurrir a la física o a la química.
Henry-Louis Mencken
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Embarazos Forzados
Señor director:
Respecto de la carta que en PROCESO 1589 firma la señora Gabriela de González, bajo el título De una feliz madre de cuatro hijos, quisiera hacer publico mi desacuerdo.
Respeto el punto de vista de cada persona, pero creo que ella no hace otro tanto al afirmar que en el artículo que Marta Lamas escribió sobre el aborto falta a la ética y la moral.
La señora De González, Marta Lamas y muchos de los lectores que coincidimos con la escritora simplemente tenemos visiones y opiniones diferentes.
Dice la señora Gabriela de González que las mujeres que tienen relaciones sexuales deben asumir la responsabilidad de ese acto, que lleva a un posible embarazo.
Sin embargo, parece no tomar en cuenta situaciones que yo he observado en varios municipios en pobreza extrema. Allí, numerosas mujeres son embarazadas debido a que sus esposos las someten por la fuerza a tener relaciones sexuales o porque los padres abusan de sus hijas, y ellas no se atreven a denunciar los hechos.
¿Sabe usted, señora De González, la desesperación que viven esas mujeres, que no tienen acceso a anticonceptivos ni a otras formas de planificación? Ni siquiera conocen el condón. Además, ¿cree usted que un sujeto violador se va a responsabilizar del acto cometido?
Las niñas o jóvenes de esos lugares que son madres solteras no gozan de los beneficios que tenemos usted yo -servicios de salud, educación, orientación sexual-, desconocen sus derechos y son tratadas como objetos mercantiles y sexuales.
Le recomiendo, señora De González, darse una vuelta por lugares remotos de Chiapas, Oaxaca, Yucatán, o más cerca de usted, por la sierra de Chihuahua, para ver las condiciones en que viven las mujeres. Y tome en cuenta, así mismo, que el embarazo no lo hace sólo la mujer, aunque sólo a ella le responsabiliza usted de la anticoncepción.
Refiere usted que no ha sabido de casos de mujeres que presuman de haber abortado. ¿Se ha preguntado por qué? Hay dos razones en México para no confesarlo abiertamente: el miedo al castigo penal y el estigma sobre la mujer que abortó, que pueda llegar a lo que se llama "la muerte social".
No obstante, déjeme decirle que yo sí he conocido mujeres que han abortado y no tienen pesadillas ni remordimientos, aparte de que jamás se han sometido a una terapia psicológica.
Señora de González, confronte las desigualdades y marginación en que sobreviven miles de mujeres que son embarazadas con violencia e inclusive por familiares. No las juzgue ni las tache de inmorales o irresponsables por realizarse un aborto. Pero, sobre todo, no piense que toda la realidad podrá verla en una página web. (Carta resumida.)
Atentamente
Gabriela Ponce
Guanjuato, Gto.
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Tomado de PROCESO 1591
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Respecto de la carta que en PROCESO 1589 firma la señora Gabriela de González, bajo el título De una feliz madre de cuatro hijos, quisiera hacer publico mi desacuerdo.
Respeto el punto de vista de cada persona, pero creo que ella no hace otro tanto al afirmar que en el artículo que Marta Lamas escribió sobre el aborto falta a la ética y la moral.
La señora De González, Marta Lamas y muchos de los lectores que coincidimos con la escritora simplemente tenemos visiones y opiniones diferentes.
Dice la señora Gabriela de González que las mujeres que tienen relaciones sexuales deben asumir la responsabilidad de ese acto, que lleva a un posible embarazo.
Sin embargo, parece no tomar en cuenta situaciones que yo he observado en varios municipios en pobreza extrema. Allí, numerosas mujeres son embarazadas debido a que sus esposos las someten por la fuerza a tener relaciones sexuales o porque los padres abusan de sus hijas, y ellas no se atreven a denunciar los hechos.
¿Sabe usted, señora De González, la desesperación que viven esas mujeres, que no tienen acceso a anticonceptivos ni a otras formas de planificación? Ni siquiera conocen el condón. Además, ¿cree usted que un sujeto violador se va a responsabilizar del acto cometido?
Las niñas o jóvenes de esos lugares que son madres solteras no gozan de los beneficios que tenemos usted yo -servicios de salud, educación, orientación sexual-, desconocen sus derechos y son tratadas como objetos mercantiles y sexuales.
Le recomiendo, señora De González, darse una vuelta por lugares remotos de Chiapas, Oaxaca, Yucatán, o más cerca de usted, por la sierra de Chihuahua, para ver las condiciones en que viven las mujeres. Y tome en cuenta, así mismo, que el embarazo no lo hace sólo la mujer, aunque sólo a ella le responsabiliza usted de la anticoncepción.
Refiere usted que no ha sabido de casos de mujeres que presuman de haber abortado. ¿Se ha preguntado por qué? Hay dos razones en México para no confesarlo abiertamente: el miedo al castigo penal y el estigma sobre la mujer que abortó, que pueda llegar a lo que se llama "la muerte social".
No obstante, déjeme decirle que yo sí he conocido mujeres que han abortado y no tienen pesadillas ni remordimientos, aparte de que jamás se han sometido a una terapia psicológica.
Señora de González, confronte las desigualdades y marginación en que sobreviven miles de mujeres que son embarazadas con violencia e inclusive por familiares. No las juzgue ni las tache de inmorales o irresponsables por realizarse un aborto. Pero, sobre todo, no piense que toda la realidad podrá verla en una página web. (Carta resumida.)
Atentamente
Gabriela Ponce
Guanjuato, Gto.
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Tomado de PROCESO 1591
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Desequilibrio Demográfico en China
SHANGHAI, China. (AFP).
El desequilibrio demográfico de la población de China, que cuenta unos 220 millones de personas, se ha agravado, con un excedente masculino de 20%, indica un informe oficial publicado en el Business Weekly.
Según las cifras de la Academia de Ciencias Sociales de Pekín, un hombre de cada seis, es decir 111 millones de chinos (más que toda la población de México), no puede albergar esperanzas de encontrar un día una esposa.
La provincia china de Shandong prohibió a partir del primero de enero las ecografías para impedir los abortos de los fetos de sexo femenino, y tratar de contrarrestar así este desequilibrio creciente de los sexos en la población.
Varios estudios demostraron que a menudo las ecografías desembocan en una decisión de aborto cuando el feto es femenino.
Este fenómeno es la consecuencia de la política china del hijo único, que empezó a principio de los años 80 en un país donde la tradición valoriza mucho más a los varones que a las mujeres.
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El desequilibrio demográfico de la población de China, que cuenta unos 220 millones de personas, se ha agravado, con un excedente masculino de 20%, indica un informe oficial publicado en el Business Weekly.
Según las cifras de la Academia de Ciencias Sociales de Pekín, un hombre de cada seis, es decir 111 millones de chinos (más que toda la población de México), no puede albergar esperanzas de encontrar un día una esposa.
La provincia china de Shandong prohibió a partir del primero de enero las ecografías para impedir los abortos de los fetos de sexo femenino, y tratar de contrarrestar así este desequilibrio creciente de los sexos en la población.
Varios estudios demostraron que a menudo las ecografías desembocan en una decisión de aborto cuando el feto es femenino.
Este fenómeno es la consecuencia de la política china del hijo único, que empezó a principio de los años 80 en un país donde la tradición valoriza mucho más a los varones que a las mujeres.
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Propaganda Política y Clerical
Florence Toussaint
La ausencia de límites a la propaganda pagada en televisión, de grupos y partidos políticos, de empresarios e iglesias, padecida en la campaña electoral de 2006, tuvo consecuencias graves. La permisividad de las autoridades ha hecho que el debate de ideas deje su lugar a las descalificaciones, la agresión y la guerra sucia. Y también a que el espacio radio televisio siga siendo vendido al mejor postor, sin importar el contenido de los spots transmitidos. En vista de los precios, las voces provienen de los poseedores de grandes capitales. El resto de la población permanecerá en silencio y sus planteamientos serán marginados.
La reciente despenalización del aborto, si ocurre dentro de las 12 primers semanas, constituye un ejemplo claro del desbordamiento mediático de curas y asociaciones religiosas. La inminente derrota de los panistas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal dio lugar a la injerencia de un jefe de Estado extranjero, el Papa, en asuntos internos de México. Sus representantes en el país come cometieron a la vez actos que contravienen la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público; se les denunció ante la Secretaría de Gobernación por el partido político Alternatia.
Los argumentos religiosos fueron amplificados por los medios de comunicación, en especial por los televisivos. Y se dio espacio a todo tipo de improperios. Jorge Serrano Limón amenazó al jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, la Iglesia a los legisladores con excomulgarlos, y los grupos de fanáticos a las mujeres que decidan interrumpir un embarazo no deseado con llevar en sus conciencias la marca de un asesinato. Éste fue el nivel del debate, en realidad un enfrentamilento en los peores términos entre conciudadanos.
Se reeditó la situación de abril, mayo y junio de 2006: la política desbordó los marcos institulcionales para protagonizarse en la pantalla chica. Las imágenes sirvieron para impresionar, para llegar a las emociones. De lado quedaron los estudios, las cifras, las razones.
Dos proyectiles de esa guerra quedarán como muestra del alcance del odio que se proponen profundizar el PAN y la Iglesia católica. Se trata de dos spots colocados en las horas de maor auldiencia:
En el primero se agravia a la Suprema Corte de Justicia a través de la figura del juez. Uno de ellos condena al feto a la muerte porque interfiere con los planes de vida de su madre. El planteamiento es tan burdo que la corte se inconformó ante la secretaría de Gobernación y el IFE por lo que considera "distorsiona gravemente la imagen pública de los juzgadores". Ante la protesta, decidieron sacar del aire esa grabación y difundir otra en su lugar.
