-Ahora que acabas de regresar de China, dime Marcela, ¿qué fue lo que más te impresionó?
-La pobreza.
-¿La pobreza?
-Sí, la pobreza. De acuerdo con el punto de vista occidental, sí. Los chinos son muy pobres. Lo cual es un gran consuelo.
-¡Oyeme no! Para mí la pobreza significa degradación y frustración. ¡Y a tí te causa un gran consuelo! ¿Cómo es eso?
-Estoy segura de eso, en el mundo occidental la pobreza no inspira consuelo. Inspira un sentido de opresión y un deseo de lucha. Fíjate en México hay gente pobre y gente rica. Los pobres son pobres porque hay ricos, y los ricos son ricos porque hay pobres. En China sólo hay pobres.
-¿Cómo es entonces la pobreza en China?
-Es una pobreza sin riqueza. Es, si te fijas bien, la condición normal del ser humano.
-No te entiendo, explícate por favor.
-Es muy simple. El ser humano nace sin nada. Al nacer, no es todavía un hombre. Para llegar a serlo debe hacerse de todas esas cosas que lo convierten en hombre. En otras palabras, es lo que distingue a un hombre de un animal. Y porque el hombre es casi enteramente un animal, a tal grado que uno se pregunta si vale la pena el esfuerzo por volverse hombre. Ahora bien, lo que se necesita para volverse hombre, está dentro de los límites de la pobreza, es la pobreza en sí, nada más y nada menos. Después de esos límites empieza la riqueza, o sea, lo superfluo. Es decir, la pobreza es la condición normal del hombre, pues la riqueza, lo superfluo, no lo hace más hombre de lo que lo hizo la pobreza.
-Entonces ser rico, de acuerdo contigo, ¿sería una condición anormal del hombre?
-No diría anormal sino inhumana.
-¿Y en qué consiste esa inhumanidad?
-Consiste en atribuirle una función importante a todo lo que es superfluo.
-¿No es importante lo superfluo entonces?
-Obviamente no. De otro modo no sería superfluo...
-Dime entonces, ¿cuándo es cuando el hombre trasciende de lo necesario, es decir lo humano, y pasa a lo superfluo, es decir lo inhumano?
-¡Mira, Emilio, los chinos, juzgando por lo que se ve en las calles, poseen lo necesario, pero no lo superfluo. Al menos por ahora. Como ya dije, son pobres. Y no puede uno dudar que su humanidad es completa, pero les falta algo que sólo puede obtenerse con la riqueza, es decir lo superfluo. Hace 50 años había chinos que eran tan pobres que no tenían nada y ricos que vivían en lo superfluo. Los pobres vívian en la degradación y los ricos eran inhumanos. Tan pronto como los ricos y lo superfluo desaparecieron, los pobres volvieron a ser seres humanos nuevamente, aunque casi no tenían nada.
-Aun así, yo creo que hay algo alegre, festivo y vital en la abundancia. Lo que tú llamas "necesario" puede ser humano. No lo niego. Pero es triste...
-No hay abundancia en el mundo moderno. Hay producción, que no es ni alegre, ni festivo, ni vital.
-¿Cuál es la diferencia entre abundancia y producción?
-La abundancia es un don de la naturaleza que no cuesta trabajo, dinero o tiempo. No se supone ser para el consumo, sino para la imaginación. En cambio, la producción cuesta tiempo, trabajo y dinero, y por lo tanto no es la abundancia. Es repetitiva, es decir, es la simpe multiplicación de un producto para el gran consumo.
-¿No crees tú que los chinos, si se les dice que su pobreza es la condición normal del hombre, podrían protestar?
-Probablemente la mayoría de los chinos quieren ser menos pobres o hasta ricos.
-Sí, correcto. Pero estoy hablando de China tal y como es hoy, formulando la riesgosa hipótesis de que no cambie. En otras palabras, para mí China es una Utopía que ha sido lograda, quizás involuntariamente. Quizás más tarde, China se convierta en un país como los otros, en los cuales hay pobres porque hay ricos y viceversa. Pero, por ahora, China es un país sin gente rica, es decir, un país donde la pobreza es sinónimo de normalidad.
-Ya veo. Así que la producción y el consumo más allá de lo que es necesario, son inhumanos. Pero, ¿quién decide qué es lo necesario para el hombre y qué no lo es?
-Los chinos, en otras palabras el sentido común.
-¿Tienes mucha confianza en el sentido común?
-Sí, creo en el sentido común de la gente común. Un día la gente común, llena de sentido común, se sentirá avergonzada de ser tan inhumana, o mejor dicho, de estar siendo tan deshumaizada por la riqueza. Y se despojará de todo lo superfluo, aun cuando los filósofos y los productores de los superfluo digan que está equivocada....
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martes, 15 de abril de 2008
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