lunes, 10 de noviembre de 2014

Viejo o Anciano


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VIEJO O ANCIANO



-Emilio, ¿son sinónimos los vocablos “viejo” y “anciano”?

-En realidad no, ya que el primero tiene conexión con la edad y el segundo con la experiencia: más aún, el viejo es achacoso, gruñón, egoísta y extravagante en tanto que el anciano es sabio, conocedor, pruedente, resignado y previsor.
-Esto ya lo sabia la voz popular puesto que no dice “anciano bolsa”, sino “viejo bolsa”, y lo mismo acontece con la eterna criticona, un tanto neurótica e histérica que es definida como “vieja bolsa”, y la comprensiva, tolerante y discreta recibe el calificativo de “venerable anciana”.
-La vejez o la ancianidad son, llanamente, desastrosas y en nada se modifica la cantidad de años acumulados si se les califica respetuosamente de admirable anciano o se les tilda de longevo achacoso o de provecto veterano, dado que, después de todo, la filosofía materialista afirma que todo cambio cuantitativo se convierte en modificación cualitativa, y de apolineo galán, los años convierten al mejor nacido en matusalénico ejemplar de la decadencia, o como alguien escribió alguna vez, “el hombre es el único animal que ha de verse horriblemente desfigurado por la vejez”.

-¿Se puede eso detener?

-No, pero no conviene que quienes rodeen al anciano se lo digan -¡como si no se diese cuenta por sí mismo!-, menos aún, hacer mofa, burla de sus opiniones: y, desde luego, jamás darles la impresión de ser una molesta e inútil carga para la economía de la familia.
-Al conotrario: hay que escucharlo, porque sus palabras encierran sensatez y experiencia, y ofrecerle la idea de que no solamente es aún útil, sino indispensable como parte integrante de la familia.
-Además, la profecía popular ha opinado desde miles de años atrás: “como me ves, te verás...”
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