El segundo es aún más ofensivo, esta vez para las mujeres. Dos imágenes, en una misma pantalla, de un feto. La voz en off asegura que la primera es de 12 semanas y un segundo, la siguiente de 12 semanas. Y se pregunta: ¿Cuál es la diferencia? Un spot chocante, amarillista y manilpulador.
Lo más preocupante es que ambos fueron emitidos también en Canal Once, una institución del Estado laico que tiene prohibido comercializar su tiempo, pues su régimen legal es el permiso. ¿Cuál es la ética de un canal que no discrimina entre la libertad de expresión, la pluralidad y la agresión al televidente?
Y en ese caso no señala, como al iniciar el programa Primer plano, que "esas opiniones las inserta en respeto a la pluralidad pero no reflejan el sentir de Canal Once".
La pantalla casera está muy lejos de reflejar el país que somos. Es verdad que existe un grupo conservador y pequeños núcleos de fanáticos que quisieran regresar a la Colonia. Sin embargo, a juzgar por las pasadas elecciones, no son mayoría. Si acaso se refieren a 35%. El resto de la población se encuentra en el siglo XX. Pero la televisión forma parte, por conveniencia monetaria, de ese núcleo reaccionario. Y el darles voz reiteradamente y llenar la pantalla con sus estridencias aparenta que ese grupo es en realidad grande y poderoso.
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La ausencia de límites a la propaganda pagada en televisión, de grupos y partidos políticos, de empresarios e iglesias, padecida en la campaña electoral de 2006, tuvo consecuencias graves. La permisividad de las autoridades ha hecho que el debate de ideas deje su lugar a las descalificaciones, la agresión y la guerra sucia. Y también a que el espacio radio televisio siga siendo vendido al mejor postor, sin importar el contenido de los spots transmitidos. En vista de los precios, las voces provienen de los poseedores de grandes capitales. El resto de la población permanecerá en silencio y sus planteamientos serán marginados.
La reciente despenalización del aborto, si ocurre dentro de las 12 primers semanas, constituye un ejemplo claro del desbordamiento mediático de curas y asociaciones religiosas. La inminente derrota de los panistas en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal dio lugar a la injerencia de un jefe de Estado extranjero, el Papa, en asuntos internos de México. Sus representantes en el país come cometieron a la vez actos que contravienen la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público; se les denunció ante la Secretaría de Gobernación por el partido político Alternatia.
Los argumentos religiosos fueron amplificados por los medios de comunicación, en especial por los televisivos. Y se dio espacio a todo tipo de improperios. Jorge Serrano Limón amenazó al jefe de gobierno, Marcelo Ebrard, la Iglesia a los legisladores con excomulgarlos, y los grupos de fanáticos a las mujeres que decidan interrumpir un embarazo no deseado con llevar en sus conciencias la marca de un asesinato. Éste fue el nivel del debate, en realidad un enfrentamilento en los peores términos entre conciudadanos.
Se reeditó la situación de abril, mayo y junio de 2006: la política desbordó los marcos institulcionales para protagonizarse en la pantalla chica. Las imágenes sirvieron para impresionar, para llegar a las emociones. De lado quedaron los estudios, las cifras, las razones.
Dos proyectiles de esa guerra quedarán como muestra del alcance del odio que se proponen profundizar el PAN y la Iglesia católica. Se trata de dos spots colocados en las horas de maor auldiencia:
En el primero se agravia a la Suprema Corte de Justicia a través de la figura del juez. Uno de ellos condena al feto a la muerte porque interfiere con los planes de vida de su madre. El planteamiento es tan burdo que la corte se inconformó ante la secretaría de Gobernación y el IFE por lo que considera "distorsiona gravemente la imagen pública de los juzgadores". Ante la protesta, decidieron sacar del aire esa grabación y difundir otra en su lugar.
El segundo es aún más ofensivo, esta vez para las mujeres. Dos imágenes, en una misma pantalla, de un feto. La voz en off asegura que la primera es de 12 semanas y un segundo, la siguiente de 12 semanas. Y se pregunta: ¿Cuál es la diferencia? Un spot chocante, amarillista y manilpulador.
Lo más preocupante es que ambos fueron emitidos también en Canal Once, una institución del Estado laico que tiene prohibido comercializar su tiempo, pues su régimen legal es el permiso. ¿Cuál es la ética de un canal que no discrimina entre la libertad de expresión, la pluralidad y la agresión al televidente?
Y en ese caso no señala, como al iniciar el programa Primer plano, que "esas opiniones las inserta en respeto a la pluralidad pero no reflejan el sentir de Canal Once".
La pantalla casera está muy lejos de reflejar el país que somos. Es verdad que existe un grupo conservador y pequeños núcleos de fanáticos que quisieran regresar a la Colonia. Sin embargo, a juzgar por las pasadas elecciones, no son mayoría. Si acaso se refieren a 35%. El resto de la población se encuentra en el siglo XX. Pero la televisión forma parte, por conveniencia monetaria, de ese núcleo reaccionario. Y el darles voz reiteradamente y llenar la pantalla con sus estridencias aparenta que ese grupo es en realidad grande y poderoso.
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El Problema del Aborto
María Antonieta Rascón
No lo dijo una mujer o un hombre cualquiera, no lo dijo un grupo de feministas ni un acelerado miembro de la oposición.
Lo dijo un ilustre varón de la República: que en el país se practican dos millones de abortos anuales que llevan a la muerte a 400 mil mujeres.
Se ha dicho, una vez más, aunque las cifras han terminado por decir poco bajo el efecto de la repetición, y más cuando se soslaya su causa inmediata: los abortos y las muertes son numerosas porque las autoridades gubernamentales y los legisladores se han empeñado en mantener vigentes una serie de disposiciones en les que, además de atentatorias a un derecho constitucional, no sólo en no evitan su práctica sino la propician y de paso fomentan el desarrollo de una industria ilegal a la que por su alto costo no tienen acceso las mujeres de escasos recursos económicos.
Ellas son, las que tienen más hijos, las más desnutridas, las que más arriesgan al abortar en condiciones de ilegalidad.
Ante su rechazo a asumir una maternidad que no desean, esta sociedad, este institucional y democrático país las condena a la muerte.
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De acuerdo con una encuesta nacional sobre fecundidad, cuyos resultados han sido publicados recientemente por el Sistema Nacional de Información, el 80% de las mujeres con más de 3 hijos no desean tener uno más.
Ya sabemos que cuando una mujer decide no tener un hijo ninguna consideración ética, moral, legal o religiosa le impide buscar los medios para impedirlo.
Opta por los medios más peligrosos, porque el Estado le niega los adecuados.
Haciéndose eco de respetables juicios de orden ético, y moral, pero muy discutibles en cuanto solución a un problema, el gobierno ha permitido que éste se agrave cada día a un alto costo social.
Ahí están las cifras sobre muertes de tantas mujeres en plena edad productiva, las cuantiosas erogaciones en la atención de complicaciones de abortos mal practicados, los numerosos niños enfrentados a la ausencia de la madre, quizá su único apoyo vital y emocional.
Hace 5 años se hablaba de medio millón de abortos anuales, ahora se habla de 2 millones.
Entonces, se pospuso la revisión de las disposiciones penales argumentando que la planificación familiar acabaría con el problema.
Los resultados están a la vista y ponen una vez más en evidencia que, como es lógico suponer, el problema del aborto sólo se puede resolver con una adecuada ley sobre aborto.
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Contra todo lo que pueda alegar el fanatismo oscurantista, ‡6ê3 äuna ley que instrumentara el derecho de las mujeres a decidir sobre su fecundidad (derecho que hoy ejercen en el plano de la ilegalidad) sería una ley para la vida y la salud mental y de este país.
¿Sabe cualquier miembro de la agrupación "Pro-Vida" que en un día como el de hoy por lo menos un centenar de mujeres van a morir en aras de la hipocresía social, las "buenas costumbres" y la moralidad patriarcal?
¿Sabe algún denunciante y enemigo acérrimo de la corrupción a cuánto ascenderán este día las ganancias de los médicos, funcionarios y autoridades policiacas que se benefician de la industria ilegal del aborto, producto de la prohibición?
En torno a este problema son muchas las preguntas y muy pocas las respuestas, muchas y muy graves las implicaciones ante el silencio y la complicidad generaliza.
¿Será por tratarse de un problema que afecta y es sentido en primer término por las mujeres?
Lo que es bien cierto es que -como decía una feminista- si los hombres se embarazaran el aborto sería libre y gratuito.
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No lo dijo una mujer o un hombre cualquiera, no lo dijo un grupo de feministas ni un acelerado miembro de la oposición.
Lo dijo un ilustre varón de la República: que en el país se practican dos millones de abortos anuales que llevan a la muerte a 400 mil mujeres.
Se ha dicho, una vez más, aunque las cifras han terminado por decir poco bajo el efecto de la repetición, y más cuando se soslaya su causa inmediata: los abortos y las muertes son numerosas porque las autoridades gubernamentales y los legisladores se han empeñado en mantener vigentes una serie de disposiciones en les que, además de atentatorias a un derecho constitucional, no sólo en no evitan su práctica sino la propician y de paso fomentan el desarrollo de una industria ilegal a la que por su alto costo no tienen acceso las mujeres de escasos recursos económicos.
Ellas son, las que tienen más hijos, las más desnutridas, las que más arriesgan al abortar en condiciones de ilegalidad.
Ante su rechazo a asumir una maternidad que no desean, esta sociedad, este institucional y democrático país las condena a la muerte.
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De acuerdo con una encuesta nacional sobre fecundidad, cuyos resultados han sido publicados recientemente por el Sistema Nacional de Información, el 80% de las mujeres con más de 3 hijos no desean tener uno más.
Ya sabemos que cuando una mujer decide no tener un hijo ninguna consideración ética, moral, legal o religiosa le impide buscar los medios para impedirlo.
Opta por los medios más peligrosos, porque el Estado le niega los adecuados.
Haciéndose eco de respetables juicios de orden ético, y moral, pero muy discutibles en cuanto solución a un problema, el gobierno ha permitido que éste se agrave cada día a un alto costo social.
Ahí están las cifras sobre muertes de tantas mujeres en plena edad productiva, las cuantiosas erogaciones en la atención de complicaciones de abortos mal practicados, los numerosos niños enfrentados a la ausencia de la madre, quizá su único apoyo vital y emocional.
Hace 5 años se hablaba de medio millón de abortos anuales, ahora se habla de 2 millones.
Entonces, se pospuso la revisión de las disposiciones penales argumentando que la planificación familiar acabaría con el problema.
Los resultados están a la vista y ponen una vez más en evidencia que, como es lógico suponer, el problema del aborto sólo se puede resolver con una adecuada ley sobre aborto.
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Contra todo lo que pueda alegar el fanatismo oscurantista, ‡6ê3 äuna ley que instrumentara el derecho de las mujeres a decidir sobre su fecundidad (derecho que hoy ejercen en el plano de la ilegalidad) sería una ley para la vida y la salud mental y de este país.
¿Sabe cualquier miembro de la agrupación "Pro-Vida" que en un día como el de hoy por lo menos un centenar de mujeres van a morir en aras de la hipocresía social, las "buenas costumbres" y la moralidad patriarcal?
¿Sabe algún denunciante y enemigo acérrimo de la corrupción a cuánto ascenderán este día las ganancias de los médicos, funcionarios y autoridades policiacas que se benefician de la industria ilegal del aborto, producto de la prohibición?
En torno a este problema son muchas las preguntas y muy pocas las respuestas, muchas y muy graves las implicaciones ante el silencio y la complicidad generaliza.
¿Será por tratarse de un problema que afecta y es sentido en primer término por las mujeres?
Lo que es bien cierto es que -como decía una feminista- si los hombres se embarazaran el aborto sería libre y gratuito.
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Más Sobre el Aborto
La preñez es un fenómeno biológico que se inicia en el instante en que el espermatozoide fecunda el óvulo y se forma el zigoto.
La gestación se prolonga por nueve meses y termina con el nacimiento del nuevo ser.
Ahora bien, ¿qué pasa si una mujer no desea el hijo que viene?
Procede a efectuar el aborto o sea lo que nuestro código penal define como "la muerte del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez".
El aborto es considerado de manera muy distinta por las legislaciones de los diferentes países.
Y antes de tratar el aspecto legal del mismo en nuestro país, quizá, sería interesante, hacer una breve revisión al través de la historia.
En la antigua India, las leyes obligaban a abortar a la mujer de casta elevada que caía en falta con un hombre de casta inferior.
Ese aborto tenía el propósito de mantener la pureza de la sangre en las castas elevadas.
En la antigua Grecia el aborto no era deshonesto ni delictivo, su practica era relativamente normal y los filósofos lo consideraban como un aspecto natural de la libertad.
En Roma era permitido al esposo practicar el aborto de su mujer como derivación del concepto patrimonial sobre los hijos.
Mas tarde, bajo el emperador Severo, se le castigó con destierro cuando la mujer moría a consecuencia del aborto. Pero en ningún caso la mujer era castigada
El Cristianismo introdujo nuevos conceptos en relación con el aborto, considerándolo un pecado gravísimo por condenar al limbo a una alma no redimida por las aguas del bautismo.
Esta idea religiosa fue incorporada a las legislaciones penales que comenzaron a castigar el aborto con la máxima severidad.
En España la ley castigaba con muerte o ceguera a los que mataban a sus hijos "antes o después del nacimiento", así como a los que proporcionaban hierbas abortivas.
En Francia, conforme a un edicto de Enrique II, se castigaba con muerte a las mujeres por el solo hecho de ocultar su embarazo.
Tal situación fue abolida en el siglo XVIII, pero el aborto continuó castigandose con la máxima severidad. Esa severidad provocó un movimiento intelectual en contra de la excesiva penalidad del aborto, encabezada por un penalista de nombre Beccaria.
Sobre todo tratándose de mujeres que abortan para evitar las consecuencias de ser madres solteras. Beccaria opinó en una ocasión lo siguiente:
"Quién se halla entre la muerte de un ser incapaz de sentir y la propia infamia. ¿Cómo no ha de encontrar preferible aquella a la miseria segura a que se verían reducidos ella y el infeliz fruto?".
A partir de entonces, todas las legislaciones fueron aceptando disminuir las penas correspondientes al aborto, y algunas llegaron a abolirlo definitivamente.
En la actualidad en muchos países el aborto continúa siendo un delito castigado con prisión, tal cosa ocurre en Francia, en España, en Argentina, en México y hasta el 5 de junio de 1978 en Italia.
En cambio, en la ex-URSS el aborto dejó de constituir un delito desde 1918, a condición de que fuera consentido por la mujer y se realizara en condiciones higiénicas.
Los códigos penales soviéticos, a partir de 1922, sólo castigan el aborto cuando se realiza contra la voluntad de la madre o por personas sin título de médico. A partir de ese año, 1922, las clínicas del estado en la URSS quedaron autorizadas para practicar gratuitamente el aborto.
En Inglaterra no se castiga el aborto, a condición de que sea practicado por un médico que declare, bajo protesta, que la operación es necesaria.
Así surgió en Inglaterra un magnifico negocio que le lleva anualmente varios millones de dólares del extranjero, pues innumerables jóvenes ricas de Estados Unidos y Sudamérica, viajan a Inglaterra exclusivamente para abortar.
Inclusive funcionan varios planes turísticos, organizados por agencias, que dentro del precio incluyen el costo de la operación y una estancia de cuatro días en alguna clínica londinense.
En Estados Unidos la legislación no es uniforme. algunos estados como el de Nueva York, han legalizado el aborto, otros, en cambio continúan castigandolo con severidad.
En México, el código penal vigente en el Distrito Federal trata de proteger la vida del ser en formación castigando con prisión de uno a tres años al que hiciere abortar a una mujer con su consentimiento.
Si la hace abortar sin su consentimiento, mediante violencia física o moral, la pena asciende de seis a ocho años de cárcel.
Cuando la madre practica o consciente su aborto para salvaguardar "su honor", le corresponden de seis meses a un año de cárcel.
Si el aborto se consuma con consentimiento, pero no esta en peligro su honor, la pena se eleva de uno a cinco años.
En cambio, no tienen penalidad alguna los abortos que se realizan por prescripción y bajo vigilancia médica.
Se protege el derecho de la madre a la maternidad cuando el aborto se realiza sin su consentimiento.
Cuando el embarazo es resultado de una violación, la ley autoriza la práctica del aborto, como medida absolutamente justa, ya que libera a la mujer de los terribles efectos de un bárbaro atropello pues se considera que nada puede justificar que se imponga a la mujer una maternidad odiosa, que de vida a un ser que le recuerde eternamente el horrible episodio de su violación.
Nuestro código precisa también la posibilidad del aborto necesario, que es aquel que se impone para salvar la vida de la embarazada. en este caso, la ley se enfrenta a un conflicto entre dos distintos intereses: La vida de la madre y la vida del ser en formación.
Aunque la Iglesia Católica impone a la mujer la obligación de una maternidad heroica con peligro de su misma vida, si es menester.
En cambio, el derecho ante la disyuntiva de sacrificar una vida en detrimento de otra, opta por conservar la más importante, que es la madre.
En favor de la legalización del aborto se esgrimen innumerables argumentos siendo quizás el principal que antes del nacimiento el feto es sólo una parte de la madre, una víscera más dentro de su organismo, una porción de su cuerpo.
¿Por qué razón, entonces, se le prohibe disponer de ese pedazo suyo que ni siquiera tiene vida independiente, haciéndoselo extirpar cuando le dé la gana, si le pertenece como sus mismas entrañas?
Se dice también que la mujer tiene el derecho de rehusar las maternidades que la casualidad le impone.
Otro argumento a favor del aborto es el que alega que la esfera de la moral sexual es un terreno vedado al legislador; el aborto podrá parecer a algunos inmoral, pero no debe constituir una infracción penal.
En este caso, reza el argumento, castigar con cárcel a la mujer que aborta voluntariamente, es invadir la esfera de su libertad personal y confundir la moral con el derecho.
Para este caso conviene el establecer una diferencia muy clara entre el aborto como hecho inmoral el aborto como conducta delictiva.
Suprimir una vida en gestación constituye una conducta inmoral pero de ninguna manera como un hecho delictuoso que deba castigarse con cárcel.
En favor del aborto como delito algunos moralistas manifiestan que e si bien muy pocos casos llegan a los tribunales, tampoco se puede conocer el número de personas que intimidadas por la pena se abstienen de practicarlo. También dicen que el aborto representa un serio peligro para la salud y la vida de la mujer aún practicada higiénicamente.
Por otro lado, los poquísimos casos que llegan a los tribunales, casi siempre escapan a las sanciones por que es muy difícil comprobarlos.
Los participantes en un aborto, comenzando por la madre, tienen interés en ocultarlo para evitar la represión.
Cuando la mujer decide revelar el secreto, los abortadores pueden defenderse afirmando que la madre llegó a sus manos con señales de un aborto consumado o en pleno proceso. En tales condiciones, el delito de aborto no pasa de ser un precepto inútil, anticuado e inoperante.
La verdad es que la amenaza penal es impotente para frenar el aborto, que se ha practicado se sigue practicando a pesar del castigo.
La mayoría de los abortos quedan impunes, por la imposibilidad de denunciarlos.
Las mujeres que disponen de recursos económicos abundantes pueden hacerse abortar en clínicas elegantes por médicos competentes.
En cambio, las muchachas pobres, o las inexpertas o demasiado jóvenes, tienen que caer en manos de practicantes que las explotan y ponen en peligro sus vidas y en caso de ser descubiertos se justifican diciendo que eran necesarios. eSta es una gravísima injusticia que solo puede borrarse suprimiendo los códigos penales.
La expulsión y muerte del producto de la concepción es un acto que debe quedar dentro del personalísimo ámbito de la moral.
El aborto podrá ser un pecado o un acto revelador de la condición moral de quien lo practica, pero no debe constituir un delito.
El delito de abortar debe abolirse, pues está demostrado que sólo sirve para encarecer los honorarios de los médicos que lo practican.
En síntesis, las mujeres que disponen de recursos económicos desahogados pueden hacerse abortar en clínicas buenas por médicos competentes. las pobres tienen que caer en manos de gente sin escrúpulos que las explota poniendo en peligro sus vidas.
Esta es una gravísima injusticia, que debe eliminarse para siempre suprimiendo de los códigos penales el delito de aborto.
La expulsión y muerte del producto de la concepción es un acto que debe quedar dentro del personalísimo ámbito de la moral.
El aborto podrá ser un pecado o un acto revelador de la condición moral de quien lo practica, pero no debe constituir un delito.
Todas las mujeres deben poder acudir a las clínicas del estado y del seguro social, en demanda de ayuda cuando la necesiten.
La abolición del aborto como delito evitará la consumación de actos peores, como el infanticidio, al que se ven obligadas a recurrir madres ignorantes y amorales.
Sin ser partidario del aborto creo que lo mejor sería que las mujeres que no deseen ser madres puedan acudir a cualesquiera de los innumerables métodos anticonceptivos que se conoce.
Los recién nacidos deben ser nacidos deben ser deseado, y no impuestos por la ley a madres que no quieren tenerlos.
Si el estado desea realmente prevenir los abortos, deberá poner al alcance de todas las mujeres los medios necesarios para evitar la concepción.
Solo así podrá tenerse la certeza de que los niños que nazcan serán atendidos con placer y bienvenidos al seno de la sociedad.
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La gestación se prolonga por nueve meses y termina con el nacimiento del nuevo ser.
Ahora bien, ¿qué pasa si una mujer no desea el hijo que viene?
Procede a efectuar el aborto o sea lo que nuestro código penal define como "la muerte del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez".
El aborto es considerado de manera muy distinta por las legislaciones de los diferentes países.
Y antes de tratar el aspecto legal del mismo en nuestro país, quizá, sería interesante, hacer una breve revisión al través de la historia.
En la antigua India, las leyes obligaban a abortar a la mujer de casta elevada que caía en falta con un hombre de casta inferior.
Ese aborto tenía el propósito de mantener la pureza de la sangre en las castas elevadas.
En la antigua Grecia el aborto no era deshonesto ni delictivo, su practica era relativamente normal y los filósofos lo consideraban como un aspecto natural de la libertad.
En Roma era permitido al esposo practicar el aborto de su mujer como derivación del concepto patrimonial sobre los hijos.
Mas tarde, bajo el emperador Severo, se le castigó con destierro cuando la mujer moría a consecuencia del aborto. Pero en ningún caso la mujer era castigada
El Cristianismo introdujo nuevos conceptos en relación con el aborto, considerándolo un pecado gravísimo por condenar al limbo a una alma no redimida por las aguas del bautismo.
Esta idea religiosa fue incorporada a las legislaciones penales que comenzaron a castigar el aborto con la máxima severidad.
En España la ley castigaba con muerte o ceguera a los que mataban a sus hijos "antes o después del nacimiento", así como a los que proporcionaban hierbas abortivas.
En Francia, conforme a un edicto de Enrique II, se castigaba con muerte a las mujeres por el solo hecho de ocultar su embarazo.
Tal situación fue abolida en el siglo XVIII, pero el aborto continuó castigandose con la máxima severidad. Esa severidad provocó un movimiento intelectual en contra de la excesiva penalidad del aborto, encabezada por un penalista de nombre Beccaria.
Sobre todo tratándose de mujeres que abortan para evitar las consecuencias de ser madres solteras. Beccaria opinó en una ocasión lo siguiente:
"Quién se halla entre la muerte de un ser incapaz de sentir y la propia infamia. ¿Cómo no ha de encontrar preferible aquella a la miseria segura a que se verían reducidos ella y el infeliz fruto?".
A partir de entonces, todas las legislaciones fueron aceptando disminuir las penas correspondientes al aborto, y algunas llegaron a abolirlo definitivamente.
En la actualidad en muchos países el aborto continúa siendo un delito castigado con prisión, tal cosa ocurre en Francia, en España, en Argentina, en México y hasta el 5 de junio de 1978 en Italia.
En cambio, en la ex-URSS el aborto dejó de constituir un delito desde 1918, a condición de que fuera consentido por la mujer y se realizara en condiciones higiénicas.
Los códigos penales soviéticos, a partir de 1922, sólo castigan el aborto cuando se realiza contra la voluntad de la madre o por personas sin título de médico. A partir de ese año, 1922, las clínicas del estado en la URSS quedaron autorizadas para practicar gratuitamente el aborto.
En Inglaterra no se castiga el aborto, a condición de que sea practicado por un médico que declare, bajo protesta, que la operación es necesaria.
Así surgió en Inglaterra un magnifico negocio que le lleva anualmente varios millones de dólares del extranjero, pues innumerables jóvenes ricas de Estados Unidos y Sudamérica, viajan a Inglaterra exclusivamente para abortar.
Inclusive funcionan varios planes turísticos, organizados por agencias, que dentro del precio incluyen el costo de la operación y una estancia de cuatro días en alguna clínica londinense.
En Estados Unidos la legislación no es uniforme. algunos estados como el de Nueva York, han legalizado el aborto, otros, en cambio continúan castigandolo con severidad.
En México, el código penal vigente en el Distrito Federal trata de proteger la vida del ser en formación castigando con prisión de uno a tres años al que hiciere abortar a una mujer con su consentimiento.
Si la hace abortar sin su consentimiento, mediante violencia física o moral, la pena asciende de seis a ocho años de cárcel.
Cuando la madre practica o consciente su aborto para salvaguardar "su honor", le corresponden de seis meses a un año de cárcel.
Si el aborto se consuma con consentimiento, pero no esta en peligro su honor, la pena se eleva de uno a cinco años.
En cambio, no tienen penalidad alguna los abortos que se realizan por prescripción y bajo vigilancia médica.
Se protege el derecho de la madre a la maternidad cuando el aborto se realiza sin su consentimiento.
Cuando el embarazo es resultado de una violación, la ley autoriza la práctica del aborto, como medida absolutamente justa, ya que libera a la mujer de los terribles efectos de un bárbaro atropello pues se considera que nada puede justificar que se imponga a la mujer una maternidad odiosa, que de vida a un ser que le recuerde eternamente el horrible episodio de su violación.
Nuestro código precisa también la posibilidad del aborto necesario, que es aquel que se impone para salvar la vida de la embarazada. en este caso, la ley se enfrenta a un conflicto entre dos distintos intereses: La vida de la madre y la vida del ser en formación.
Aunque la Iglesia Católica impone a la mujer la obligación de una maternidad heroica con peligro de su misma vida, si es menester.
En cambio, el derecho ante la disyuntiva de sacrificar una vida en detrimento de otra, opta por conservar la más importante, que es la madre.
En favor de la legalización del aborto se esgrimen innumerables argumentos siendo quizás el principal que antes del nacimiento el feto es sólo una parte de la madre, una víscera más dentro de su organismo, una porción de su cuerpo.
¿Por qué razón, entonces, se le prohibe disponer de ese pedazo suyo que ni siquiera tiene vida independiente, haciéndoselo extirpar cuando le dé la gana, si le pertenece como sus mismas entrañas?
Se dice también que la mujer tiene el derecho de rehusar las maternidades que la casualidad le impone.
Otro argumento a favor del aborto es el que alega que la esfera de la moral sexual es un terreno vedado al legislador; el aborto podrá parecer a algunos inmoral, pero no debe constituir una infracción penal.
En este caso, reza el argumento, castigar con cárcel a la mujer que aborta voluntariamente, es invadir la esfera de su libertad personal y confundir la moral con el derecho.
Para este caso conviene el establecer una diferencia muy clara entre el aborto como hecho inmoral el aborto como conducta delictiva.
Suprimir una vida en gestación constituye una conducta inmoral pero de ninguna manera como un hecho delictuoso que deba castigarse con cárcel.
En favor del aborto como delito algunos moralistas manifiestan que e si bien muy pocos casos llegan a los tribunales, tampoco se puede conocer el número de personas que intimidadas por la pena se abstienen de practicarlo. También dicen que el aborto representa un serio peligro para la salud y la vida de la mujer aún practicada higiénicamente.
Por otro lado, los poquísimos casos que llegan a los tribunales, casi siempre escapan a las sanciones por que es muy difícil comprobarlos.
Los participantes en un aborto, comenzando por la madre, tienen interés en ocultarlo para evitar la represión.
Cuando la mujer decide revelar el secreto, los abortadores pueden defenderse afirmando que la madre llegó a sus manos con señales de un aborto consumado o en pleno proceso. En tales condiciones, el delito de aborto no pasa de ser un precepto inútil, anticuado e inoperante.
La verdad es que la amenaza penal es impotente para frenar el aborto, que se ha practicado se sigue practicando a pesar del castigo.
La mayoría de los abortos quedan impunes, por la imposibilidad de denunciarlos.
Las mujeres que disponen de recursos económicos abundantes pueden hacerse abortar en clínicas elegantes por médicos competentes.
En cambio, las muchachas pobres, o las inexpertas o demasiado jóvenes, tienen que caer en manos de practicantes que las explotan y ponen en peligro sus vidas y en caso de ser descubiertos se justifican diciendo que eran necesarios. eSta es una gravísima injusticia que solo puede borrarse suprimiendo los códigos penales.
La expulsión y muerte del producto de la concepción es un acto que debe quedar dentro del personalísimo ámbito de la moral.
El aborto podrá ser un pecado o un acto revelador de la condición moral de quien lo practica, pero no debe constituir un delito.
El delito de abortar debe abolirse, pues está demostrado que sólo sirve para encarecer los honorarios de los médicos que lo practican.
En síntesis, las mujeres que disponen de recursos económicos desahogados pueden hacerse abortar en clínicas buenas por médicos competentes. las pobres tienen que caer en manos de gente sin escrúpulos que las explota poniendo en peligro sus vidas.
Esta es una gravísima injusticia, que debe eliminarse para siempre suprimiendo de los códigos penales el delito de aborto.
La expulsión y muerte del producto de la concepción es un acto que debe quedar dentro del personalísimo ámbito de la moral.
El aborto podrá ser un pecado o un acto revelador de la condición moral de quien lo practica, pero no debe constituir un delito.
Todas las mujeres deben poder acudir a las clínicas del estado y del seguro social, en demanda de ayuda cuando la necesiten.
La abolición del aborto como delito evitará la consumación de actos peores, como el infanticidio, al que se ven obligadas a recurrir madres ignorantes y amorales.
Sin ser partidario del aborto creo que lo mejor sería que las mujeres que no deseen ser madres puedan acudir a cualesquiera de los innumerables métodos anticonceptivos que se conoce.
Los recién nacidos deben ser nacidos deben ser deseado, y no impuestos por la ley a madres que no quieren tenerlos.
Si el estado desea realmente prevenir los abortos, deberá poner al alcance de todas las mujeres los medios necesarios para evitar la concepción.
Solo así podrá tenerse la certeza de que los niños que nazcan serán atendidos con placer y bienvenidos al seno de la sociedad.
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Abortar
Samuel Máynez Puente
-Desde lejanos tiempos, los problemas del aborto han apasionado a médicos, moralistas, sociólogos, sacerdotes y políticos, mujeres de la "alta" y proletarias. Todos ven el asunto con cristales de distinto color y cada cual opina que el color justo es el suyo.
-Para unos, es prescripción absoluta fuera de la menor discusión: para ellos, ni la ineludible muerte de la madre es razón para justificar la medida.
-Otros y otras, ven el aborto como algo natural, sencillo, instrascendente, de resolución inmediata.
-Algunos se sitúan entre ambos bandos, meditan y sueltan perogrulladas que no dicen sí ni dicen no.
-El aborto es uno de los temas más escabrosos que jamás podrá tener una reprobación o una aprobación unánimes, ya que los factores que entran en juego son asombrosamente variables.
-Desde el punto de vista médico, ¿qué es el aborto?
-En el concepto obstétrico, es la expulsión del ser en gestación no viable antes del sexto mes; la medicina forense señala que es la expulsión prematura y violenta del embrión;
-El precepto penal expresa que es matar al producto en cualquier momento de la concepción.
-El embarazo no deseado por razones sociales, económicas o de salud, transformado en accidente que la mujer resuelve provocándose el aborto, con sus implicaciones morales y riesgos, es actitud cambiante, propia de todos los países del mundo que en estos años trituraron altos valores, a lo que se suma la dramática crisis que deforma y amenaza la vida.
-En México, el aborto adquiere perfiles singulares puesto que el hombre por su frecuente inmadurez y con desdén abandona mujer e hijos y los lanza impunemente hacia todas las miserias.
-A su vez, la mujer deja también el hogar para procurar el sustento y los hijos serán víctimas del abandono, con las consecuencias inherentes a su edad.
-¿Qué cantidad de abortos anualemente suceden en México?
-El auge del aborto en México
-dos millones de mujeres realizan esa práctica anualmente y casi la totalidad lo hace en forma ilegal con alto riesgo para su vida -se debe a la gran facilidad que la mujer tiene para que se lo provoquen. La facilidad es debida al dinero que obtienen quienes lo provocan, a la ninguna responsabilidad del abortador, ya que el "cuerpo del delito" jamás hace acto de presencia por razones que a nadie escapan. El día en que no fuera delito hacer abortos, los que tal hacen serían mucho más cautos, pues los "honorarios" correrían peligro de no ser cubiertos.
-Las causas en nuestro medio se atribuye: dos terceras partes se reparten entre el excesivo número de hijos y la situación económica a prevaleciente en los hogares; diez por ciento a desavenencias conyugales y quince por ciento por ocultación social; el otro cinco por ciento corresponde a razones terapéuticas.
-El aborto engendra la fabulosa industria de traficar con la práctica clandestina frente a la gran escala de embarazos fraudulentos: los que implican salvar honras y el que significa conservar la condición de mujer no embarazada para continuar ejercitando funciones de sociedad, de diversión, de placer, de conservacion de formas físicas. Ambas situaciones son las que proporcionan el máximo de ganancias a médicos, parteras o aficionados al procedimiento.
-No puede dejar de tomarse en cuenta que el incesante avance de la medicina y la consecuente reducción de las tasas de morbilidad y de mortalidad han creado un gigantesco conflicto: la explosión demográfica, que plantea desequilibrio profundo entre población y recursos alimenticios y de toda índole, la que preocupa tan hondamente al mundo actual, la que de manera indirecta repercute en agudo aspecto: hay cada día mayor número de embarazos no deseados.
-El aborto legalizado -mejor dicho, descriminalizado- como medio político para controlar la población y mejorar su estado social y económico, ha sido aceptado en varios países.
-En la actualidad, el 60% de la población mundial vive en países que tienen legalizado el aborto; para los demás sigue sendo inaceptable.
-Por lo pronto, la decisión
-suspendida por ahora- del gobierno de Chiapas de despenalizar el aborto ha provocado furibunda reacción de la reacción: criterios prearcaicos, curas, mochos que enseñan los diente. Pero lo que es claro es que el gobernador no patrocina por sí mismo la idea que ha tomado ya forma de medida legistlativa.
-¿De donde partió la iniciativa?
-El secretrio de Gobernación es
presidente del Conse Consejo Nacional de Población.
-¿Habrá sido él quien dio luz verde?
-Pero aquí, como dicen los priístas, hubo una evidente voluntad política imposible de ser contrariada.
-Chiapas pretende ser el laboratorio donde se ensaye la imprescindible medida hacia la política demográfica del país. El norte está muy influido por la nociva mentalidad anglosajona y en el Altiplano predominan los prejuicios y las vocaciones cristeras. Pero lo que no puede negarse ess que se trta de una acción de gobierno en beneficio de la salud y la vida de centenares de miles de mujeres condenadas a muerte, a la esterilidad, a profundos desequilibrios emocionales cuando acuden al aborto clandestino.
-Para el gobierno no es asunto de moral, de derecho, de libertad ciudadana o de conciencia: lo que le interesa en grado superlativo es frenar el excesivo crecimiento de la población y para lograr ese objetivo neomalthusiao no sirven las políticas de planeación familiar, que son a largo plazo y en un terreno de mayor desarrollo educativo popular, por lo cual se acude a esa medida extrema. La natalidaad desorbitada conduce inevitablemente al desamparo social e impone inversiones, cada día insuficientes, en srvicios públicos, en intentar formas de armonía para la integración socia.
-Las instituciones de seguridad social del país afrontan agudo y costoso problema con la práctica criminal del aborto. El costo promedio de día cama anda por arriba de 200,000 pesos; la intervención quirurgica, las transfusiones, la permanencia y la medicación antimicrobiana.
-¿Cuál podría ser la aplicación justa de ese gasto absurdo y creciente?
-La realidad social se impone. La descriminalización del aborto dejaría sin negocio a quienes introducen sondas en sórdido cuartucho, esa práctica taimada que es veta de oro para la cucharilla de médicos negados a todo lo honorable.
-El ejercicio legal del aborto debe ser ante todo un acto de conciencia y sobre la conciencia no se legisla. Hay un sinúmero de casos que justifican plenamente la necesidad de interrumpir la gestación dentro del límite de sus primeros 90 días: desde luego, los terapéuticas que ponen en peligro la vida de la madre: aquellos embarazos que son producto de la brutalidad, el odio y el asco de una violación y también, como acto de conciencia, aquellos embarazos no deseados por graves causas económicas o por móviles emocionales de poderosa índoe.
-La planeación familiar, emprendida como orientacion humana y consciente, encausea la profilxis ideal del embarazo, pero impone elevación de nivel vital y educativo para las clases sociales más débiles. Proporcionar a las mujeres informació informaciones razonables para problemas de reproducción, preparándolas a la vez para cumplir responsabilidades familiares, serían las únicas soluciones verdadras para este gravísimo problema de slaud pública.
-Es fácil suponer que ellas respondan con dignidad; lo grave del asunto reside en la actitud frecuentísima del mexicano que se siente más hombre mientras más mujeres embaraza. Orgullo social: "ser padre de más, pero de mucho más de cuatro.
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-Desde lejanos tiempos, los problemas del aborto han apasionado a médicos, moralistas, sociólogos, sacerdotes y políticos, mujeres de la "alta" y proletarias. Todos ven el asunto con cristales de distinto color y cada cual opina que el color justo es el suyo.
-Para unos, es prescripción absoluta fuera de la menor discusión: para ellos, ni la ineludible muerte de la madre es razón para justificar la medida.
-Otros y otras, ven el aborto como algo natural, sencillo, instrascendente, de resolución inmediata.
-Algunos se sitúan entre ambos bandos, meditan y sueltan perogrulladas que no dicen sí ni dicen no.
-El aborto es uno de los temas más escabrosos que jamás podrá tener una reprobación o una aprobación unánimes, ya que los factores que entran en juego son asombrosamente variables.
-Desde el punto de vista médico, ¿qué es el aborto?
-En el concepto obstétrico, es la expulsión del ser en gestación no viable antes del sexto mes; la medicina forense señala que es la expulsión prematura y violenta del embrión;
-El precepto penal expresa que es matar al producto en cualquier momento de la concepción.
-El embarazo no deseado por razones sociales, económicas o de salud, transformado en accidente que la mujer resuelve provocándose el aborto, con sus implicaciones morales y riesgos, es actitud cambiante, propia de todos los países del mundo que en estos años trituraron altos valores, a lo que se suma la dramática crisis que deforma y amenaza la vida.
-En México, el aborto adquiere perfiles singulares puesto que el hombre por su frecuente inmadurez y con desdén abandona mujer e hijos y los lanza impunemente hacia todas las miserias.
-A su vez, la mujer deja también el hogar para procurar el sustento y los hijos serán víctimas del abandono, con las consecuencias inherentes a su edad.
-¿Qué cantidad de abortos anualemente suceden en México?
-El auge del aborto en México
-dos millones de mujeres realizan esa práctica anualmente y casi la totalidad lo hace en forma ilegal con alto riesgo para su vida -se debe a la gran facilidad que la mujer tiene para que se lo provoquen. La facilidad es debida al dinero que obtienen quienes lo provocan, a la ninguna responsabilidad del abortador, ya que el "cuerpo del delito" jamás hace acto de presencia por razones que a nadie escapan. El día en que no fuera delito hacer abortos, los que tal hacen serían mucho más cautos, pues los "honorarios" correrían peligro de no ser cubiertos.
-Las causas en nuestro medio se atribuye: dos terceras partes se reparten entre el excesivo número de hijos y la situación económica a prevaleciente en los hogares; diez por ciento a desavenencias conyugales y quince por ciento por ocultación social; el otro cinco por ciento corresponde a razones terapéuticas.
-El aborto engendra la fabulosa industria de traficar con la práctica clandestina frente a la gran escala de embarazos fraudulentos: los que implican salvar honras y el que significa conservar la condición de mujer no embarazada para continuar ejercitando funciones de sociedad, de diversión, de placer, de conservacion de formas físicas. Ambas situaciones son las que proporcionan el máximo de ganancias a médicos, parteras o aficionados al procedimiento.
-No puede dejar de tomarse en cuenta que el incesante avance de la medicina y la consecuente reducción de las tasas de morbilidad y de mortalidad han creado un gigantesco conflicto: la explosión demográfica, que plantea desequilibrio profundo entre población y recursos alimenticios y de toda índole, la que preocupa tan hondamente al mundo actual, la que de manera indirecta repercute en agudo aspecto: hay cada día mayor número de embarazos no deseados.
-El aborto legalizado -mejor dicho, descriminalizado- como medio político para controlar la población y mejorar su estado social y económico, ha sido aceptado en varios países.
-En la actualidad, el 60% de la población mundial vive en países que tienen legalizado el aborto; para los demás sigue sendo inaceptable.
-Por lo pronto, la decisión
-suspendida por ahora- del gobierno de Chiapas de despenalizar el aborto ha provocado furibunda reacción de la reacción: criterios prearcaicos, curas, mochos que enseñan los diente. Pero lo que es claro es que el gobernador no patrocina por sí mismo la idea que ha tomado ya forma de medida legistlativa.
-¿De donde partió la iniciativa?
-El secretrio de Gobernación es
presidente del Conse Consejo Nacional de Población.
-¿Habrá sido él quien dio luz verde?
-Pero aquí, como dicen los priístas, hubo una evidente voluntad política imposible de ser contrariada.
-Chiapas pretende ser el laboratorio donde se ensaye la imprescindible medida hacia la política demográfica del país. El norte está muy influido por la nociva mentalidad anglosajona y en el Altiplano predominan los prejuicios y las vocaciones cristeras. Pero lo que no puede negarse ess que se trta de una acción de gobierno en beneficio de la salud y la vida de centenares de miles de mujeres condenadas a muerte, a la esterilidad, a profundos desequilibrios emocionales cuando acuden al aborto clandestino.
-Para el gobierno no es asunto de moral, de derecho, de libertad ciudadana o de conciencia: lo que le interesa en grado superlativo es frenar el excesivo crecimiento de la población y para lograr ese objetivo neomalthusiao no sirven las políticas de planeación familiar, que son a largo plazo y en un terreno de mayor desarrollo educativo popular, por lo cual se acude a esa medida extrema. La natalidaad desorbitada conduce inevitablemente al desamparo social e impone inversiones, cada día insuficientes, en srvicios públicos, en intentar formas de armonía para la integración socia.
-Las instituciones de seguridad social del país afrontan agudo y costoso problema con la práctica criminal del aborto. El costo promedio de día cama anda por arriba de 200,000 pesos; la intervención quirurgica, las transfusiones, la permanencia y la medicación antimicrobiana.
-¿Cuál podría ser la aplicación justa de ese gasto absurdo y creciente?
-La realidad social se impone. La descriminalización del aborto dejaría sin negocio a quienes introducen sondas en sórdido cuartucho, esa práctica taimada que es veta de oro para la cucharilla de médicos negados a todo lo honorable.
-El ejercicio legal del aborto debe ser ante todo un acto de conciencia y sobre la conciencia no se legisla. Hay un sinúmero de casos que justifican plenamente la necesidad de interrumpir la gestación dentro del límite de sus primeros 90 días: desde luego, los terapéuticas que ponen en peligro la vida de la madre: aquellos embarazos que son producto de la brutalidad, el odio y el asco de una violación y también, como acto de conciencia, aquellos embarazos no deseados por graves causas económicas o por móviles emocionales de poderosa índoe.
-La planeación familiar, emprendida como orientacion humana y consciente, encausea la profilxis ideal del embarazo, pero impone elevación de nivel vital y educativo para las clases sociales más débiles. Proporcionar a las mujeres informació informaciones razonables para problemas de reproducción, preparándolas a la vez para cumplir responsabilidades familiares, serían las únicas soluciones verdadras para este gravísimo problema de slaud pública.
-Es fácil suponer que ellas respondan con dignidad; lo grave del asunto reside en la actitud frecuentísima del mexicano que se siente más hombre mientras más mujeres embaraza. Orgullo social: "ser padre de más, pero de mucho más de cuatro.
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El Aborto
-La preñez es un fenómeno biológico que se inicia en el instante en que el espermatozoide fecunda el óvulo y se forma el zigoto. La gestación se prolonga por nueve meses y termina con el nacimiento del nuevo ser. Ahora bien, ¿qué pasa si una mujer no desea el hijo que viene?
-Procede a efectuar el aborto o sea lo que nuestro código penal define como "la muerte del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez". Ahora bien, el aborto es uno de los temas más escabrosos que jamás podrá tener una reprobación o una aprobación unánimes, ya que los factores que entran en juego son asombrosamente variables.
-Desde lejanos tiempos, los problemas del aborto han apasionado a médicos, moralistas, sociólogos, sacerdotes y políticos, mujeres de la "alta" y proletarias. Todos ven el asunto con cristales de distinto color y cada cual opina que el color justo es el suyo.
-Para unos, es prescripción absoluta fuera de la menor discusión: para ellos, ni la ineludible muerte de la madre es razón para justificar la medida.
-¿No me podrías hacer una breve reseña del aborto a través de la historia?
-En la antigua India, las leyes obligaban a abortar a la mujer de casta elevada que caía en falta con un hombre de casta inferior. Ese aborto tenía el propósito de mantener la pureza de la sangre en las castas elevadas.
En la antigua Grecia el aborto no era deshonesto ni delictivo, su práctica era relativamente normal y los filósofos lo consideraban como un aspecto natural de la libertad.
En Roma era permitido al esposo practicar el aborto de su mujer como derivación del concepto patrimonial sobre los hijos.
Mas tarde, bajo el emperador Severo, se le castigó con destierro cuando la mujer moría a consecuencia del aborto. Pero en ningún caso era castigada la mujer.
El Cristianismo introdujo nuevos conceptos en relación con el aborto, considerándolo un pecado gravísimo por condenar al limbo a una alma no redimida por las aguas del bautismo.
Esta idea religiosa fue incorporada a las legislaciones penales que comenzaron a castigar el aborto con la máxima severidad.
En España la ley castigaba con muerte o ceguera a los que mataban a sus hijos "antes o después del nacimiento", así como a los que proporcionaban hierbas abortivas.
En Francia, conforme a un edicto de Enrique II, se castigaba con muerte a las mujeres por el solo hecho de ocultar su embarazo.
Tal situación fue abolida en el siglo XVIII, pero el aborto continuó castigándose con la máxima severidad. Esa severidad provocó un movimiento intelectual en contra de la excesiva penalidad del aborto, sobre todo tratándose de mujeres que abortan para evitar las consecuencias de ser madres solteras.
A partir de entonces, todas las legislaciones fueron aceptando disminuir las penas correspondientes al aborto, y algunas llegaron a abolirlo definitivamente.
En la actualidad, el 60% de la población mundial vive en países que tienen legalizado el aborto; para los demás sigue siendo inaceptable.
-¿Cómo se trata el aborto en México?
-En México, el código penal vigente en el Distrito Federal trata de proteger la vida del ser en formación castigando con prisión de uno a tres años al que hiciere abortar a una mujer con su consentimiento.
Si la hace abortar sin su consentimiento, mediante violencia física o moral, la pena asciende de seis a ocho años de cárcel.
Cuando la madre practica o consciente su aborto para salvaguardar "su honor", le corresponden de seis meses a un año de cárcel.
Si el aborto se consuma con consentimiento, pero no esta en peligro su honor, la pena se eleva de uno a cinco años. En cambio, no tienen penalidad alguna los abortos que se realizan por prescripción y bajo vigilancia médica.
Se protege el derecho de la madre a la maternidad cuando el aborto se realiza sin su consentimiento.
Cuando el embarazo es resultado de una violación, la ley autoriza la práctica del aborto, como medida absolutamente justa, ya que libera a la mujer de los terribles efectos de un bárbaro atropello pues se considera que nada puede justificar que se imponga a la mujer una maternidad odiosa, que de vida a un ser que le recuerde eternamente el horrible episodio de su violación.
Nuestro código precisa también la posibilidad del aborto necesario, que es aquel que se impone para salvar la vida de la embarazada.
En este caso, la ley se enfrenta a un conflicto entre dos distintos intereses: La vida de la madre y la vida del ser en formación.
-Aunque la Iglesia Católica impone a la mujer la obligación de una maternidad heroíca con peligro de su misma vida, si es menester.
En cambio, el derecho ante la disyuntiva de sacrificar una vida en detrimento de otra, opta por conservar la más importante, que es la madre.
-¿Cuáles son los argumentos principales que se esgrimen para legalizar el aborto?
-Quizás el principal argumento es que antes del nacimiento el feto es sólo una parte de la madre, una víscera más dentro de su organismo, una porción de su cuerpo.
Otro argumento a favor del aborto es el que alega que la esfera de la moral sexual es un terreno vedado al legislador; el aborto podrá parecer a algunos inmoral, pero no debe constituir una infracción penal.
En este caso, reza el argumento, castigar con cárcel a la mujer que aborta voluntariamente, es invadir la esfera de su libertad personal y confundir la moral con el derecho.
Para este caso conviene el establecer una diferencia muy clara entre el aborto como hecho inmoral, el aborto como conducta delictiva.
Suprimir una vida en gestación constituye una conducta inmoral pero de ninguna manera como un hecho delictuoso que deba castigarse con cárcel.
-Y, ¿cuáles son los argumentos principales que se esgrimen para no legalizar el aborto?
-En favor del aborto como delito algunos moralistas manifiestan que si bien muy pocos casos llegan a los tribunales, tampoco se puede conocer el número de personas que intimidadas por la pena se abstienen de practicarlo. -También dicen que el aborto representa un serio peligro para la salud y la vida de la mujer aún practicada higiénicamente.
-Por otro lado, los poquísimos casos que llegan a los tribunales, casi siempre escapan a las sanciones por que es muy difícil comprobarlos.
Los participantes en un aborto, comenzando por la madre, tienen interés en ocultarlo para evitar la represión.
Cuando la mujer decide revelar el secreto, los abortadores pueden defenderse afirmando que la madre llegó a sus manos con señales de un aborto consumado o en pleno proceso.
En tales condiciones, el delito de aborto no pasa de ser un precepto inútil, anticuado e inoperante.
La verdad es que la amenaza penal es impotente para frenar el aborto, que se ha practicado se sigue practicando a pesar del castigo.
La mayoría de los abortos quedan impunes, por la imposibilidad de denunciarlos.
-Las mujeres que disponen de recursos económicos abundantes pueden hacerse abortar en clínicas elegantes por médicos competentes. En cambio, las muchachas pobres tienen que caer en manos de practicantes que las explotan y ponen en peligro sus vidas y en caso de ser descubiertos se justifican diciendo que eran necesarios.
Esta es una gravísima injusticia que solo puede borrarse suprimiendo los códigos penales.
-El delito de abortar debe abolirse, pues está demostrado que sólo sirve para encarecer los honorarios de los médicos que lo practican.
-En síntesis, Emilio, las mujeres que disponen de recursos económicos desahogados pueden hacerse abortar en clínicas buenas por médicos competentes y las pobres tienen que caer en manos de gente sin escrúpulos que las explota poniendo en peligro sus vidas. Me parece que esta es una gravísima injusticia, que debe eliminarse suprimiendo en los códigos penales el delito de aborto. Yo creo que todas las mujeres debemos poder acudir a las clínicas del Estado y del seguro social, en demanda de ayuda cuando la necesitemos. ¿Qué opinas de lo que digo, Emilio?
-Qué tienes razón, pero, sin ser partidario del aborto, creo que lo mejor sería que las mujeres que no deseen ser madres puedan acudir a cualesquiera de los innumerables métodos anticonceptivos que se conocen.
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-Procede a efectuar el aborto o sea lo que nuestro código penal define como "la muerte del producto de la concepción en cualquier momento de la preñez". Ahora bien, el aborto es uno de los temas más escabrosos que jamás podrá tener una reprobación o una aprobación unánimes, ya que los factores que entran en juego son asombrosamente variables.
-Desde lejanos tiempos, los problemas del aborto han apasionado a médicos, moralistas, sociólogos, sacerdotes y políticos, mujeres de la "alta" y proletarias. Todos ven el asunto con cristales de distinto color y cada cual opina que el color justo es el suyo.
-Para unos, es prescripción absoluta fuera de la menor discusión: para ellos, ni la ineludible muerte de la madre es razón para justificar la medida.
-¿No me podrías hacer una breve reseña del aborto a través de la historia?
-En la antigua India, las leyes obligaban a abortar a la mujer de casta elevada que caía en falta con un hombre de casta inferior. Ese aborto tenía el propósito de mantener la pureza de la sangre en las castas elevadas.
En la antigua Grecia el aborto no era deshonesto ni delictivo, su práctica era relativamente normal y los filósofos lo consideraban como un aspecto natural de la libertad.
En Roma era permitido al esposo practicar el aborto de su mujer como derivación del concepto patrimonial sobre los hijos.
Mas tarde, bajo el emperador Severo, se le castigó con destierro cuando la mujer moría a consecuencia del aborto. Pero en ningún caso era castigada la mujer.
El Cristianismo introdujo nuevos conceptos en relación con el aborto, considerándolo un pecado gravísimo por condenar al limbo a una alma no redimida por las aguas del bautismo.
Esta idea religiosa fue incorporada a las legislaciones penales que comenzaron a castigar el aborto con la máxima severidad.
En España la ley castigaba con muerte o ceguera a los que mataban a sus hijos "antes o después del nacimiento", así como a los que proporcionaban hierbas abortivas.
En Francia, conforme a un edicto de Enrique II, se castigaba con muerte a las mujeres por el solo hecho de ocultar su embarazo.
Tal situación fue abolida en el siglo XVIII, pero el aborto continuó castigándose con la máxima severidad. Esa severidad provocó un movimiento intelectual en contra de la excesiva penalidad del aborto, sobre todo tratándose de mujeres que abortan para evitar las consecuencias de ser madres solteras.
A partir de entonces, todas las legislaciones fueron aceptando disminuir las penas correspondientes al aborto, y algunas llegaron a abolirlo definitivamente.
En la actualidad, el 60% de la población mundial vive en países que tienen legalizado el aborto; para los demás sigue siendo inaceptable.
-¿Cómo se trata el aborto en México?
-En México, el código penal vigente en el Distrito Federal trata de proteger la vida del ser en formación castigando con prisión de uno a tres años al que hiciere abortar a una mujer con su consentimiento.
Si la hace abortar sin su consentimiento, mediante violencia física o moral, la pena asciende de seis a ocho años de cárcel.
Cuando la madre practica o consciente su aborto para salvaguardar "su honor", le corresponden de seis meses a un año de cárcel.
Si el aborto se consuma con consentimiento, pero no esta en peligro su honor, la pena se eleva de uno a cinco años. En cambio, no tienen penalidad alguna los abortos que se realizan por prescripción y bajo vigilancia médica.
Se protege el derecho de la madre a la maternidad cuando el aborto se realiza sin su consentimiento.
Cuando el embarazo es resultado de una violación, la ley autoriza la práctica del aborto, como medida absolutamente justa, ya que libera a la mujer de los terribles efectos de un bárbaro atropello pues se considera que nada puede justificar que se imponga a la mujer una maternidad odiosa, que de vida a un ser que le recuerde eternamente el horrible episodio de su violación.
Nuestro código precisa también la posibilidad del aborto necesario, que es aquel que se impone para salvar la vida de la embarazada.
En este caso, la ley se enfrenta a un conflicto entre dos distintos intereses: La vida de la madre y la vida del ser en formación.
-Aunque la Iglesia Católica impone a la mujer la obligación de una maternidad heroíca con peligro de su misma vida, si es menester.
En cambio, el derecho ante la disyuntiva de sacrificar una vida en detrimento de otra, opta por conservar la más importante, que es la madre.
-¿Cuáles son los argumentos principales que se esgrimen para legalizar el aborto?
-Quizás el principal argumento es que antes del nacimiento el feto es sólo una parte de la madre, una víscera más dentro de su organismo, una porción de su cuerpo.
Otro argumento a favor del aborto es el que alega que la esfera de la moral sexual es un terreno vedado al legislador; el aborto podrá parecer a algunos inmoral, pero no debe constituir una infracción penal.
En este caso, reza el argumento, castigar con cárcel a la mujer que aborta voluntariamente, es invadir la esfera de su libertad personal y confundir la moral con el derecho.
Para este caso conviene el establecer una diferencia muy clara entre el aborto como hecho inmoral, el aborto como conducta delictiva.
Suprimir una vida en gestación constituye una conducta inmoral pero de ninguna manera como un hecho delictuoso que deba castigarse con cárcel.
-Y, ¿cuáles son los argumentos principales que se esgrimen para no legalizar el aborto?
-En favor del aborto como delito algunos moralistas manifiestan que si bien muy pocos casos llegan a los tribunales, tampoco se puede conocer el número de personas que intimidadas por la pena se abstienen de practicarlo. -También dicen que el aborto representa un serio peligro para la salud y la vida de la mujer aún practicada higiénicamente.
-Por otro lado, los poquísimos casos que llegan a los tribunales, casi siempre escapan a las sanciones por que es muy difícil comprobarlos.
Los participantes en un aborto, comenzando por la madre, tienen interés en ocultarlo para evitar la represión.
Cuando la mujer decide revelar el secreto, los abortadores pueden defenderse afirmando que la madre llegó a sus manos con señales de un aborto consumado o en pleno proceso.
En tales condiciones, el delito de aborto no pasa de ser un precepto inútil, anticuado e inoperante.
La verdad es que la amenaza penal es impotente para frenar el aborto, que se ha practicado se sigue practicando a pesar del castigo.
La mayoría de los abortos quedan impunes, por la imposibilidad de denunciarlos.
-Las mujeres que disponen de recursos económicos abundantes pueden hacerse abortar en clínicas elegantes por médicos competentes. En cambio, las muchachas pobres tienen que caer en manos de practicantes que las explotan y ponen en peligro sus vidas y en caso de ser descubiertos se justifican diciendo que eran necesarios.
Esta es una gravísima injusticia que solo puede borrarse suprimiendo los códigos penales.
-El delito de abortar debe abolirse, pues está demostrado que sólo sirve para encarecer los honorarios de los médicos que lo practican.
-En síntesis, Emilio, las mujeres que disponen de recursos económicos desahogados pueden hacerse abortar en clínicas buenas por médicos competentes y las pobres tienen que caer en manos de gente sin escrúpulos que las explota poniendo en peligro sus vidas. Me parece que esta es una gravísima injusticia, que debe eliminarse suprimiendo en los códigos penales el delito de aborto. Yo creo que todas las mujeres debemos poder acudir a las clínicas del Estado y del seguro social, en demanda de ayuda cuando la necesitemos. ¿Qué opinas de lo que digo, Emilio?
-Qué tienes razón, pero, sin ser partidario del aborto, creo que lo mejor sería que las mujeres que no deseen ser madres puedan acudir a cualesquiera de los innumerables métodos anticonceptivos que se conocen.
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sábado, 8 de agosto de 2009
La Obra Maestra
Hace muchos años se le encargó a un célebre pintor, para la catedral de una ciudad de Sicilia, un fresco cuyo asunto había de tomarse de la vida de Cristo.
Por espacio de varios años el artista trabajó en su obra hasta casi terminarla. Faltábanle sólo las dos figuras más importantes: el Niño Jesús y Judas Iscariote.
Buscó afanosamente sendos modelos para ambos personajes sin encontrarlos, hasta que un día, al caminar por un barrio apartado de la ciudad, tropezó con unos niños que jugaban en la calle.
Habían entre ellos un niño como de doce años, cuyo rostro hizo dar un vuelco al corazón del pintor. Aquel semblante era el de un serafín. Tenía las facciones que tanto había buscado.
Llevóse el artista consigo al niño, y logró que se sentara pacientemente horas y horas, por espacio de varios días, hasta que, de su pincel salió, angélico y perfecto, el rostro del Niño Jesús.
Pero transcurrió varios años sin que el artista lograra encontrar el modelo para el retrato de Judas. Parecía que tendría que dejar inconclusa su obra maestra.
Divulgóse por todos los ámbitos del país la noticia, y acudieron de todas partes muchos hombres que creían tener aspecto de fealdad necesaria.
Pero en ninguna de aquellas feas y repelentes caras descubrió el artista la expresión que él deseaba de su soñado Judas: el aire indescriptible de un hombre en cuyo corazón la codicia y el ansia de poder van destilando, hasta hacerlo rebosar en obras infernales, de la envidia y el veneno del mal.
Y sucedió un día que en la taberna en que se hallaba paladeando vaso de buen vino, penetró, tambaleándose, un hombre andrajoso y apenas atravesó el umbral, dio de bruces en el suelo a tiempo que pedía con ronca voz: "¡vino!... ¡vino!"
Alzó el pintor al caído y, al verle el rostro, se estremeció de pies a cabeza. En aquella cara habían dejado su huella siniestra todos los pecados.
Presa de gran agitación, ayudó el pintor al borracho a ponerse en pie.
-Ven conmigo- le dijo- y te daré, todo el vino que quieras... y comida... y ropa... Había encontrado, por fin, el modelo para su Judas.
Durante muchas horas trabajó el pintor para concluir su obra maestra.
Y a medida que avanzaba el trabajo, el indigente ponía una extraña y tensa atención. Clavaba los ojos en su propia efigie con una especie de creciente horror.
Un día, como advirtiese la emoción de su modelo, no pudo el pintor menos que preguntarle:
-Hijo mí, ¿qué te ocurre?.. ¿con qué puedo calmar tu sobresalto?
El modelo rompió en sollozos, y ocultó el rostro entre las manos. Al cabo de un rato, levantó los ojos implorantes al anciano maestro, y le dijo:
-¿No os acordáis de mí?... Yo soy aquél que, hace años, os serví de para vuestro Niño Jesús...
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Por espacio de varios años el artista trabajó en su obra hasta casi terminarla. Faltábanle sólo las dos figuras más importantes: el Niño Jesús y Judas Iscariote.
Buscó afanosamente sendos modelos para ambos personajes sin encontrarlos, hasta que un día, al caminar por un barrio apartado de la ciudad, tropezó con unos niños que jugaban en la calle.
Habían entre ellos un niño como de doce años, cuyo rostro hizo dar un vuelco al corazón del pintor. Aquel semblante era el de un serafín. Tenía las facciones que tanto había buscado.
Llevóse el artista consigo al niño, y logró que se sentara pacientemente horas y horas, por espacio de varios días, hasta que, de su pincel salió, angélico y perfecto, el rostro del Niño Jesús.
Pero transcurrió varios años sin que el artista lograra encontrar el modelo para el retrato de Judas. Parecía que tendría que dejar inconclusa su obra maestra.
Divulgóse por todos los ámbitos del país la noticia, y acudieron de todas partes muchos hombres que creían tener aspecto de fealdad necesaria.
Pero en ninguna de aquellas feas y repelentes caras descubrió el artista la expresión que él deseaba de su soñado Judas: el aire indescriptible de un hombre en cuyo corazón la codicia y el ansia de poder van destilando, hasta hacerlo rebosar en obras infernales, de la envidia y el veneno del mal.
Y sucedió un día que en la taberna en que se hallaba paladeando vaso de buen vino, penetró, tambaleándose, un hombre andrajoso y apenas atravesó el umbral, dio de bruces en el suelo a tiempo que pedía con ronca voz: "¡vino!... ¡vino!"
Alzó el pintor al caído y, al verle el rostro, se estremeció de pies a cabeza. En aquella cara habían dejado su huella siniestra todos los pecados.
Presa de gran agitación, ayudó el pintor al borracho a ponerse en pie.
-Ven conmigo- le dijo- y te daré, todo el vino que quieras... y comida... y ropa... Había encontrado, por fin, el modelo para su Judas.
Durante muchas horas trabajó el pintor para concluir su obra maestra.
Y a medida que avanzaba el trabajo, el indigente ponía una extraña y tensa atención. Clavaba los ojos en su propia efigie con una especie de creciente horror.
Un día, como advirtiese la emoción de su modelo, no pudo el pintor menos que preguntarle:
-Hijo mí, ¿qué te ocurre?.. ¿con qué puedo calmar tu sobresalto?
El modelo rompió en sollozos, y ocultó el rostro entre las manos. Al cabo de un rato, levantó los ojos implorantes al anciano maestro, y le dijo:
-¿No os acordáis de mí?... Yo soy aquél que, hace años, os serví de para vuestro Niño Jesús...
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Dos Hermanas
Un día soleado, dos hermanas llamadas Belleza y Fealdad decidieron salir juntas a pasear.
Al pasar junto al río, sintieron deseos de tomar un baño, bajo el fuerte sol de verano; así que se despojaron de sus ropas y entraron lentamente a las aguas.
Juguetearon, salpicaron con sus saltos dentro del agua y rieron hasta ya avanzada la tarde.
Al salir, se vistieron cometiendo una equivocación: Belleza se puso las ropas de Fealdad, y Fealdad se vistió con las ropas de Belleza...
Hoy en día la gente sigue confundiéndolas...
"La verdadera Belleza o Fealdad de una persona, se observa en su corazón."
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Al pasar junto al río, sintieron deseos de tomar un baño, bajo el fuerte sol de verano; así que se despojaron de sus ropas y entraron lentamente a las aguas.
Juguetearon, salpicaron con sus saltos dentro del agua y rieron hasta ya avanzada la tarde.
Al salir, se vistieron cometiendo una equivocación: Belleza se puso las ropas de Fealdad, y Fealdad se vistió con las ropas de Belleza...
Hoy en día la gente sigue confundiéndolas...
"La verdadera Belleza o Fealdad de una persona, se observa en su corazón."
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